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Bucaramanga
Lunes 25 de octubre de 2021 - 12:00 PM

Las Damas Rosadas: una historia de amor al prójimo que cumple 60 años en Bucaramanga

Son 38 las voluntarias que brindan acompañamiento para la superación de enfermedades y dificultades de los más vulnerables de la ciudad. Este jueves 28 de octubre celebrarán las seis décadas que han sido marcadas por su altruismo y auxilio a los santandereanos.

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(Archivo/VANGUARDIA)
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(Archivo/VANGUARDIA)

“De las cosas que más lo realizan a uno en la vida es poder servir y ver frutos“, aseguró Gladys Bautista Arias, quien ha trabajado en la Asociación de las Damas Rosadas desde sus inicios. Estas mujeres se distinguen por aportar su ayuda integral y emocional para orientar a las personas que cuentan con obstáculos y carecen de oportunidades que limitan la superación de enfermedades.

Han transcurrido 60 años ininterrumpidos de atención a los ciudadanos que han tenido dificultades en el goce de su calidad de vida, por lo que las Damas Rosadas han dedicado su tiempo para cuidar a estas personas en tres espacios: un albergue, un instituto para personas en condición de discapacidad conocido como Ideales y en el Hospital Universitario de Santander.

Las voluntarias son en su mayoría mujeres pensionadas que mantienen su energía y vocación de servir a estas poblaciones.

“Con esto hemos caído en cuenta de que somos afortunados, porque no estamos en circunstancias difíciles, lo que nos compromete a hacer algo por las personas que sí están en esas situaciones”, manifestó Bautista.

La celebración ha tenido lugar durante el mes de octubre, la cual ha sido íntima y personal entre quienes integran la Asociación. El próximo jueves 28 de octubre llevarán a cabo una reunión formal, donde brindarán por tantos años de trabajo. Además, las voluntarias se congregarán en una convivencia para reafirmar metas, donde también contarán con talleres para su formación.

“Ahora estamos una incertidumbre ante el futuro, por lo que estamos en el plan de revisar la situación porque hay nuevas necesidades por los cambios”, indicó Bautista.

La llegada de las Damas Rosadas a Bucaramanga

La iniciativa nació de una voluntaria estadounidense de las ‘Pink Ladies’ que llegó a Bucaramanga y mantuvo su trabajo para atender a los pacientes de la Clínica Maternoinfantil San Luis, instalaciones que en su momento eran bastante precarias.

En ese momento surgió la necesidad de establecer y formalizar un voluntariado para dichos pacientes, conformado inicialmente por 40 esposas de médicos que conocían de primera mano esas necesidades. El primero de octubre de 1961 se hizo oficial este grupo.

Con el tiempo otros centros médicos solicitaron el apoyo de las Damas Rosadas, quienes llegaron al Hospital San Juan de Dios, precisamente al departamento de maternidad y unidad de quemados. Por otro lado, asistieron al Hospital Psiquiátrico San Camilo.

Con el tiempo han mantenido su trabajo en diferentes espacios que se han consolidado hasta la actualidad. Hoy en día prestan su servicio en el Hospital Universitario de Santander en los departamentos de oncología, quemados, consulta externa, cirugía, pediatría y ortopedia. Allí se integraron las voluntarias de la maternoinfantil y del San Juan de Dios.

Además, al ver que muchas personas que viajaban de sitios lejanos para recibir atención médica en la ciudad y se veían en la obligación de dormir en las calles al no tener citas inmediatas, crearon un albergue donde personas de otros municipios pueden hospedarse y recibir apoyo alimentario, guía en la ciudad e incluso psicológico.

Allí reciben cerca de 2 mil personas al año, pero recientemente la cifra ha incrementado a 5 mil pues han contado con la visita de migrantes en tránsito hacia el sur del continente.

Las personas en condición de discapacidad también pasan por las manos de las Damas Rosadas, quienes en 1972 instalaron el Instituto de Adaptación Laboral en Santander, Ideales, donde han trabajado por la rehabilitación de jóvenes y adultos para su integración social.

Una subsistencia complicada

En su sede, ubicada en el barrio La Aurora, adecuaron un espacio donde se pueden conseguir productos de segunda mano, dinero que va directamente al sostenimiento de su albergue.

Sin embargo, Bautista cuenta que hoy en día es difícil conseguir recursos para solventar los gastos que se presentan en este lugar. Cada voluntaria da un aporte económico para mantener los espacios y en ocasiones buscan empresas, donantes y convenios con entidades públicas.

Las damas rosadas hacen parte de la Asociación Colombiana de Voluntariado Hospitalario y de Salud, AVHOS, donde se orientan e identifican las mayores necesidades a nivel salud del país.

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Publicado por María Lucía Bayona Flórez

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