La erosión, acelerada por las lluvias, de manera literal, puso en jaque a comienzos del presente año a los vecinos del barrio Nariño, de la Comuna 4 de Bucaramanga. Sus casas quedaron ‘pendiendo de un hilo’ tras el desprendimiento de un gigantesco talud en la calle 20, entre las carreras 3 y 4.
Momentos dramáticos vivieron en aquel entonces los residentes en esa escarpa del occidente de la meseta de Bucaramanga. ¡Y no era para menos! Ellos vieron cómo sus casas comenzaron a partirse y a hundirse por efecto, claro está, de los movimientos del suelo frágil sobre el que se levantaron.
La emergencia fue tan grave que fue necesario evacuar las viviendas y pagarles subsidios de arriendo a los damnificados.
Finalmente, tras el desmoronamiento de la escarpa, la Alcaldía de Bucaramanga se vio obligada a declarar la calamidad pública para que tanto el Municipio como la Cdmb pudieran emprender acciones en conjunto para controlar la erosión.
Por fortuna, hoy el panorama es distinto. Tras la adecuación de una gigantesca pantalla de anclado, de más de 1.200 metros cuadrados y 187 anclajes, se lograron estabilizar las débiles cuadras del barrio.
“Para decirlo en términos más sencillos, es como cuando uno coloca un ‘chazo’ o un remiendo en una pared, esos son los anclajes y sobre ellos va una especie de tablero, que en el caso nuestro es la pantalla anclada que está construida con cemento”, explicó el ingeniero Evelio Sánchez, de la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga, Cdmb.
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Por su parte, Luis Ernesto Ortega, coordinador de la Unidad Municipal de Gestión del Riesgo, dijo que de manera adicional se adecuaron 110 metros lineales de canaleta de pie de talud y 266 metros lineales de un sistema de abatimiento del nivel freático”.
La inversión, que supera los $5.000 millones, incluyendo la interventoría, aspira a darle la firmeza definitiva a la zona.
“Esta es una obra que le apuesta a salvaguardar la vida de las familias residentes en ese popular sector, a proteger los bienes de infraestructura de la gente, la prestación de los servicios públicos y demás recursos que garantizan la calidad de vida de este popular vecindario de Bucaramanga”, dijo Juan Carlos Reyes Nova, director de la Cdmb.
Las obras, según lo confirmó el coordinador de la Unidad Municipal de Gestión del Riesgo, registran un avance del 85%.
De manera paralela, la Alcaldía continúa asignándoles subsidios de arriendo a las familias afectadas para su reubicación, mientras se desarrollan los trabajos.
“Les hemos venido pagando mensualmente subsidios de arriendo a las familias, entregando más de $21 millones a los afectados ($600 mil por familia cada mes). Lo más importante ha sido que en el desarrollo de la obra estas personas no han corrido ningún riesgo, están seguras”, dijo el funcionario.
Apolonia Sanguino, una de las residentes en la zona de riesgo, recordó los momentos de angustia que vivió cuando su casa comenzó a desplomarse. Sin embargo, hoy agradece la obra, toda vez que ella y su familia son de escasos recursos económicos “y el ranchito es nuestro único patrimonio”.
Por su parte, Higinio Moreno, quien vive en la calle 20 # 2-61, reconoció la importancia de las obras de mitigación y le solicitó al Municipio celeridad para poder retornar a su humilde vivienda.
Periodista de Vanguardia desde 1989. Egresado de la Universidad Autónoma de Bucaramanga y especialista en Gerencia de La Comunicación Organizacional de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del equipo de Área Metropolitana y encargado de la página Espiritualidad. Ganador del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar.
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