Aquel entorno de recreación y diversión que marcó las memorias de miles de santandereanos y habitantes en el área metropolitana de Bucaramanga, conocido antiguamente como parque El Lago y hasta hace unos años como Acualago, actualmente parece una jungla y se convirtió en una guarida para la delincuencia, denunció la comunidad.
Se ve desolado, fue saqueado y permanece prácticamente en estado de abandono. Para muchos vecinos, tanto comerciantes como habitantes, dicho lugar ahora parece un antro y se volvió un nuevo foco de inseguridad en el sector de Lagos IV, en Floridablanca.

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Conforme con datos oficiales obtenidos por Vanguardia, se necesitan más de $2.000 millones en inversiones para recuperar, renovar y dejar en óptimas condiciones el inmueble y las instalaciones que cada día acumulan mayor deterioro.
Desde el Gobierno departamental se trabaja en un proyecto para hallar un operador, que se haga cargo del antiguo centro recreativo y que le devuelva la vida a este entorno que alguna vez fue concurrido por familias, grupos de amigos y parejas.
El panorama actual dista mucho del lugar de diversión que hubo en el pasado. Los vándalos dañaron el encerramiento del lugar en varios puntos. Otros individuos, por su parte, simplemente escalan las mallas de acero o trepan los muros de ladrillo, con el fin de consumir drogas y hurtar componentes metálicos. Además, se observan matorrales por doquier. La maleza, las aguas estancadas y plagas como mosquitos se ‘apoderan’ del lugar.
Para la comunidad, las ruinas de Acualago se volvieron un escondite de los ladrones, en donde se pueden camuflar con el fin de acechar y esperar a posibles víctimas e, incluso, para escapar de las autoridades y de las personas a la cuales atracan.
“Sí, hemos visto varios sujetos que roban en la zona y se meten al lote. Hacen ‘raponazos’ o atracos y enseguida salen corriendo a esconderse... ahí se pierden, quién los va a perseguir. Eso se volvió otra guarida para la delincuencia”, manifestó la propietaria de un establecimiento comercial localizado en frente de tales ruinas.

Desde la Lotería de Santander, como entidad dueña de este predio, se indicó que se trata de lograr el apoyo por parte de la Alcaldía de Floridablanca para contrarrestar esta situación de inseguridad y la falta de mantenimiento.
El Municipio, por su parte, explicó que existen ciertas imposibilidades en materia de inversión de recursos y anunció el fortalecimiento de acciones en materia de seguridad en este concurrido sector de la ‘Ciudad Dulce’.
Por ahora, habitantes de edificaciones aledañas observan diariamente con preocupación la forma en la cual numerosos individuos siguen violando el perímetro del extinto Acualago, hurtando componentes metálicos y realizando todo tipo de actividades que atentan contra la convivencia y la seguridad ciudadana.
Esta propiedad, con cerca de seis hectáreas de extensión, es custodiada por un solo vigilante, de acuerdo con denuncias ciudadanas.
“De un mes para acá es constante ver a jóvenes deambulando dentro de Acualago. Una de las rejas, en la calle 29, fue violentada y por ahí ingresan estos sujetos al parque. Se adentran en la zona boscosa y se les ve salir en grupos de dos o tres personas a paso acelerado”, relató una de las vecinas inquietas por esta problemática.

Desde inicios de 2020 este centro recreativo cerró sus puertas al público, cuando era operado por la Corporación Acualago, entidad que tenía el parque en calidad de arriendo.
Conforme con lo precisado por el Gobierno departamental, en mayo de 2022 se restituyó esta propiedad a la Lotería de Santander, “nombrándose un secuestre de los bienes muebles abandonados por la corporación en el predio”.
No obstante, la ciudadanía señala que hasta la fecha dichas ruinas siguen sin iluminación y sin labores de mantenimiento, como la poda de la maleza.
Gonzalo Medina Silva, gerente de la Lotería de Santander, precisó este jueves a Vanguardia que “la Corporación Acualago dejó deudas por los servicios públicos de agua, electricidad, alcantarillado y aseo superiores a los $350 millones, por lo que actualmente el predio no cuenta con ninguno de esos servicios”.

El gerente explicó que la Lotería de Santander está impedida para destinar o invertir recursos para el mantenimiento del predio, ya que “el funcionamiento u operación del predio no se encuentra en su objeto misional”, según las normas dictadas a través del artículo 3° del Decreto Ordenanzal 0193 de 2001. La normativa dejó en claro que la institución debe atender operaciones comerciales y administrativas en materia de “juegos de suerte y azar”.
Ante la falta de mantenimiento, Medina Silva indicó que “se solicitó el apoyo para la poda y mantenimiento de las zonas verdes ante la Alcaldía, la Empresa Santandereana de Aseo (ESA), Veolia y la Cdmb, solicitudes que se encuentran pendientes de ser resueltas por las mencionadas”.
Por parte del Gobierno de Floridablanca se indicó que se han atendido varias problemáticas que atentan contra la comunidad, como la proliferación de mosquitos, pero se dejó en claro los inconvenientes que existen en materia de inversión.
“Nosotros, como entidad pública, no podemos invertir recursos en una propiedad privada. Pero sí estamos muy atentos a los problemas de inseguridad. Se repararon todas las cámaras de vigilancia en este sector. También se acordó con la Policía aumentar los patrullajes, con el apoyo de un CAI que existe en la zona. Igualmente les recomendamos a los dueños del predio que se aumente la vigilancia privada”, respondió Jaime Ordóñez, secretario del Interior de la Alcaldía de Floridablanca.

La Lotería de Santander proyecta que el extinto Acualago, el cual tuvo inversiones que sumaron cerca de $30.000 millones en total, vuelva a operar nuevamente como un centro recreativo para las familias, conforme con lo anunciado.
“Sin embargo, hasta la fecha no se ha materializado una propuesta formal, dado que esta deberá ser resultado de una valuación de costos por parte de los interesados, lo cual ya de por sí se estima en una inversión superior a los $2.000 millones”, precisó el gerente Gonzalo Medina Silva.
El operador que busca el Gobierno departamental deberá asumir costos relacionados con la revisión de la infraestructura, la técnica y funcionalidad de las atracciones y adecuaciones, al igual que inversiones requeridas para ponerlo en marcha y lograr utilidades.
“Al tener la prohibición legal y reglamentaria de destinar los recursos de su patrimonio a actividades distintas a las de su objeto misional, la Lotería de Santander solo cuenta con el camino de la entrega del predio bajo la figura jurídica correspondiente a un tercero, quien pudiere operarlo”, dejó en claro Medina Silva.