El Negro Miguel Oswaldo González es uno de los goleadores históricos del Atlético Bucaramanga y se encuentra en un espacio especial en el corazón de los hinchas. En dos temporadas, 1982 27 goles y 1985 34 tantos, consiguió los títulos de artillero de la Liga Nacional.
Fue el ídolo de la mayoría de los niños en la década de 1980, que en esa época aún podían patear sin problemas la pelota en las calles de los barrios de Bucaramanga y hasta querían tener su look.
Los menores peleaban por ser ‘El Negro’ Miguel Oswaldo González en los ‘picados’ y los grandes asistían tranquilos al estadio Alfonso López porque el delantero argentino garantizaba los goles.
‘El Negro’, que imponía su potencia y frialdad para definir con la pierna izquierda, por estos días está en su natal Argentina, pero todavía guarda la esperanza de volver a defender los colores del Atlético, ahora desde la parte técnica. Lo ubicamos y recordamos esos años gloriosos.
Mantiene intacto el recuerdo de la disputa por el Botín de Oro de 1985 con Juan Gilberto Funes, de Millonarios, quien lo alcanzó en la tabla de goleadores en la última fecha, con dos tantos ante Nacional en Medellín; pero en los últimos minutos del juego Bucaramanga – Independiente Medellín, en la ‘Ciudad Bonita’, después de buscarlo todo el tiempo, logró anotar.
Todavía se ve en andas de la emotiva afición búcara que celebró ese gol contra el ‘Poderoso de la Montaña’ como si fuera el título, porque hasta vuelta olímpica hubo.
Como si se tratara de un locutor de la época, pero con su pausada manera de hablar, relató que “Alex Churio desbordó por el sector izquierdo, tiró el centro hacia atrás y yo iba entrando al área y le pegué algo mordido al balón, y entró junto al palo como pidiendo permiso, eso le dio la sensación de nerviosismo y de tensión en ese momento”.
Terminado el relato, hasta daban ganas de salir corriendo y celebrar de sólo imaginarse ese momento mágico, que cerró un duelo ‘codo a codo’ entre dos artilleros de raza, uno de club humilde y otro de abolengo.
En el cuadro ‘Leopardo’, Miguel Oswaldo González estuvo de 1982 a 1985 y en dos ocasiones se quedó con el título de goleador, tanto en el debut como en la despedida; además, integró ese elenco de 1984, que bajo la dirección técnica de Hermán ‘El Cuca’ Aceros y con jugadores como Luis Landaburu, Luis Fernando Herrera, Óscar Muñoz, Juan Carlos Díaz, Alfredo Ferrer, Janio Cabezas y Héctor Ramón Sossa, entre otros, peleó por el título del campeonato, con un fútbol que enamoró a propios y extraños.
¿Pero por qué no alcanzó el título ese gran equipo? “Habían clubes que tenían nóminas más poderosas, y apoyos económicos fundamentales. Nos faltó a lo mejor un poquito de apoyo y que no nos pasaran cosas. Un partido clave en toda esa campaña fue contra América en Bucaramanga, íbamos ganando 1-0 y eso nos permitía alejarnos de ellos y de Millonarios, pero perdimos 2-1. El segundo gol de Eduardo Pimentel fue en una posición muy dudosa, y ese triunfo les permitió sacarnos un punto en la tabla, que después consolidaron en casa. Esa fue la parte más rara que tuvimos que pasar porque el triunfo nos dejaba cerca de la estrella”.
Reconoció que su mejor socio en el Atlético fue Juan Carlos Díaz, pero también fue un afortunado por contar con hombres como Óscar Muñoz, William Ruiz, Alfredo Ferrer y Janio Cabezas, con quienes se entendió muy bien.
A sus 67 años, ‘El Negro’, quien también dejó huella en Banfield y Unión Atlético Táchira, sueña con regresar al Atlético, es la deuda pendiente.
“Bucaramanga en lo personal es una ciudad que quiero mucho por todo lo que ocurrió en mi carrera como jugador profesional. Siento un especial cariño por el equipo, la ciudad y la gente; siempre mi deseo fue estar involucrado otra vez con el equipo y nunca se dio y es algo que tengo pendiente hasta el día de hoy, no sé si el destino me da esa posibilidad”, dijo.
Sufrió como todos los hinchas la época de la B del club y también festejó como pocos el ascenso. Desde la distancia, desea que llegue la anhelada estrella y considera que el trabajo específico de los delanteros es clave para solucionar ese problema de gol que aqueja al ‘Leopardo’.
