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Bucaramanga
Viernes 30 de junio de 2017 - 12:00 PM

Niño de 9 años recibió brazos robóticos con el apoyo de la Policía de Santander

La historia de vida de un niño nariñense unió a ingenieros, diseñadores, profesionales en salud, policías y voluntarios, en un solo propósito: conseguir las prótesis que le devolvieran la felicidad a este menor.

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Niño de 9 años recibió brazos robóticos con el apoyo de la Policía de Santander (Foto: Suministrada /VANGUARDIA LIBERAL)
Niño de 9 años recibió brazos robóticos con el apoyo de la Policía de Santander (Foto: Suministrada /VANGUARDIA LIBERAL)

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Niño de 9 años recibió brazos robóticos con el apoyo de la Policía de Santander (Foto: Suministrada /VANGUARDIA LIBERAL)

Dayro Jair Rosero Leyton, un niño de nueve años en condición de discapacidad física, habitante de la vereda La Cafelina del municipio de El Tambo, Nariño, ahora podrá dibujar, escribir, ponerse los zapatos y comer sin la ayuda de otra persona, gracias a las prótesis que recibió por parte del Departamento de Policía de Santander.

Desde su nacimiento, Dayro comenzó una batalla contra una infección intestinal que terminó arrebatándole las manos y parte de sus pies cuando apenas tenía dos años. Las actividades diarias que cualquier niño de su edad realizaba sin dificultad, para él implicaban mayor esfuerzo.

Luego de perder sus extremidades, las continuas citas con médicos y las intensas terapias con especialistas y psicólogos le quitaron el tiempo que este nariñense, hincha del club Millonarios, quiere dedicarlo a lo que más le gusta: jugar al fútbol y seguir los partidos de su equipo.

Ahora, gracias a la donación de las prótesis, una especie de brazos robóticos hechos a partir de un plástico biodegradable denominado PLA y diseñados por medio de una impresora 3D, la calidad de vida de este nariñense mejorará considerablemente.

“Mi satisfacción está en ver la felicidad en sus ojos y en los de su familia. En lograr que se sienta un niño más y pueda disfrutar su niñez sin restricciones o complejos. Esa es mi recompensa”, expresó a Vanguardia.com el mayor Rubén Darío Berrío Buitrago, comandante del Distrito de Policía de Vélez y principal gestor de la iniciativa.

Berrío Buitrago inició esta labor social en octubre de 2016 cuando conoció el trabajo de la Fundación Fabrilab, proyecto conformado por un grupo de jóvenes que fabrica prótesis con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de niños que han perdido partes de su cuerpo.

Después de ayudar con la recolección de dinero para que dos niños de escasos recursos del municipio de Cimitarra, Santander, obtuvieran sus brazos artificiales, el oficial de la Policía Nacional conoció la historia de Dayro y decidió aportar su ‘granito de arena’.

Tocó una y otra puerta para conseguir los tres millones de pesos que costaron las prótesis. Al final, con los aportes de voluntarios, del centro carcelario de Vélez y de los padres de familia de estudiantes del Colegio Liceo Libre de ese municipio, logró la meta.

En el camino para cambiar la vida de este menor, la ayuda de Fabrilab fue fundamental pues los seis profesionales que integran esta fundación trabajaron gratuitamente para que Dayro 'recuperara' sus brazos.

Al respecto, Christian Augusto Silva Castellanos, director de proyectos de esta organización afirmó que "las prótesis se entregaron sin ningún costo. Lo único que solicitamos fueron los recursos para el material e insumos necesarios para la producción y este fue el dinero que se recaudó gracias a la donación de terceros que se identificaron con la causa".

De acuerdo con Silva Castellanos, el nariñense tendrá una mejora notable en la calidad de vida debido a que sus 'nuevos brazos' le permitirán agarrar objetos y manipularlos con tranquilidad."Por medio de la tecnología encontrará una alternativa para que los procesos de su vida cotidiana sean más llevaderos".

Jesús Fidel Rosero, padre de Dayro, manifestó que se le ha cumplido uno de los sueños de su hijo. "No queda más que agradecer, de todo corazón, a cada una de las personas que brindaron ayuda".

Las prótesis del niño son personalizadas con el escudo y colores azul y blanco del equipo de su alma, se arman rápidamente, tienen una duración aproximada de año y medio, y a medida que él crezca, el tamaño se podrá modificar.

Con las piezas artificiales listas, el comandante Berrío junto a los demás miembros de la Policía de Vélez, organizó el acto de entrega para que el 10 de junio fuera un día inolvidable en la vida de Dayro.

Vestido de carabinerito, montado en un caballo y rodeado de un ambiente de cariño y admiración, Dayro pasó la calle de honor, recibió sus 'nuevas manos', y como no podía ser de otra forma, cogió un balón de fútbol y se fue a jugar.

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Publicado por Jhon Jairo Ballesteros

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