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Jueves 24 de septiembre de 2020 - 12:00 PM

El lado positivo de la cuarentena, que impactó en la calidad de vida

Vanguardia le cuenta cuáles fueron esas lecciones que se quedaron en la ciudad durante el confinamiento; de seguro, habrá más de un ciudadano comprometido en trabajar desde su propio comportamiento para garantizar que se prolonguen en el tiempo.

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Bucaramanga, durante el confinamiento, logró una significativa reducción en la emisión de gases contaminantes que afectan la calidad del aire (Fotos: Jaime del Río / VANGUARDIA)
Bucaramanga, durante el confinamiento, logró una significativa reducción en la emisión de gases contaminantes que afectan la calidad del aire (Fotos: Jaime del Río / VANGUARDIA)

Bucaramanga, durante el confinamiento, logró una significativa reducción en la emisión de gases contaminantes que afectan la calidad del aire (Fotos: Jaime del Río / VANGUARDIA)

La llegada de la pandemia obligó a que los bumangueses cambiaran sus rutinas y estilos de vida, sin previo aviso ni preparación.

Gran parte de la población se quedó ‘encerrada’ y desde ahí afrontó tiempos difíciles, de incertidumbre y de zozobra; pero, mientras esos días pasaban y nuestro comportamiento era otro, afuera, en la zona urbana y rural de la ciudad, sucedían cosas que parecían imposibles de lograr y que hoy valen la pena resaltarlas para hacer un poco de esfuerzo, mantenerlas y no dejar que sea cuestión de un momento.

Y es que, así como muchos usaron este tiempo para transformar sus hábitos alimenticios, ayudar a quienes más lo necesitaban, crear nuevas formas de ingresos económicos y aumentar las rutinas de ejercicios; Bucaramanga y su biodiversidad, también aprovechaban para aliviarse un poco de los efectos de la contaminación, el actuar irracional contra los ecosistemas, la falta de cultura vial y el manejo inadecuado de los residuos sólidos.

En este orden de ideas, lo que se quiere demostrar aquí es que la pandemia fue un catalizador para generar transformaciones que hoy dan un brillo de esperanza para lograr una mejor ciudad, una ciudad más limpia, más amable, más sostenible y con grandes oportunidades para todos, especialmente para las futuras generaciones.

Sin embargo, depende de cada quien seguir con estos transición o acabar con lo poco que se logró.

Aire más puro

El 14 de marzo pasado, la Alcaldía de Bucaramanga decretó ‘pico y placa ambiental’ debido a los altos niveles de polución. La calidad del aire, tan solo en ese mes, tuvo una variación entre dañina para la salud de grupos sensibles (niños, mujeres embarazadas y adultos mayores) y dañina para la salud de la población en general. Las autoridades estaban en alerta.

Aunque la medida duró tan solo unos días, porque luego se decretó el aislamiento preventivo obligatorio, la suspensión de actividades en algunas fábricas y los vehículos sin encender lograron esa caída de la contaminación atmosférica que tanto se buscaba. De marzo a mayo, cerca del 40% de los automotores abandonaron las vías a causa del aislamiento.

Según datos obtenidos del Sistema de Vigilancia de Calidad del Aire, del Área Metropolitana de Bucaramanga, AMB, para los últimos días de marzo, entre 50% y 60% se bajó la concentración de dióxido de nitrógeno (NO2), el principal contaminante relacionado con el tráfico urbano. Para abril y mayo, se mantuvo este promedio de reducción en la estación de Lagos I, en Floridablanca; mientras que, en la estación de la Ciudadela, en Bucaramanga, se llegó al 40%.

En este sentido, lo que expertos recomiendan es que las personas utilicen menos sus vehículos y prefieran los medios alternativos, ya que esto contribuye a la disminución de gases nocivos.

Impulso a la economía

Durante estos seis meses de pandemia, la creatividad, la innovación y la imaginación no dejaron vencer a quienes creían que pasaban por el peor momento de sus vidas.

