lunes, 25 septiembre 2023
jueves 20 de agosto de 2020 - 3:06 PM

Niño en Bucaramanga espera atención de Coomeva para sobrevivir

Exámenes, citas, autorizaciones, demoras en la atención, sufrimiento por el desasosiego que trae el futuro. Es lo que vive Sebastián Caicedo Chinchilla, un niño de tan solo 12 años quien enfrenta la batalla contra el cáncer y a su vez la lucha interminable con su EPS para recibir el servicio que necesita con urgencia.

Él fue diagnosticado con meduloblastoma, un tipo de cáncer cerebral, que ha hecho metástasis. En la actualidad se encuentra internado en la Clínica San Luis a la espera de que Coomeva autorice su traslado a una clínica que pueda atender su condición y así pueda iniciar su tratamiento.

“Sebastián tiene 12 añitos y desde sus 5 años fue diagnosticado. En ese momento comenzó su lucha por la vida y contra un sistema de salud indolente”, aseguró Maryori Chinchilla Ortega, madre de Sebastián, impotente frente a los problemas que ha tenido que enfrentar para que su hijo acceda al derecho fundamental de la salud.

“Ellos solo dicen que están gestionando. Llevamos hospitalizados trece días y no han hecho nada por mi hijo. Hace ocho días solicitaron el traslado y no hemos recibido respuesta aún”, dijo Chinchilla Ortega.

Explicó que su hijo “debe ser trasladado a una clínica de alto nivel donde cuenten con todos los equipos especiales para la extracción de su tumor. Además, para completar, también estamos a la espera de que autoricen una espectroscopia”.

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Frente al caso, Coomeva manifestó que “dada su patología, el médico especialista solicitó traslado a una IPS de mayor nivel de complejidad. Teniendo en cuenta lo anterior, el caso de Sebastián ha sido presentado en diversas instituciones a nivel nacional que cuentan con la especialidad para atender sus necesidades médicas”.

Dicen que “este viernes 21 de agosto de 2020, Sebastián será evaluado por una junta médica con el objetivo de definir la conducta clínica a seguir. Dicha junta es prerrequisito para la continuidad del tratamiento, buscando tener los soportes médicos que garanticen la integridad del menor”.

Para ella es incomprensible, cómo la entidad de salud viendo la gravedad de la enfermedad de su hijo, no actúa de forma oportuna, pues desde el inicio para ella ha sido imposible acceder a un servicio de salud adecuado.

Chinchilla Ortega cuenta que su hijo, con tan solo ocho meses, comenzó a vomitar de forma abundante. Lo llevaron a urgencias y solo le aplicaron una medicina para detener el vómito, pero no le dieron una buena atención y desde ahí comenzó su lucha continua con Coomeva.

“Cuando tenía un año y medio volvió a presentar el mismo cuadro y de ahí en adelante empezamos una batalla con los médicos que lo atendían, porque según ellos yo le inventaba enfermedades a mi hijo. Pero para mí era algo ilógico que un niño sano vomitara porque sí”, afirmó Chinchilla Ortega.

La batalla era diaria, los doctores no dictaban diagnóstico y durante mucho tiempo ella insistió. “Tenía rabia porque en cada cita le pedía al doctor que estudiara a mi hijo, que le enviaran un TAC cerebral, que yo presentía que tenía algo en su cabecita. Y lo que más me dolía es que me decían que la EPS Coomeva no permitiría este examen, simplemente por vómitos y mucho menos porque la mamá presentía que estaba enfermo”.

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Es desalentador no tener derecho a una atención digna. Por esta razón, buscamos a un profesional de forma particular. Un familiar le pagó la cita y el TAC cerebral y ese 22 de diciembre del 2013 se descubrió que mi hijo presentaba un tumor cerebral más hidrocefalia”.

Con desesperación esta madre tomó a su hijo y emprendieron su camino a urgencias. Al ingresar “cada vez que me veían, me decían otra vez usted y solo les respondí entregándoles el examen y la orden de urgencia. Inmediatamente lo ingresaron a hospitalizar y fue remitido el 23 de diciembre a la Clínica Materno Infantil de Bucaramanga”.

