En Bucaramanga, el peatón es el actor vial más vulnerable. Además de las imprudencias que él comete, hay que decir que a diario se enfrenta a múltiples amenazas.
Bucaramanga definitivamente no está ‘a los pies’ de los peatones. Son centenares los obstáculos que se interponen en el camino de los transeúntes que intentan andar por la ciudad.
La lista de barreras que se encuentran a diario es bastante larga y engorrosa. Y no se trata solo de que tales ‘enlosados’ se encuentren en mal estado, también hay carros y motos usurpando estos pasos, se detectan docenas de negocios que ubican sobre ellos sus vitrinas y ventas ambulantes con sus casetas mal ubicadas; ni hablar de las alcantarillas sin tapa, los postes de energía atravesados y hasta los habitantes de calle que improvisan sus hogares en las áreas que les son propias a los ciudadanos.
Si bien el 44,5 % de la población actualmente emplea automotores propios para movilizarse en sus jornadas diarias, hay que señalar que buena parte de esa población también recorre las calles o hace sus diligencias a pie, dado el caos vehicular que registra la capital santandereana.
De acuerdo con las estadísticas suministradas por la Agencia Nacional de Seguridad Vial, las muertes de transeúntes en el área metropolitana de Bucaramanga se incrementaron el año pasado en comparación con 2021 y, en el 80 % de los casos se trató de víctimas que tuvieron que movilizarse por las calles ante la invasión de las aceras.
En síntesis, las infraestructuras inadecuadas de estos espacios públicos, además de la recurrente invasión y obstaculización de las zonas peatonales, representan las principales amenazas contra la integridad y vida de los transeúntes.