La economía santandereana creció 5,3 % en el 2022. Así lo reveló esta semana el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), al publicar los resultados del Productor Interno Bruto por departamentos. Este dato está por debajo del promedio nacional que se ubicó en 7,3 %
Además, este porcentaje es menor al registrado en el 2021, cuando la economía regional creció por el orden del 9,5 %. Y es mayor al presentado en el 2020, cuando en plena pandemia la actividad económica de Santander decreció en 8,6 %.
De esta manera, el departamento continúa como la cuarta economía de Colombia, pero con base en la variación porcentual de la tasa de crecimiento, entre las principales economías, fue la que menos creció, por debajo de Bogotá, con 9,5 %; Atlántico (9,3 %), Valle del Cauca (8,1 %), Cundinamarca (7,8 %) y Antioquia (6,9 %).
Y en cuanto a participación porcentual del PIB nacional, como lo afirmó Piedad Urdinola, directora del Dane, Santander en los últimos 10 años está en una especie de estancamiento en su contribución económica al país, manteniéndose en los últimos años por el orden del 6 %. Por ejemplo, en el 2020 se ubicó en 6,2 %, luego en el 2021 llegó al 6,3 %, y en el 2022 registró un porcentaje similar (6,3 %).
De acuerdo con el Dane, el valor agregado a precios corrientes fue de $92,2 billones en el 2022, mientras que en el 2021 fue de $74,7 billones.
Por sectores
El informe del Dane, según actividad económica, evidenció que industrias manufactureras; Comercio, reparación de vehículos, transporte y almacenamiento, alojamiento y servicios de comida; agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca; y administración pública y defensa, educación, salud, son los sectores que más jalonaron la economía de Santander, sumando el 65,95 % del PIB.
Y si se compara por actividad y departamentos, Santander es la cuarta región del país con mayor participación porcentual en agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca (9,2 %). También ocupa el quinto lugar a nivel nacional en participación con industrias manufactureras (10,1 %), el tercero en contrucción (6,9 %), y el cuarto en actividades inmobiliarias (5,8 %).

Catalina Chacón, economista con Maestría en Política Pública y docente de la Universidad Santo Tomás, en Bucaramanga, precisa que, a primera vista, se puede considerar que la senda positiva del PIB se mantiene. Sin embargo, al entrar a los detalles de la evolución, esta no ha sido muy significativa.
“En términos de tasa de crecimiento en volumen del PIB, Santander estuvo dentro de los departamentos destacados por crecer por debajo del nacional (5,3 %), y la participación porcentual (6,3 %) se mantuvo igual respecto al 2021.
La académica resalta que Santander tenga una ‘economía diversificada’, que abarca sectores como agricultura, industria, comercio y turismo, incluso es un factor positivo frente a otros departamentos, pero hace falta gestionar adecuadamente recursos y fomentar la competitividad en cada uno de ellos. “Aun cuando en actividades económicas a nivel nacional el departamento este entre los 10 mejores, hace falta mejorar las cifras que en muchos casos no avanzan más de 1 o 2 décimas”.
Chacón evidencia un contraste: el potencial agrícola con tierras fértiles y variedad de climas versus la agricultura con una participación que se ha mantenido estable sin mayor variación, casi desde 2019 en 9,2 %.
“Vale reflexionar la importancia de promover tecnología agrícola y apoyar a los agricultores locales para aprovechar al máximo este potencial y, además, pensar en que esto garantizaría la seguridad alimentaria tanto para el departamento como para el país”.
Según la economista, lo mismo ocurre con el desarrollo industrial, aunque Santander ha experimentado un crecimiento significativo en su sector industrial, especialmente en áreas como la manufactura y la producción de bienes. El valor agregado de esta actividad económica y su participación a nivel nacional se ha mantenido estática en estos últimos dos años (variación de 10 % a 10,1 %).
“Esto es un motivo que puede ser un llamado de atención para considerar cómo se pueden fortalecer las cadenas de suministro locales, la innovación y mejorar la productividad industrial para competir a nivel nacional e internacional”.
Con la misma tendencia de estabilidad, el sector de la construcción se sigue consolidando como una actividad económica importante para el aparato productivo y para la generación de empleo en la región, aportando el 6,9 % al PIB de Santander, subraya la docente.
“Aunque Santander tiene un PIB en crecimiento, también enfrenta desafíos sociales y económicos, como la desigualdad, la pobreza y la falta de acceso a servicios básicos en algunas zonas rurales. Reflexionar sobre el PIB departamental nos invita a considerar cómo se pueden abordar estas desigualdades y promover un crecimiento inclusivo, donde todos los habitantes de Santander puedan beneficiarse de manera equitativa del crecimiento económico”, concluye Chacón.

