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Bucaramanga
Lunes 28 de diciembre de 2020 - 12:00 PM

Nuestra Memoria: La victoria de los agüeros de año nuevo

Tiene agüeros para fin de año En medio de esta pandemia y el aislamiento responsable, muchos prefieren recordarlos, vivirlos y gozarlos. Las lentejas, las 12 uvas o los calzones amarillos, representan una celebración de la víspera de año nuevo. Cuál es favorito

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El 2020 transformó el mundo. La pandemia cambió el planeta. Muchas cosas ocurrieron este año. Algunas para recordar, otras no tanto. Pero los colombianos demostramos que podemos salir adelante. Sin duda alguna, muchos esperan que llegue la noche del 31 de diciembre para recibir el año nuevo con una mejor actitud, con el deseo que la vida mejorará, y claro, festejar también los tradicionales agüeros para la prosperidad.

Durante esa noche, los integrantes de la familia lucen sus mejores prendas. El día se caracteriza por ser un motivo de encuentro y cena fraterna entre los seres queridos. En este caso, muchas de esas citas, pero estaremos conectados de corazón. Por lo general, sobre el comedor reposan los platos y las bandejas con las más exquisitas comidas, preparadas, en su mayoría de veces, por las abuelas de las casas, quienes con cautela cuidan sus ‘manjares’ para que, a medianoche, no haga falta ningún plato.

En las compras de la última semana del año, las uvas se vuelven la fruta más codiciada para las celebraciones. Con ellas se lleva a cabo uno de los rituales católicos más famosos en el mundo. Consiste en repartir 12 uvas, que representan los meses del año nuevo. Cada integrante de la familia tiene que pedir un deseo personal, por cada uva que se comen. Es indispensable, según la tradición, no mencionarlo en voz alta. De lo contrario, es poco probable que se haga realidad.

Según la tradición, cada uva se debe comer por campanada que da comienzo al nuevo año

Sobre la mesa más visible de la casa también luce un florero adornado con espigas de trigo, las cuales, según lo expresa Sandra Arias, vendedora de velas, hierbas y aceites de la Plaza Central de Bucaramanga, representan la abundancia con las que se espera el año nuevo. “La gente por lo general siempre viene por las espigas. Actualmente se les adiciona, como decoración, arvejas, lentejas, frijol e incluso un billetico, con el que se atrae la fortuna en los hogares”.

A punto de morir la última noche del año, algunos acostumbran a amplificar las emisoras, que designan a un locutor para que anuncie la llegada del año nuevo. Todos hemos escuchado el conteo final. Suenan las campañas. La nostalgia abraza sin compasión en esos momentos. Se llora de felicidad por los que están. Se llora por lo que están lejos. Se extraña a los que se fueron y viven en la memoria.

“Faltan cinco pa’ las 12:00, el año va a terminar

Me voy corriendo a mi casa a abrazar a mi mama

Me perdonan que me vaya de la fiesta

Pero hay algo que jamás podré olvidar

Una linda viejecita que me espera

En las noches de una eterna Navidad”.

Esta canción suena con fuerza. Algunos la cantan a todo pulmón, otros permanecen con sus manos en los bolsillos. En ellos guardan uno de los agüeros favoritos: las lentejas, que son símbolo de abundancia financiera. Tanto jóvenes como adultos, disfrutan de esta tradición que llena los corazones de esperanza. Sienten la ilusión de cumplir muchos sueños, al pensar que la situación económica mejorará en el nuevo año

En muchos hogares, se dice que el aguero de las lentejas no funciona solamente cargandolas en los bolsillos, por lo que se comen una cucharada de estas legumbres, pero muchos piensan que, al ser desabridas, no atraerán la buena suerte”

Durante la última semana de diciembre, pareciera que un otoño particularmente amarillo claro cae sobre el centro de Bucaramanga. Las prendas interiores amarillas, que se exhiben avivan el ambiente del centro de la ciudad. Mariela Jácome, comerciante del sector, ofrecer toda clase los calzones amarillos “para la buena suerte del 31”.

Como si fuera poco, en la cultura colombiana, existe la creencia de ‘quitar’ las malas energías, con baños de hierbas. Según el paso a paso, que explica Sandra Arias “primero se debe hacer el baño amargo, para sacar las energías negativas, y después, el baño dulce, para atraer las buenas energías, y que les vaya bien todo el año”.

En algunos barrios aún se observa, es particular y alegre tradición, de correr por las calles con las maletas de viaje. Claro, en medio de un aislamiento responsable, muchos aseguran que le darán la vuelta a la sala de casa, porque lo que importa es la intención, y muchos quieren viajar en el 2021.

“En los barrios de la ciudad, aún se escuchan habitantes, que desconocen la tradición de correr con las maletas, y solo murmullan “los dejó el bus”.

Durante la noche del 31 de diciembre se avivan los sentimientos, se recuerda que la familia es el principal patrimonio. Se olvidan los malos momentos y en un abrazo se desea un ¡Feliz Año!

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Publicado por Luisa Fernanda Melgarejo

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