Tras cerca de tres meses del anuncio de liquidación de Metrolínea por las cuantiosas deudas que superan los $300.000 millones, aún no hay un panorama claro de qué va a pasar con el sistema.
Pese a que se advirtió que en mayo pasado se tomaría una decisión por el no acuerdo de pago entre el ente gestor y sus acreedores, dicha liquidación continúa en vilo.
Lo cierto es que Metrolínea sigue ‘de capa caída’ y eso lo reconoció la gerente del Sitm, Yolima Espinel, quien afirmó que “nuevamente las debilidades financieras y operativas llevaron al ente gestor a una situación crítica y a una eventual liquidación”.
Espinel Blanco afirmó que a Metrolínea “le faltan muchas cosas, no sólo los buses. Hay que entender que un sistema como estos requiere la articulación de varios componentes”.
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Según comentó, uno de ellos es la infraestructura que requiere de mantenimiento y recursos para darle continuidad a la prestación del servicio. Un segundo es la flota, donde “tenemos una debilidad financiera que ha afectado la disponibilidad de los buses”.
Y otro es la parte tecnológica que permita hacer el control de validaciones y el recaudo: “Requerimos de recursos para hacer adecuaciones acordes con lo que requiere el usuario”.
Frente al interrogante de cuánto dinero se requiere para continuar con el sistema de transporte, la gerente indicó que “son cuatro municipios que hacen parte de Metrolínea y estamos construyendo una valoración de cada uno de los componentes que se requieren en cada territorio. Estamos estructurando la hoja de ruta que se debe seguir para la garantía del servicio”.
La directiva dijo que, mientras hay un pronunciamiento de la autoridad competente, se trabaja en planes para que los ciudadanos se puedan movilizar.
No obstante, desde el Sindicato Nacional del Transporte, que tiene representación en el ente gestor de Metrolínea, el vocero Helí Fiallo indicó que “la crisis va creciendo por la incertidumbre en la que estamos trabajadores y usuarios”.
Por ejemplo, criticó que no se ha recibido “una información clara de la supuesta liquidación de la que ya se debería tener una respuesta” por parte del ente gestor y las alcaldías de Bucaramanga y el área metropolitana.
Fiallo dijo que los problemas de Metrolínea son evidentes, sobre todo el tema de flota.
“Antes por ruta teníamos hasta 22 buses. Hoy en día hay por mucho dos buses para el mismo recorrido. A los usuarios les toca esperar más de una hora para acceder a un servicio de transporte. En las rutas AC4 y P5 el pasado lunes no hubo buses durante gran parte del día. Es casi imposible prestar un buen servicio de esta manera”, explicó.
Colados y estaciones desmanteladas
Al respecto, el presidente del Sindicato Nacional del Transporte Subdirectiva Bucaramanga, Helí Fiallo, denunció que cerca del 70 % de pasajeros que se movilizan a diario en buses de Metrolínea son ‘colados’.
“Los buses convencionales que prestan servicio al masivo están andando a la deriva. Ellos hacen sus recorridos y se verifica el torniquete para saber cuántos pasajeros movilizó aproximadamente. Sin embargo, hay una situación difícil. Muchas personas se suben por la puerta trasera, se saltan el torniquete y el conductor es quien recibe el dinero. Eso representa pérdidas para el Sistema”, señaló Fiallo Oviedo.
El directivo sindical agregó que por falta de control en las estaciones, el fenómeno de los ‘colados’ se repite. Para todo el sistema habría tan sólo cuatro policías verificando que los pasajeros no se suban a los buses sin pagar los $2.800.
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La gerente de Metrolínea se refirió a este fenómeno y expresó que con “ese tipo de comportamientos o actuaciones de algunos usuarios afecta las finanzas del sistema. La consecuencia directa del no ingreso de recursos se refleja en la imposibilidad de contratar servicio de aseo, vigilancia. Con ello se podría garantizar la calidad en la prestación del servicio”.
Otro de los fenómenos que estaría desangrando al Sitm es el de presuntas mafias que estarían desmantelando poco a poca la infraestructura de las estaciones.
Tal y como indicó Fiallo Oviedo, “hay delincuentes que aprovechan la finalización de las operaciones, durante la noche, para robarse el aluminio y el acero (de la infraestructura). No nos extrañaría que nos dejen sin una estación completa un día de estos”.
Entre las estaciones que han sufrido robos se encuentran las de Quebradaseca, Hormigueros, Molinos, La Estancia y las estaciones satélite ubicadas en las carreras 27 y 33.
El sindicato de Metrolínea aseguró que lo que se inició como robo de pequeños cables en la actualidad se ha avanzado a puertas, rejas y otros elementos de alto valor que dejaron a varias de ellas ‘en el esqueleto’.
En tal sentido, la gerente del Sitm, Yolima Espinel, aceptó que “por la debilidad que hubo en el anterior paro nacional hubo muchas estaciones a las que se les quitaron las puertas, los vidrios y quedaron expuestos. Hemos tenido robos constantes de fibra óptica, se están llevando elementos en acero que se venden por cualquier peso”.