A raíz de la pandemia que inició en el primer trimestre de 2020, el COVID-19 terminó por convertirse en la principal causa de muerte de los santandereanos, desplazando así a las enfermedades no transmisibles que durante años se mantuvieron encabezando el listado. Durante 2021, la tasa de mortalidad más alta en el país por SARS-CoV-2 confirmado se presentó en Santander con 237,3 defunciones por cada 100.000 habitantes en el departamento.
Pero, a hoy, por efectos del comportamiento epidemiológico, este registro ha cambiado y se puede confrontar con el más reciente informe de Estadísticas Vitales entregado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane.
Entre el 1 de enero y 30 de abril de 2021, en Santander, 1.747 personas murieron por COVID-19, 795 por enfermedades isquémicas del corazón, 226 por enfermedades cerebrovasculares, 178 por diabetes mellitus y 166 por enfermedades hipertensivas. Para el mismo periodo de 2022, las enfermedades isquémicas del corazón volvieron a la primera casilla con el indicador más alto, seguido del COVID-19, enfermedades cerebrovasculares, enfermedades crónicas de las vías respiratorias inferiores y enfermedades hipertensivas.



Lo anterior permite determinar que las medidas de autocuidado y, en especial, la vacunación antiCOVID han dado buenos resultados. Sin embargo, no se puede bajar la guardia, ya que el virus sigue presente. Durante toda la pandemia, a corte del 30 de junio de 2022, en Santander, se han confirmado 286.942 casos de contagio, de los cuales 1.374 están activos, 277.366 recuperados y 8.202 fallecidos.
Perdió protagonismo
Para Lina María Vera Osorio, decana de la Facultad de Salud de la Universidad Industrial de Santander, la explicación más probable por la que el COVID-19 dejó de ser la principal causa de muerte de los santandereanos, es que “la vacunación ha hecho que la infección se transmita menos y tenga una menor letalidad. Los casos se siguen presentando, pero en su mayoría son leves. Eso, en consecuencia, hace que vuelvan a ser más frecuentes las muertes por otras enfermedades; es decir, volvemos también a lo habitual con el perfil epidemiológico de nuestra población, donde la primera causa de mortalidad son las enfermedades crónicas no transmisibles, encabezadas por las enfermedades cardiovasculares”.
Laura Rodríguez, epidemióloga y docente de la Facultad de Salud de la UIS, por su parte, considera que la disminución de la mortalidad por SARS-CoV-2 hace que “nos devolvamos al patrón de mortalidad que se mantiene en Santander y en el país, donde el predominio son las enfermedades principalmente crónicas. Entonces, las enfermedades infecciosas, donde el COVID-19 había tomado un protagonismo especial, empiezan a ocupar los lugares que usualmente tenían en el perfil epidemiológico de mortalidad en las ciudades”.
Para la epidemióloga, no hay que desconocer que lo que estamos viendo ahora es que después de un momento de bastante control de la epidemia por el coronavirus, el registro de la vigilancia empieza a ver un aumento de casos, pero manteniendo una menor mortalidad en comparación con los picos de 2020 y 2021, lo cual está relacionado con la cobertura de vacunación y la transformación del virus.
Eso sí, para concluir, advirtió que el hecho de que el COVID-19, en estos momentos, no sea la primera causa de mortalidad y tampoco se tenga la ‘emergencia sanitaria’, no quiere decir que ya no tengamos epidemia.
“Realmente eso no significa que el COVID-19 como enfermedad infecciosa haya desaparecido. Se mantiene con circulación y ahorita con un aumento de casos que también va de la mano con un periodo de infecciones respiratorias por el que estamos atravesando, implica que hay que mantener muy activas las medidas de prevención, el lavado de manos, el uso del tapabocas en espacios cerrados y cuando se tengan síntomas respiratorios sin importar si es COVID-19 o no”, aseveró Rodríguez Villamizar.
Entre el 16 de marzo de 2020 y el 5 de junio de 2022 se reportaron 139.327 defunciones por COVID-19 confirmado, 12.959 por COVID-19 sospechoso y 22.465 muertes por neumonías e influenzas en el país.
En Santander, el reporte indica 8.745 por COVID-19 confirmado, 458 por COVID-19 sospechoso y 851 por neumonía e influenza. Bucaramanga concentró 3.480 de COVID-19 confirmado que equivale al 2,5% del total nacional.
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Las otras causas de muertes
Con base en la presentación del Dane, en territorio santandereano, durante los primeros cuatro meses del año, 5.050 personas murieron por causas diferentes, de las cuales 2.268 eran mujeres y 2.782 eran hombres. Frente a 2021 se evidencia una disminución de 7,96%.
En el país, entre el 1 de enero y el 30 de abril de 2022, se presentaron 100.250 defunciones no fetales, de las cuales el 55,2% fueron en hombres y el 44,8% restante en mujeres. Se evidencia una disminución del 15,6% en el total, entre los periodos comparados. Las muertes en hombres descendieron un 18,6% en comparación con el mismo periodo de 2021.
Vale la pena subrayar que la diabetes mellitus, los accidentes de tránsito, las enfermedades del hígado, los homicidios y la neumonía son las cinco causales siguientes en el consolidado departamental, si se quiere hablar de un ‘Top 10’.
De lo que menos se muere la gente en Santander es de retardo del crecimiento fetal, desnutrición fetal, gestación corta y bajo peso al nacer; enfermedades del ojo, del oído y de la apófisis mastoides; y, de sífilis y otras enfermedades venéreas.