“Durante el trayecto el perro se sintió desesperado: estaba inquieto y lloraba”, relata una de las dueñas de este canino y añade que la azafata del vuelo 7717 las obligó a mantener la mascota encerrada, pese al estrés que reportaba el animal.
“Nos obligaron a tenerlo encerrado y en el piso, ni siquiera nos permitieron tener el guacal en las piernas para que el perro nos viera y se sintiera tranquilo”, continúa la dueña de Kenzo.
El vuelo fue operado por la aerolínea Satena y tenía como destino Medellín.
Según la explicación de la aerolínea, el animal viajó en compañía de dos mujeres y un perro más. “Fueron transportados en la cabina de pasajeros junto a sus dueños, cada uno en su respectivo guacal de tela con ventilación para garantizar su seguridad y comodidad, así como la de los demás pasajeros”.
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Hacia las 2:40 de la tarde el vuelo 7717 aterrizó en el aeropuerto Olaya Herrera. Kenzo había dejado de llorar.
“Abrimos el guacal para ver cómo estaba y nos dimos cuenta que se había ahogado. A pesar de todo lo que hicimos (respiración boca boca y masaje cardíaco) no fue posible salvarlo”.
Satena lamentó el fallecimiento de Kenzo y aseguró que ellos cumplen con todos los protocolos y estándares de calidad “que están establecidos en las políticas de la compañía, de acuerdo con la normatividad aeronáutica colombiana”.