Don Manuel Eduardo Quintero Pabón, propietario de un apartamento del edificio Los Ángeles, situado en la carrera 48 con calle 54, sostiene que este año debió pagar por concepto de la sobretasa ambiental una suma de $250.128.
Según sus cuentas, en esta ocasión tuvo que desembolsillar $70.284 más de lo que destinó el año pasado para estar a paz y salvo con el municipio.
Es decir, este impuesto se le disparó en un 28% para la presente vigencia: “Es un aumento considerable, si se tiene en cuenta la cantidad de alzas que a los ciudadanos de a pie nos ha tocado asumir durante este 2023”.
Él se pregunta no solo el porqué del incremento tan elevado, sino: ¿qué destino les da el Municipio a estos recursos de la sobretasa ambiental?
Respuesta oficial
Vale señalar que la sobretasa ambiental, por ley, está destinada a la protección del medio ambiente y los recursos naturales renovables.
Y en la capital santandereana, de manera específica, se invierte gran parte de ese dinero en el control de la erosión.
Este gravamen aparece consignado en uno de los rubros del estado de cuentas del impuesto predial unificado, IPU, que les llega todos los años a los propietarios de casas y apartamentos, tal y como se le registró en la factura que se le envió a la residencia del señor Manuel Eduardo Quintero Pabón.
Y según los estimativos oficiales, de los cerca de $166 mil millones que se espera recaudar este año por concepto del predial unificado, al menos el 20% será destinado a obras de recuperación del entorno ambiental de la capital santandereana.
Para citar solo un ejemplo, de lo recaudado en 2021, la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga, Cdmb, recibió $20 mil millones.
En 2021 incluso se definió un giro de $46.781 millones del capital recaudado, que correspondió a las vigencias 2019 y 2020.
Voceros de la Corporación señalaron que “los recursos de la sobretasa son claves para temas puntuales en Bucaramanga como el control de la escarpa, la protección de las fuentes hídricas, la recuperación de las áreas de bosques, la educación ambiental y las reservas naturales de la jurisdicción, entre otras gestiones”.
Recordemos un caso puntual: a a finales de enero de 2022, la inestabilidad de la Comuna 4 de Bucaramanga generó el colapso de muros y averías en varios inmuebles del barrio Nariño, tras el desprendimiento de un gigantesco talud en la calle 20, entre carreras 3 y 4. Las casas quedaron ‘pendiendo de un hilo’ y 17 familias fueron evacuadas.
Frente a esta situación, la entidad estatal ejecutó obras allí. Se hizo la construcción de una pantalla anclada, la cual contó con una extensión de 1.865 metros cuadrados con 183 anclajes activos y 188 anclajes pasivos. Parte del dinero invertido allá salió de la sobretasa ambiental.