Dice el refrán popular que ‘todo tiempo pasado fue mejor’, y para las relaciones comerciales entre Santander y Venezuela, antes del cierre de la frontera, sí que lo era.
Para hacerse una idea de lo que fue ‘la bonanza’ en la canasta exportadora santandereana con el vecino país: para el 2009, las exportaciones de la región a Venezuela alcanzaron los 340 millones de dólares. Incluso, por ejemplo, en el 2013 la participación de dichas exportaciones lograron el 11,1% del total del departamento.
Tal eran los lazos económicos entre estos dos territorios que Santander alcanzó a exportarle a los venezolanos 203,7 millones de dólares en carnes para el 2008 y 34,9 millones de dólares en lácteos.
No obstante estas buenas cifras se fueron a ‘pique’ por la crisis diplomática colombo-venezolana del 2010, cuando se enfrentaron los gobiernos de Álvaro Uribe y Hugo Chávez. Este último tomó la decisión de no comprar productos colombianos, por lo que los empresarios santandereanos se quedaron sin su mercado natural y tuvieron que reemplazarlo por otros como Estados Unidos.
El golpe fue tan duro que las exportaciones en el 2010 cayeron por el orden del 70%, según el Dane. Las relaciones comerciales tuvieron un respiro en el 2013, cuando Santander exportó 124 millones de dólares, pero de nuevo hubo otro impacto negativo en las operaciones comerciales de Santander y Norte de Santander, que pasaron de 1.331 millones de dólares en 2015, cuando se dio el cierre unilateral de la frontera por Venezuela, a 237 millones de dólares en el 2019, cuando hubo la ruptura definitiva de las relaciones políticas y diplomáticas.
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Aquellos tiempos
Juan Hernando Puyana, director de la Comisión Regional de Competitividad e Innovación - Santander Competitivo, recuerda que el mejor año de comercio exterior de Santander con Venezuela fue el 2009 y también el 2008 cuando se exportaron 330 millones de dólares.
“Pero luego caímos en el 2010 a 17 millones de dólares. Actualmente estamos exportando 5 millones de dólares, que son las cifras para el 2021”, precisa Puyana.
Cuenta que los sectores que tuvieron un excelente protagonismo entre 2008 y 2009 fueron carnes, lácteos, sistema moda y autopartes. “Con esto podemos pronosticar que hay un gran potencial para regresar a esas cifras positivas de aquellos buenos años”.
Puyana invita al empresariado santandereano, tras los anuncios del presidente electo, Gustavo Petro, de restablecer las relaciones comerciales y reabrir la frontera, a revisar la demanda actual del mercado venezolano, también la oferta, y empezar a trabajar para recuperar ese mercado importante para el departamento.
Jaime Andrés Buenahora, gerente general de Laa Boucherie, y Margarita María Reyes Cavanzo, gerente comercial Laa Boucherie, empresa exportadora, afirman que la reapertura del paso fronterizo hacia el país hermano Venezuela sería una excelente noticia para la reactivación económica santandereana.
Indican que se incrementarían las ventas en los sectores de agroalimentarios, metalmecánico y sistema moda.
“En los años pasados, entre 2010 y 2014, cuando existía gran fuerza en las exportaciones con Venezuela, Santander logró ser protagonista y repuntar a grandes cifras en exportaciones de agroalimentos y manufactura, cuando hubo excelentes relaciones comerciales con el vecino país”, recordaron los empresarios de la región.
Lo que viene
Para conocer las repercusiones que traerá un futuro restablecimiento de las relaciones comerciales y la reapertura de la frontera colombo-venezonala, Vanguardia habló con Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.
¿Qué implicaciones diplomáticas trae el acercamiento del nuevo Gobierno de Petro con el Gobierno venezolano?
Hasta ahora tiene implicaciones simbólicas, porque el presidente electo todavía no se ha posesionado. Lo que vemos es que se está adelantando, no esperará hasta el 7 de agosto y tratará de adelantar todo lo que pueda. Lo que empezará es un diálogo previo entre el Ministerio de Relaciones Exteriores con Maduro, para ir hablando de cómo será la logística de la reapertura de sus consulados y embajadas, que tendrá dos momentos: uno simbólico al estilo Obama (Estados Unidos) y Castro (Cuba) en julio del 2016, cuando después de medio siglo restablecieron relaciones. Otro momento será revivir los esquemas binacionales, los comandos conjuntos y autoridades subnacionales. Será gradual, pero habrá una ceremonia simbólica que fije el curso de las relaciones.
¿Qué repercusiones habrá para las relaciones comerciales?
Se espera que haya un impacto positivo en la economía fronteriza colombiana por dos razones: primero, porque habría una reapertura constante de la frontera, ahí se debe solucionar el tema migratorio, cómo será el control, si Colombia tiene los recursos para manejarlo. Segundo, Venezuela viene recuperándose económicamente, la inflación está en un solo dígito, luego de ocho años la economía venezolana volvió a crecer, la dolarización de su actividad económica ha favorecido y este país está produciendo entre 800 mil y 900 mil barriles diarios, en su peor momento bajó a los 300 mil y en el 2022 no vendió ni uno. Esto hace pensar que esa reactivación puede llegar revivir el comercio fronterizo, en especial para los departamentos cercanos a la frontera.
El asunto más sensible es la posición de Venezuela. Lo que pase podría confirmar el retorno de este país a los escenarios multilaterales. Eso pasará por dos fases: una, el restablecimiento de relaciones con Colombia, que es para Venezuela lo más importante en este momento. Colombia es la frontera más viva que tiene Venezuela, el actor que se había encargado de liderar su aislamiento. Por tanto, este acercamiento de Petro es, sin duda, el suceso principal. Dos, será clave la cumbre de estados latinoamericanos y caribeños en septiembre, creo que irá Petro y hará su presentación ante la región, e irá Maduro, donde se sellará el retorno de Venezuela. No obstante, no habrá señales de simpatía hacia Venezuela, ni de solidaridad, ya que a ningún país le interesa legitimar a Maduro, pero el mensaje es que a Venezuela no se le puede excluir y apostarle a la paz.
¿Qué cambios traerá la reapertura de la frontera para la economía?
Significa poder aliviar la crisis económica que hay en la frontera, producto de la parálisis por pandemia, sumado a la crisis venezolana. La reapertura reactivará la economía de los departamentos de la frontera. Hay un reto migratorio, insisto, cómo vamos a negociar con Maduro ese control, el establecimiento de corredores, la garantía de los derechos de los migrantes; pero en términos económicos, se esperaría un mayor actividad, dinamismo y, por ende, mayor seguridad. Esto lo sabremos con mayor exactitud en el segundo semestre del año.
2008 y 2009 fueron los años de ‘la bonanza’ comercial entre Santander y Venezuela, pero tras las rupturas diplomáticas, las exportaciones se fueron a pique.