Con ayuda de cámaras ‘trampa’ desde hace cerca de cuatro años se desarrolla un programa de monitoreo con estas aves en los municipios de Cerrito y San Andres, en Santander.
Se trata de cerca de 21 cóndores andinos que habitan, entre otras, las veredas El Mortiño, Tierra Negra y Cruz de Piedra en Cerrito y sobrevuelan el sector rural de Ancá en San Andres.
Tras la firma de un pacto entre el parque Jaime Duque, la Asociación Campesina Coexistiendo con el Cóndor, Acamco, y habitantes de la zona de influencia de estos animales se logró que estos últimos se comprometieran con la protección del cóndor luego de varios casos de muertes de aves por ingesta de carne envenenada.
Precisamente, durante 2018, Illika y Dasán, hembra y macho de cóndores resultaron envenenados tras comer un trozo de carroña. Ellos fueron atendidos por un veterinario de la zona, Bomberos y Policía mientras un helicóptero de la Fuerza Aérea viajó a rescatarlos. Tras 57 días de tratamientos y lucha contra el veneno, los animales fueron liberados en las gélidas montañas del Páramo del Almorzadero en Santander.
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Los resultados del monitoreo
De acuerdo con el especialista en monitoreo del Cóndor de Los Andes del parque Jaime Duque, Carlos Andrés Suárez, se implementó el sistema de monitoreo con cámaras para entender la dinámica de convivencia de los animales y conocer cómo está constituida su población en el páramo del Almorzadero.
Suárez Grimaldos indicó que los animales son alimentados en comederos especiales, ubicados en partes altas de la montaña, y se les ofrecen presas muertas de especies de ganado vacuno y ovino, algunas que mueren por causas naturales y otras que son sacrificadas para “ayudar a salir a la población de cóndores del estado crítico de extinción en el que se encuentra”. En las plataformas de alimentación se ubican las cámaras que captan la ‘intimidad’ de las aves.
Uno de los hallazgos tras el monitoreo es que la veintena de cóndores emigra del Almorzadero durante noviembre y diciembre cada año. “Les preguntamos a los campesinos y nos dicen que en esta época las aves se ‘pierden’. No sabemos a ciencia cierta a qué lugar se dirigen pero por los resultados de los radares que llevan consigo Illika y Dasán sabemos que los adultos recorren largas distancias hasta lugares como la Sierra Nevada de Santa Marta y alcanzan alturas de vuelo de hasta 6.300 metros y los más jóvenes se desplazan a lugares más cercanos como la Sierra Nevada del Cocuy. Ellos regresan al páramo a finales de enero o inicios de febrero”, manifestó el especialista en monitoreo.
En cuanto a los hábitos alimenticios de las aves se sabe que consumen carroña de mamíferos medianos y según cifras de biólogos, un cóndor puede ingerir hasta un kilo y medio de carne durante cada comida.
Se evidenció en la investigación que muchos de los ataques a crías de cabras y ovejas, que habían sido atribuidas a los cóndores, fueron obra de manadas de perros que no tenían control por parte de sus tenedores. Esta evidencia llevó a los campesinos a cambiar la mentalidad acerca de las aves.
Por la topografía de las montañas en las que viven estos animales es dificil la tarea de los investigadores para hallar nidos. Sin embargo, la Fundación Parque Jaime Duque encontró en Santander el tercer nido activo de cóndores del que se tenga noticia en Colombia. El segundo hallazgo también se registró en el Almorzadero. “Llegamos hasta el nido, lo inspeccionamos pero lamentablemente nos dimos cuenta que el huevo no había sido fertil. Recogimos las cáscaras y estas fueron enviadas a análisis de laboratorio para conocer más acerca de las condiciones en las que se adelanta la reproducción”, indicó el médico veterinario Carlos Andrés Suárez.
No obstante, el experto reveló que cuando una pareja de la especie encuentra un lugar para anidar ahuyenta a los demás integrantes de la población y se concentrade tiempo completo en el cuidado del huevo. Es de resaltar que, en promedio, un ahembra de cóndor pone un huevo cada dos años.
