Sensores instalados en rocas de la isla Rey Jorge, en La Antártica, registraron una temperatura máxima de 34°C el pasado enero, lo que evidencia el avance del cambio climático.
La Tierra en 2021 estuvo unos 1,9 grados Fahrenheit (o unos 1,1 grados Celsius) más caliente que el promedio a finales del siglo XIX, el inicio de la revolución industrial.