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Fútbol colombiano
Sábado 05 de septiembre de 2020 - 12:00 PM

Javier Orobio, arquero por accidente

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Suministrada prensa Atlético Bucaramanga / VANGUARDIA
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Siempre ha soñado con hacer goles, pero también se encarga de evitarlos, por una jugada del destino que lo llevó a ponerse los guantes y pararse bajo el arco.

Esa es la historia de Javier Alexis Orobio Rincón, el nuevo arquero de Atlético Bucaramanga.

El futbolista, nacido en Cali hace 24 años, dejó su casa cuando apenas tenía 11, para perseguir el sueño de convertirse en arquero profesional. “Fue una niñez muy bonita. La pasé casi toda en Marmato (Caldas), en donde me crie con mi abuela y mis tíos. Mi madre falleció cuando yo estaba muy pequeño y mi padre ha estado fuera del país por muchos años”, contó Orobio.

Como es natural, dejar a su familia a esa edad fue complejo, pero la ilusión por brillar lo llevó a una cancha, en Marmato, municipio que es famoso por sus minas de oro. No pasó mucho tiempo para que, con apenas ver un balón y tener la posibilidad de hacer parte de un equipo, el corazón de Orobio se acelerara.

Pero no comenzó en el arco, lo hacía como delantero, pues le encanta hacer goles, algo que ya demostró con la camiseta de Atlético Bucaramanga en las divisiones menores, en donde lo han visto marcar de penal y de tiro libre. Sin embargo, el fútbol se encargó de llevarlo al arco, por un infortunio de un compañero, cuando jugaba en un equipo llamado Los Galácticos, oriundo del departamento de Caldas y entrenado por Luis Enrique ‘El Calidoso’ Ortiz.

“Fui a Marmato donde empecé a jugar, pero no era arquero sino delantero. Un día fuimos a jugar un partido a Supía (municipio de Caldas) y lastimosamente el arquero no pudo viajar porque no tenía plata para ir. De vez en cuando yo atajaba, pero ‘recochando’, porque me gustaba era jugar. Nadie quiso tapar ese día y yo me metí al arco y me vio Ancízar Valencia (técnico de divisiones menores de Once Caldas), y me llevó para Manizales, así empezó mi carrera”, recordó el arquero.

No fue un camino de rosas

Con 13 años, Javier fue llevado a jugar con la Selección Caldas y en el equipo Profesionales, en donde el técnico también era Valencia. Posteriormente pasó al Once Caldas y estuvo hasta el año 2013, en donde hizo casi todas sus divisiones menores. Luego fue a Llaneros, en 2014, y un año después llegó a Atlético Bucaramanga, de la mano de Diego Barragán, asistente técnico de aquella época.

“Me abrieron las puertas y vine a hacer las cosas de la mejor manera. Venía con mucha expectativa de ganarme un puesto, porque me iban a acercar a un equipo profesional”, expresó Orobio.

Todo eso fue un recorrido duro, no fue ningún camino de rosas, como lo reconoció el mismo jugador. A pesar de eso, salir a buscar su sueño ha valido la pena. “No me arrepiento un solo momento, lo volvería a hacer. El fútbol es algo que siempre me ha movido y desde que tengo uso de razón me ha gustado. Tomé la decisión de salir a buscar un sueño, gracias a Dios mi familia estuvo ahí para apoyarme”, manifestó el deportista.

Un ‘Leopardo’ más

El primer vínculo del vallecaucano con Bucaramanga inició en el 2015 y duró hasta el 5 de abril de 2018, cuando tuvo la posibilidad de ir a Portuguesa, elenco de primera división de Venezuela. “Allá tapé los últimos seis meses de ese año. Me fue bien, gracias a Dios. Lastimosamente llegué a un país donde las cosas no estaban muy bien”, por lo que finalmente regresó a Colombia en el 2019, más exactamente al cuadro ‘Leopardo’.

Volvió a firmar con Bucaramanga, por dos años. Pero no tuvo muchas posibilidades de jugar. Posteriormente estuvo a punto de firmar con Patriotas, pero no se dio su paso. Luego rescindió su contrato con el elenco santandereano y, por cosas de la vida, mientras estaba sin equipo, volvió a ser llamado por el club y de nuevo firmó contrato, esta vez por tres años, hasta 2023. Como quien dice, parecen estar ‘condenados’ a entenderse.

Su sueño

Orobio tiene muchos sueños en el fútbol, uno de ellos es consolidarse en el arco del Bucaramanga y, algún día, dar el salto al fútbol europeo. “Confío mucho en mis capacidades. Soy un arquero muy completo”, afirmó.

Ahora está enfocado en seguir demostrando su talento bajo los palos, pues el fútbol es su vida, tanto que espera cumplir el deseo de aquel pequeño que, con apenas 11 años, le dijo hasta pronto a su familia y salió por su sueño: triunfar como futbolista.

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Publicado por Sergio Iván Bustos Núñez

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