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Bucaramanga
Lunes 09 de mayo de 2022 - 12:00 PM

Archivo Vanguardia: cuando era un plan ver despegar los aviones en Bucaramanga

Antigüamente en Bucaramanga existia el plan familiar de ir a ver despegar los aviones en el extinto aeropuerto Gómez Niño y posteriormente en el aeropuerto Palonegro. Vanguardia lo invita al 'tren de los recuerdos', para revivir dichas épocas.

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Los bumangueses guardan con nostalgia en su memoria los días en los que ir en familia, casi siempre los domingos, al aeropuerto a ver los aviones aterrizar y despegar era un plan infaltable. Empacar un pollo asado, un balón, una cometa y compartir en familia, era algo típico en la agenda de los nacidos en la 'ciudad bonita'.

A pesar de que hoy en día algunos citadinos continúan implementando esta 'aventura', no tiene tanto furor como hace 30 años.

El paseo al aeropuerto Palonegro

Algunos se retaban e iban a pie, otros tomaban la extinta ruta de Trans Girón (que dejó de tener dicho camino hasta el aeropuerto, entre otras cosas, por el costo del peaje), y otros pocos emprendian el viaje en su propio automovil. Después de pasar la tarde contemplando los aviones, acostumbraban a 'bajar' hasta el centro histórico de Girón, dejarse leer la mano por una gitana, o cambiar de ruta e ir a degustar obleas en Floridablanca.

"Recuerdo que tenía 15 o 16 años (1996) y mi papá tenía un bus de Trans Girón, el número 178, él cubría varios recorridos pero en especial la ruta al aeropuerto. Yo acompañé a mi papá a esa ruta en especial los domingos por mis estudios. La ruta al aeropuerto iniciaba allí, luego iba derecho (no bajaba por el poblado), pasaba por el puente el bueno, Coca cola, la Salle, Puerta del Sol, carrera 21 hasta la Quebradaseca y bajaba, hasta llegar a la Quebradaseca con 14 en Sanautos y terminaba el recorrido. Duraba 20 minutos y allí iniciaba el recorrido de regreso. Entraba por la carrera 15, Puerta del Sol y viceversa. Los domingos era el mejor día porque la gente llevaba ollas, balones, bolsas grandes y demás. E incluso hubo gente que esperaba en la Quebradaseca para iniciar el recorrido y viceversa al finalizar la tarde", comenta Jhon Alvaro Mantilla uno de los bumangueses que se unió a nuestro 'tren de los recuerdos' con su testimonio.

El Aeropuerto Palonegro ofrecía un mirador grande para todos los santandereanos que acudían al espectáculo. Según Juan Sierra, dicho mirador quedaba en el camino a la sala de abordaje, sin embargo aún quienes no iban a viajar, podían pasar a deleitar sus pupilas con los aviones de acero.

"En agosto mi papá hacía cometas y nos ibamos a elevar cometas al lado del aeropuerto, los aviones en el despegue nos brindaban el viento necesario para que las cometas subieran. El plan familiar era muy famoso, las rutas de Transgirón parecían buses turísticos".

Con el secuestro del avión 9463 de Avianca, el ingreso a los 'miradores' del aeropuerto Palonegro se restringieron. Esto porque la pistola que ingresó a la aeronave, aparentemente habría sido 'lanzada' desde uno de estos, evadiendo los controles de seguridad.

"La pistola la metieron al avión porque la tiraron desde el mirador. Allí la gente se atumultaba para despedir a los pasajeros, y en uno de esos momentos, aprovecharon para hacerlo. Con el cierre de ese sitio se fue perdiendo la magia del plan", comenta Juan Sierra.

La gastronomía dentro del paseo al aeropuerto era inolvidable, según las fuentes. Las famosas arepas de queso (que aún se encuentran en las instalaciones del aeropuerto Palonegro), los raspaos, y las obleas no podían faltar. Al rededor del aeropuerto se instalabn puestos ambulantes de mazorcas, chuzos y algodón de azucar.

Había un avión en particular que se robaba los alientos de los espectadores, el 727 de Avianca, el más ruidoso de todos.

"La emoción más grande de ese tiempo para mí era ver aterrizar o despegar el avión de Avianca, ya que era muy grande y hacía estremecer la tierra. También los aviones que estaban abandonados y que se podían ver desde la carretera", afirma Javier Andrés Caicedo, otro testigo del antigüo plan familiar.

El aeropuerto Gómez Niño, una atracción más antigua

Algunos bumangueses tienen los mismos recuerdos de ver despegar los aviones y disfrutar una tarde familiar, pero en otro lugar, el extinto aeropuerto Gómez Niño, que quedaba donde hoy esá ubicada la Ciudadela Real de Minas.

Las ‘colosales aves’ eran los aviones que entraban y salían del antiguo aeropuerto de Bucaramanga y que, con sus ruidos estruendosos, parecían el desatinado gemir de un gigante enfermo que gritaba en las ‘barbas’ de los vecindarios de la zona. Por aquella época las aeronaves idealizaron los sueños de las generaciones que crecieron en la Bucaramanga de los años 20, 30, 40, 50 y 60.

Es el caso de Edgar Garzón, quien recuerda que desde la casa de su padre en el barrio mutis se reunia con sus amigos de nueve o diez años, los fines de semana edades y llevaban merienda para ver aterrizar y despegar aviones.

"Alguna ocasión vimos una exhibición de paracaidismo del Ejercito. Nos colabamos por la cerca de puas, o a veces nuestro padre nos llevaba como en un paseo familiar", afirma Garzón.

Con el paso de las décadas el Gómez Niño ‘envejeció’. Mientras Bucaramanga se creció, sus pistas se quedaron pequeñas.

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Publicado por Tatiana Niño

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