Suárez Grimaldos expresó que pese a lo poco que se ha podido indagar de la reproducción de los cóndores en Santander la población creció en los últimos años ya que en los procesos de observación es comun ver ejemplares de cóndor jóvenes y subadultos.
De los 21 cóndores monitoreados por el experto cinco son hembras adultas, cinco hembras subadultas, tres hembras juveniles, cuatro machos adultos, tres subadultos y un macho juvenil. “Lo que nos preocupa es que la mayor cantidad de animales son hembras y como sabemos el cóndor es un animal monógamo por lo que cada una de ellas necesitaría de un macho para formar pareja y reproducirse. Hay un desbalance evidente en este caso”, enfatizó el médico veterinario.
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Turismo para proteger al cóndor
Con recursos de las entradas de visitantes al parque Jaime Duque se apoyan lor procesos de sostenimiento de la alimentación de los cóndores, no obstante, el veterinario Carlos Suárez estableció un programa de visitas guiadas en donde los turistas del Almorzadero pueden avistar al cóndor, conocer el refugio de Alta Montaña El Salto de la vereda El Mortiño y donar, según su voluntad, un aporte para que el programa de protección de la especie continúe. Entre otros, el dinero se invierte en compra de animales muertos a propietarios de fincas que sirve de alimento a las aves.
Uno de quienes decidió convertirse en ‘guardacóndores’ es Gilberto Conde, un campesino que conserva su atuendo típico de ruana de lana de oveja, sombrero de ala ancha y un machete en su pretina, pero ahora es común verlo con una cámara de fotos semiprofesional colgada en el cuello.
Con el equipo de fotografía, el hombre ha podido inmortalizar momentos de vuelo y alimentación de los animales y a la fecha vela porque la especie se mantenga y se proteja.
Por su parte, la líder de la Asociación Campesina Coexistiendo con el Cóndor, Acamco,, Doris Torres, dijo que “cada vez hay más familias comprometidas con la conservación del cóndor. Hay cerca de 10 familias que hacen parte del proyecto y ven a esta ave insignia como un aliado. Cada vez son más numerosos los avistamientos en el refugio El Salto. Hemos llegado a ver hasta grupos de 25”.
La líder social añadió que “la apuesta por la conservación ha valido la pena y tanto los medios de comunicación como las autoridades han puesto los ojos sobre esta zona y el turismo en torno al cóndor ha comenzado a incrementarse. Durante los últimos años hemos tenido visitas de países como Suecia Inglaterra, España e Italia”.
Además de las visitas guiadas, los turistas pueden disfrutar de platos preparados por los campesinos como ovejo, cabro, chocolate y agua de panela para hacer frente a las bajas temperaturas del sector.
Un nuevo ‘refugio’ para el cóndor
Durante la primera semana de marzo de este año en la vereda Ancá del municipio de San Andrés, en García Rovira, voceros de la Fundación Parque Jaime Duque se reunieron con campesinos de la zona para despejar dudas acerca de la infarestructura que se estaba instalando en uno de los predios por parte de la entidad.
“Se les explicó que el Parque llegó a este sector porque hace algunos años en conjunto con la Acamco se logró pasar un proyecto a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, UICN, en donde cuatro países, entre ellos Colombia ganó un premió económico que tendría que ser destinado para la compra de un predio donde existiera alguna especie en peligro de extinción y que el terreno se destinara para la protección del mismo”, relató Suárez Grimaldos.
De acuerdo con el informe, en dicho predio se está forjando un ‘plan piloto’ en el que se está mostrando al campesino que puede producir con su trabajo pero también puede conservar esta ave insignia. El terreno fue llamado Reserva Natural de la Sociedad Civil Piedra del Cóndor y que a la fecha se encuentra en proceso de declaración como reserva.
En el lugar se busca replicar el trabajo que se adelantó en El Mortiño donde se promueve el turismo de la mano del campesino y se busca la protección del cóndor, de las demás especies de la zona y las visitas sostenibles y amigables con el Medio Ambiente.