Ventanales rotos, paredes estropeadas con pintura, y robo de metales que hacen parte de letreros en negocios y de direcciones en viviendas fueron denunciados por parte de residentes y comerciantes de barrio Cabecera de Bucaramanga.
La comunidad manifiesta que se trata de una problemática creciente, en medio de la cual también se han suscitado roces con habitantes de calle, recicladores informales, y personas afectadas por el consumo de licor y estupefacientes.
Uno de los establecimientos comerciales perjudicados en las últimas horas se ubica en la calle 51 con carrera 36. Además de los daños ocasionados con pintura en el frente de este local, los ‘amigos de lo ajeno’ hurtaron letras y componentes metálicos del letrero que hace parte de este negocio.
Por tratar de hacer respetar y defender su patrimonio, habitantes y comerciantes han discutido con los delincuentes, vándalos, borrachos y sujetos en estado alterado de conciencia por consumo de drogas, que atentan contra sus fachadas, lo cual ha resultado en confrontaciones.
Más allá de las incomodidades y de los daños, hablamos de ‘olla de presión’ que pareciera estar a punto de explotar en una grave situación de intolerancia y violencia.
“A mí ya me agarraron el apartamento a piedra. Fueron unos jóvenes que estaban tomando en el andén. Yo simplemente salí a decirles que le bajaran al ruido porque ya era muy tarde, y me respondieron literalmente con piedras. Me tocó quedarme callada. Me sentí muy impotente, como presa y secuestrada en mi propia casa. Nos sentimos bajo amenaza y en desventaja, porque los desordenados sí saben uno en donde vive”, narró una de las habitantes afectadas.
Conforme con lo señalado por esta ciudadana, quien solicitó reserva de su identidad, los afectados también deben soportar malos olores debido a que algunas personas se orinan en los frentes de viviendas y negocios.
“La situación empeoró mucho este año”
A lo largo de 2022 los comerciantes de este emblemático sector de la ciudad se ‘armaron’ de paciencia para afrontar diversas afectaciones por este tipo de daños y desórdenes.
En ciertas cuadras de la zona se volvió común que los habitantes de calle pernocten frente a negocios, generando problemáticas como residuos esparcidos y sin disposición, al igual que microtráfico y consumo de psicoactivos.
Los comerciantes se han visto obligados con frecuencia a retirar y despejar considerables cantidades de basura en los frentes de los establecimientos para poder abrirlos y operar. Asimismo han tenido que realizar múltiples reparaciones en sus fachadas debido a los daños generados por dicha población.
“Este año tuvimos que pintar varias veces el frente del local. Estamos afectados por diferentes poblaciones: los que se sientan a tomar trago, consumir drogas y escuchar música; y delincuentes que se mezclan entre habitantes de calle y recicladores para cometer robos y hacer daños”, manifestó una comerciante del sector.
“Están invadiendo muchos espacios”
Para César Augusto Niño, miembro del Frente de Seguridad de Cabecera, ya es hora que se diseñe una estrategia por parte de las autoridades para garantizar “controles efectivos y duraderos” con el fin de contrarrestar el vandalismo, los robos y los daños en frentes del vecindario.
“Lamentablemente se ejecutan controles momentáneos, y deben perdurar. También falta una estrategia contundente por parte de la Secretaría de Desarrollo Social, para censar a los recicladores y ampliar la atención para habitantes de calle”, planteó Niño.
Según este líder comunal, este panorama negativo de daños y desórdenes se extendió por, al menos, tres manzanas de Cabecera.
“El corredor del Éxito, conocido como el ‘Pasaje de Los Hippies, ya fue invadido también. Los desordenados y los delincuentes se están tomando espacios grandes en el sector. A lo largo de la carrera 33 se puede evidenciar la gran cantidad de fachadas perjudicadas. Entre las calles 48 y 46 se pintaron mensajes cifrados por parte de expendedores de droga, con el fin de informar aquellos puntos en donde se venden y se consumen drogas”, relató este miembro del frente de seguridad.
La comunidad reclama mayor vigilancia y control de las autoridades.