Por su parte, la doctora en Administración Isabel Cristina Rincón, decana de Ciencias Económicas, Administrativas y Contables de la Udes, recuerda que esa cuarta posición entre las economías de Colombia, Santander la ha mantenido al menos durante los últimos 5 años, seguida muy de cerca por Cundinamarca que, en cualquier momento, podría superarla y relegarla al quinto lugar.
¿Por qué Santander no ha logrado superar a las demás regiones y por el contrario parece estancarse? Rincón afirma: “Si se observa el puntaje de Santander en los 3 pilares fundamentales del Índice de Competitividad para el crecimiento del PIB, se observan algunos datos preocupantes. El tamaño del mercado no ha tenido grandes variaciones, por lo que se podría decir que el departamento de Santander ha alcanzado su límite de consumo de bienes locales”.
Agrega que la innovación ha venido creciendo en los últimos años, pero esto es apalancado principalmente por las instituciones de educación superior y no por el sector empresarial. Por el contrario, Santander cada vez es peor en entorno para los negocios. Esta variable tan importante para la dinámica empresarial ha estado perdiendo puntos en el índice durante los últimos 5 años.
“En nuestra región llena de informalidad y de microempresas es cada vez más difícil hacer negocios, es cada vez más complicado emprender desde la innovación y desde la formalidad. Aquí los habitantes montan empresa por necesidad, para sobrevivir, más no como un proyecto, con una proyección y con bases financieras sólidas”.
La académica estima que si se quiere perfeccionar la productividad, la región debe trabaja en mejorar el entorno para los negocios, hacer más fácil la creación de empresa, los trámites necesarios, la posibilidad de poder comerciar dentro y fuera de la región y “tenemos que lograr que la innovación generada en las instituciones de educación superior se conecte con las necesidades de las empresas para lograr nuevos productos, servicios, métodos y herramientas”.
Álvaro Javier Vargas, magíster en Economía y Desarrollo y docente de Economía en la Unab, puntualiza que la dinámica del crecimiento del 2022 fue la mitad de la del 2021, lo que evidencia que Santander va en la misma tendencia del PIB nacional, desacelerando su tasa de crecimiento. “Esto es comprensible por el efecto rebote en el 2021, producto de la pandemia, cuando hubo una contracción de la economía”.
El académico sostiene que la tasa de crecimiento de la región va en línea con la política monetaria del Banrep, que es contractiva por la subida de la tasa de interés. “Vemos que las actividades artísticas y de entretenimiento tuvieron un incremento sorprendente por encima del 50 %. Aporte destacado en el PIB departamental”. Destaca el crecimiento de sectores, que están por encima de la media, como información y comunicaciones (14,2 %), comercio (10,3 %) y la construcción.
A la docente le preocupa la contracción de 7 puntos porcentuales del sector de minas y canteras, por ser una actividad que la aporte muchos ingresos al departamento. “Esto es crítico porque es una actividad estratégica en la región y, además, es una fuente de recursos fiscales para el Gobierno y de divisas por las exportaciones. Desde el 2019 viene cayendo y hay que prestarle atención”.
Recuerda que a largo plazo la tasa de crecimiento de Santander se estiman por el orden de 4 % y 4,5 %.

Respecto al crecimiento económico, Ángel Galvis, magíster en Análisis Económico y asesor del AMB, enfatiza en que debe analizarse de dos formas: en precios corrientes, únicamente tomando las variaciones en dinero de la producción; y la segunda, en precios constantes realizando una corrección del valor del dinero en el tiempo debido a la inflación.
“En pesos corrientes, el PIB de Santander tuvo una variación de $74,7 billones a $92,2 billones, lo que corresponde a un crecimiento del 19,01 %. Sin embargo, si se tiene en cuenta el impacto de la inflación en este crecimiento, haciendo las variaciones en precios constantes, el crecimiento real es del 5,3 %. En este caso, Santander creció por debajo del ritmo del crecimiento del promedio nacional que fue del 7,3 %, dinámica que se repite por sexto año consecutivo. Desde el 2016, la región no crece más que el país”.
En cuanto a la vocación productiva, Galvis resalta dos puntos clave de la economía de Santander: tiene un alto grado de diversificación, los sectores principales son: la manufactura con una participación del 22,4 % del PIB, el comercio mayorista y minorista con el 17,5 %, la agricultura con el 14,8 % y el sector público con el 11,3 %.
“Hay una baja dependencia de ‘sectores extractivistas’ como la explotación de minas y canteras que incluye al sector petrolero, que aportan tan solo el 5,3 % del PIB de Santander. Se puede decir que este sector no es grande pues comparado con el peso nacional del sector de minas y canteras que es del 7,6 %, o por ejemplo con el peso en departamentos como el del Meta, en donde el sector es del 55,3 %, o el Casanare donde es del 50,4 % del PIB. Lo que permite remarcar que Santander tiene una economía relativamente de bajas emisiones alineada con los intereses globales de transformación industrial, producción de alimentos y fortaleza del sector terciario, sin una alta dependencia de la explotación de recursos naturales no renovables”, explica el analista económico.
Para Galvis, es estratégico resaltar que para el 2022 la producción manufacturera santandereana fue la quinta más grande del país, representó un total de $16,9 billones, que en precios corrientes su crecimiento ha sido de 31 % más que la del 2019. Lo que significa que superó la producción manufacturera previa al Covid-19, incluso descontando el efecto de la inflación.
“Finalmente, en materia de impuestos es importante resaltar que Santander aporta el 11 % de la tributación del país, siendo el tercer territorio que más aporta al Estado superado únicamente por Bogotá y Antioquia, lo que también es un indicador clave de la importancia que representa Santander para Colombia”.