Este fue el tiempo de apoyar la producción local, de generar espacios de formación y formalización para los emprendimientos y las ideas de negocio; pues, aunque los niveles de desempleo aumentaron, muchos decidieron no quedarse de brazos cruzados.

De acuerdo con el informe del Observatorio de Competitividad de la Cámara de Comercio de Bucaramanga, durante este 2020 se han matriculado 12.445 empresas.

Entre mayo y julio, tan solo en Santander, se creó un 23% más de empresas que en el mismo periodo de 2019.

El 99,6% de esas nuevas empresas matriculadas son microempresas y sus actividades económicas están centradas en comercio, servicios e industrias.

Animales libres

Los animales silvestres encontraron su libertad, mientras las personas seguían encerradas. De hecho, a las aves se les escuchó su canto más duro y aparecieron especies con ganas de explorar la ciudad.

Juan Sebastián Mejía Gómez, médico veterinario encargado del Centro de Atención y Valoración de la Cdmb, explicó que este aislamiento fue aprovechado por los ecosistemas para conservarse y permitir que los animales regresaran a lugares de donde habían sido desplazados.

No obstante, confirmó que este tiempo de inactividad humana fue clave para la disminución del tráfico de fauna silvestre, debido a que las medidas restrictivas impedían que las personas viajaran o se movilizaran hasta aquellos puntos donde se podían conseguir las especies para utilizarlas como fuentes de ingreso.

“Parte de este tráfico se utiliza para ingesta de carnes. El consumo de fauna silvestre puede generar patologías como lepra, lupus, colibacilosis y la salmonella”, indicó. Mejía Gómez.

Quien recordó que nuestro hogar no es el hogar de estas especies que cumplen un ciclo biológico que se debe respetar.

Durante la pandemia se incautaron 2.750 kilos de carne de chigüiro y se incautaron 8 especies de fauna silvestre, en jurisdicción de la Cdmb.

Menos basura

La cantidad de residuos sólidos dispuestos en los sitios de disposición final disminuyeron. De hecho, las cifras de El Carrasco estuvieron entre las más representativas del país. Entre abril y junio de 2020, según la Superservicios, se obtuvo una reducción en promedio diario del 14%.

Pedro José Salazar, gerente de la Empresa de Aseo de Bucaramanga, indicó que en abril se tuvo un descenso del 16% y en mayo del 12%, con respecto a la disposición final de basura que se deposita en el relleno sanitario, por parte de los 16 municipios.

Con respecto al aprovechamiento de residuos sólidos en abril y mayo se mantuvieron los mismos niveles que en 2019. La Emab recoge un poco más de 2 toneladas, en junio se tuvo un leve descenso.

Sin embargo, dice Salazar, ya se está regresando a las 2,5 toneladas día en promedio. “Este es un tema de sensibilización constante. Las personas deben entender que los responsables de los residuos somos cada uno de nosotros, porque nosotros mismos los generamos y es la principal contribución al planeta”.

Libertad al conducir

La ciudad confinada también tuvo una importante incidencia en la reducción del tráfico, lo que conllevó a que las vías se despejaran, los niveles de ruido se disminuyeran y los trancones casi que se desaparecieran, permitiéndoles a los conductores una movilidad más rápida y sin mayor complicación.

Este factor también fue influyente para que los corredores viales no se sobrecargaran de vehículos mal parqueados y la accidentalidad bajara en comparación con las estadísticas del año anterior.

En medio de este escenario se logró una imagen bastante deseada de ciudad; pero es desafiante mantener los corredores en esa desolación y más ahora cuando avanza un proceso de reactivación en el que buen número de ciudadanos sale a la calle en sus propios vehículos para evitar el uso del transporte público, considerado como uno de los principales focos de contagio del COVID-19.

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Publicado por Ingrid Paola Albis Pérez

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