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Bucaramanga
Domingo 26 de febrero de 2023 - 12:00 PM

Ejemplo de reconciliación: De los fusiles a las labores del campo en Bucaramanga

Exintegrantes de grupos armados se unieron para establecer un proyecto productivo en Bucaramanga, en el que cada uno tiene la misión de hacer brotar vida de la tierra para su sustento y el de sus compañeros.

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Tras la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc EP, el 26 de septiembre de 2016, los excombatientes que decidieron mantenerse en la legalidad fueron enviados a los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación, ETCR.

En estos sitios, a los miembros de este grupo armado se les brindó acceso a la tierra, vivienda y proyectos productivos para facilitar su adaptación a la vida civil.

Es así que Abel Gil Gutiérrez, un hombre nacido en el Sur de Bolívar pero con el arraigo de tener padres santandereanos, al dejar las armas fue enviado al ETCR de Carrizal, Antioquia, en donde perfeccionó los secretos de las labores del campo.

En 2017 salió de este lugar y se trasladó hacia el barrio Colorados de Bucaramanga, en donde sus padres llevaban más de 30 años de residencia.

“Llegué a trabajar como mototaxista porque así podía conocer la ciudad y asimismo empaparme de las problemáticas sociales como el trabajo informal, el transporte ‘pirata’ y la falta de vivienda y oportunidades que aquejan a muchos ciudadanos”, expresó Gil Gutiérrez.

Este hombre continuó trabajando y vivió varios meses en arriendo junto a su compañera sentimental, pero se le ocurrió la idea de poder aplicar lo aprendido durante su estadía en Antioquia en algún terreno de Bucaramanga.

Fue así como con los recursos de la renta básica que le otorgó el Gobierno por dejar las armas se compró un lote en la parte más alta de las montañas de Colorados y allí se estableció. Arrancó por construir un lugar para vivir y luego sembró algunas matas de plátano para que en cosecha le sirvieran de alimento.

Al ver la fertilidad de la tierra en la que se encontraba, llamó a otros excombatientes tanto de su grupo, como de otros, que algún día fueron sus adversarios en conflicto y establecieron un asentamiento humano al que bautizaron Prados del Norte de Colorados. Este sitio se ubica en inmediaciones de las veredas Angelinos y Santa Rita, en la capital de Santander.

El avance del proyecto

A pica y pala, los gestores de la iniciativa le fueron dando forma al terreno montañoso y determinaron que cada uno de ellos se dedicaría a la siembra de distintos productos o a la cría de animales con los que se pudiera sostener la alimentación de la comunidad.

Tras un recorrido por el asentamiento de estas personas se puede ver que cada una se apersonó de una parte del proyecto. En el terreno de Abel Gil hay cultivos de plátano artón y gallinas; por su parte, Martín Arias se apasionó con la cría de ganado vacuno y el pastoreo de camuros. También siembra yuca, plátano y yotas. Asimismo, Carlos Beltrán se dedicó a la cría de alevinos de cachama, bocachico, yamú y mojarra, que sembraron en una fuente de agua que pasa por una de las laderas del asentamiento y que, según ellos, fue recuperada para volverla productiva.

Allí también hay corrales con cerdos, gallinas ponedoras, plantas de cacao y se proyecta la siembra de otros árboles.

“Somos cinco reincorporados que sembramos alimentos y criamos animales, y que después compartimos con las personas que no tienen y asimismo para alimentarnos nosotros. Tenemos también proyectado sembrar aguacate tipo Lorena y Choquette, que es otra meta a corto plazo para el proyecto”, afirmó Gil Gutiérrez.

Los reincorporados aseguraron que la iniciativa productiva se financia con los recursos que recogieron tras cerca de seis años tras la firma del acuerdo de paz y que hoy por hoy se convirtió en su trabajo diario.

En tal sentido, Martín Arias Ortega, otro de los participantes del emprendimiento expresó que “me concentré a trabajar con los ‘animalitos’. Esto es en beneficio de toda la comunidad y por eso damos gracias a toda la gente que nos acogió y nos apoya. Es muy satisfactorio ver cómo el pasto que sembré al inicio ahora es la comida del ganado”.

El excombatiente confesó que “me da mucha alegría levantarme cada día y ver que estamos sembrando vida, que este era un terreno improductivo porque nadie sembraba, pero ahora que lo estamos haciendo nos damos cuenta de la fertilidad del mismo”.

Por su parte, Carlos Beltrán Gutiérrez, el criador de pescados aseguró que “cuando llegué de Antioquia a estas tierras vi mucha garantía por la cuestión del agua. Aunque bajaba muy poquita de las montañas, la limpiamos, la recuperamos y vimos posible el introducir peces, por eso, creamos unas especies de presas con desagüe para que crecieran los animales. Es una quebrada corriente y fluyente que nos beneficia y además debe seguir su curso para servir a otras comunidades aguas abajo”.

El líder de la iniciativa, Abel Gil, enfatizó en que “queremos demostrarle a los colombianos que después de la dejación de armas continuamos trabajando, esta vez, por llevar alimento a los más necesitados”.

En una próxima etapa, los labriegos quieren que sus productos sean comercializados en las plazas de mercado de Bucaramanga y con los recursos establecer, entre otros, espacios de esparcimiento y salón comunal.

Buscan legalizar sus viviendas

En el asentamiento humano Bosques del Norte de Colorados hay cerca de 50 viviendas, algunas construidas y otras en proceso de edificación.

En el terreno hay servicio de energía eléctrica, pero el lugar no cuenta con servicio de agua potable y alcantarillado.

Frente a esta situación, los excombatientes solicitaron a la Alcaldía de Bucaramanga que adelante las gestiones pertinentes para estudiar la viabilidad de legalización del asentamiento y así garantizar mayor calidad de vida para su comunidad.

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Publicado por Milton Velosa Araque

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