Esta familia es oriunda de Barrancabermeja, por esta razón este traslado significaba un esfuerzo económico, pero para ellos lo más importante era la salud de su hijo.

En medio del camino que han recorrido durante estos años, conocieron a un doctor en la Clínica Chicamocha. Sebastián lo llama “el Dr. de Manos Benditas'', pero cabe resaltar que, para acceder a sus servicios durante estos siete años, han tenido que pagar de forma particular y han logrado solventar los gastos gracias al apoyo de sus seres queridos.

“Lo decidí hacer así porque no sabía cómo funcionaban las cosas. No sabía que ellos podrían darme un apoyo económico para los viáticos, y también estaba cansada de que siempre me cerraran las puertas. Debido a todos los gastos que hemos tenido, perdimos nuestra casa que la habíamos hipotecado, seis meses antes de saber el diagnóstico del bebé, pues cada día eran mayor los gastos, pagamos exámenes por particular porque ellos no autorizaban con urgencia las cosas”, expresó Chinchilla Ortega.

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Ella ya no podía trabajar como antes pues los exámenes y las citas eran autorizados al azar y tocaba tener disponibilidad para vivir viajando y la cuestión económica siempre ha sido un desafío. Hasta que, por fin, el 1 de abril de 2016, en medio de tantos problemas, Sebastián se graduó como vencedor del cáncer.

“Desde esa fecha mi hijo estuvo en remisión, estábamos en casa disfrutando de él cada día. Mi Dios nos había dado una nueva oportunidad de disfrutar a nuestro hijo. Hoy después de 5 años Dios nos ha escogido para volver a enfrentar esta terrible situación, pero jamás voy aceptar que por culpa de la EPS Coomeva nuevamente estén vulnerando los derechos de mi hijo”.

La historia se repite

Nuevamente se enfrenta al cáncer llamado meduloblastoma, es de alto riesgo. Ahora son dos tumores cerebrales que ya hicieron metástasis. Y por esta razón están desde el 28 de julio en la ciudad de Bucaramanga y no han empezado un tratamiento oportuno.

En segunda ocasión para enterarse del diagnóstico tuvieron que pagar el médico particular, pues la EPS estaba dando muchas largas para la autorización del servicio. Al tener los resultados proceden a pedir una cita de oncología con el seguro, quien envía una resonancia y al acudir a las lecturas de resultados, leen el examen. En una junta médica le dicen que deben quedarse en la ciudad de Bucaramanga, porque su hijo presenta un nuevo tumor en el encéfalo.

“Y desde ahí, ha sido una lucha con la EPS para que autoricen los exámenes enviados por sus médicos tratantes. Después de esa junta vuelven a pedir nuevos estudios, pero la EPS nada que autorizaba las nuevas resonancias y mi hijo vuelve a convulsionar el 5 de agosto. Desde la fecha estamos hospitalizados en la clínica materno infantil San Luis de Bucaramanga”.

El proceso de Sebastián con la EPS Coomeva según su mamá “ha sido pésimo”. Siempre ha tenido que pelear con ellos y contar el caso en las redes sociales para poder acceder al servicio.

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“Aquí en la Clínica Materno Infantil no le han hecho prácticamente nada, solo aprovecharon que el bebé había convulsionado y estaba hospitalizado para entonces así poder realizarle la resonancia que ellos habían enviado desde el 28 de julio con urgencia y que Coomeva nada que se la autorizaba. Así fue la única manera lograr realizar el examen”.

Lo único que han podido hacer es suministrarle medicamento para controlar las convulsiones y para dormir. Están a la espera de un traslado.

Por ahora, Sebastián seguirá esperando que pronto su entidad prestadora de salud decida brindarle todo el apoyo que necesita para vivir, pues para su mamá “siempre se han presentado atrasados en el caso de su hijo”.

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