Empresarios y congresistas se dieron cita ayer en el foro Impacto Empresarial de la Reforma Laboral, organizado por Fenalco Santander, con la finalidad de socializar y debatir el articulado del proyecto de ley, que ya está radicado en el Congreso, desde el pasado 16 de marzo.
Alejandro Almeyda Camargo, director ejecutivo de Fenalco Santander, hizo la introducción al evento, enfatizando en que el articulado de la iniciativa legislativa impactará a los 120 mil empresarios santandereanos, de los cuales el 99,8 % son micro y famiempresarios
“Como empresarios nos preocupa la reforma laboral así como está planteada. Hay que recordar que venimos de pandemia, paro nacional, inflación y volatilidad del dólar, todo esto afecta el flujo de caja de las empresas, en especial, comerciantes, centros comerciales, hoteles y restaurantes”, recalcó el dirigente gremial.
Peros al proyecto
Almeyda Camargo precisó que el impacto es tanto en el comercio que las ventas de este sector son así: 7 de cada 10 ventas se hacen el sábado y domingo, entonces esto se afectaría con los recargos de fin de semana para las empresas.
“El recargo dominical pasa del 75 % al 100 %, a eso se le suma que el nocturno arranca a las 6:00 p.m. Entonces, estas nuevas condiciones dejan por fuera la dinámica económica y laboral de bares, restaurantes, comerciantes y hoteles”, recalcó el directivo de Fenalco.
Insistió en que esta reforma plantea una contratación rígida para todos los sectores de la economía colombiana y desconoce que el mercado laboral del país es cíclico. Por ejemplo, hay picos en Semana Santa, mitad de año y diciembre en el comercio, actividad que se mueve por temporadas.
En cuenta a la estabilidad laboral, aseguró que es excesiva, a eso se suma los cambios en la contratación de terceros, la rigidez en la terminación de los contratos laborales Y el incremento de los costos de la sindicalización.
“Entre el 30 % y 35 % es la sobrecarga para las empresas que se trasladará a los consumidores, producto de la jornada mensual, el salario mínimo y la reforma laboral. Esta última tiene un impacto del 17 % en sobrecostos en las empresas, por trabajo nocturno, fin de semanas y contratación”, apuntó Almeyda Camargo en su intervención.
Concluyó que el 85 % de los comerciantes trabaja en horario extra cuando la gente descansa para poder sobrevivir. “Nuestras propuestas son generar más incentivos para mayor empleo formal, flexibilizar la tercerización, que haya jornadas laborales especiales, procurar el trabajo de tiempo parcial, mantener el contrato de aprendizaje, afianzar los modelos híbridos de trabajo y proteger las plataformas digitales”.
Vanguardia presenta algunas posturas de los congresistas de Santander y el país de diferentes partidos sobre el proyecto de ley laboral.
Paloma Valencia, senadora del Centro Democrático

“¿Cuáles son las bondades de la estabilidad forzada, por ejemplo, para las madres cabezas de hogar? Eso ya lo vivimos con las personas en situación de discapacidad. La estabilidad reforzada no genera empleo, no es un incentivo en los mercados; puede ser una buena voluntad, pero es un error grave difícil de superar. Esta reforma es beneficiosa para los empleados formales de empresas grandes, para los sindicatos y sindicalistas, y los contratos a término indefinido.
¿Cuál es la población beneficiaria de esta ley? Es un grupo muy pequeño. Esta reforma sí perjudica a la gran cantidad de trabajadores del país, que no cotizan pensión, salud y ARL. Las micro y pequeñas se quebrarán y quedarán por fuera del mercado. Hoy Colombia necesita generar empleo y no centrarse en los que ya lo tienen. La mayoría de los colombianos están buscando empleo y otros intentan montar empresa”.
Álvaro Rueda, representante a la Cámara por Santander por el Partido Liberal

“El impacto económico de la reforma ha generado un sinsabor en los sectores empresariales, quienes son los que reducen el desempleo y la pobreza, por ellos hay que trabajar. Pero hay que salvaguardar los derechos de los trabajadores, sin desconocer el rol de los empresarios. Quién no quiere mejores condiciones laborales para los trabajadores.
No hay que ser irracionales y pensar que le estamos haciendo un favor a los trabajadores. Es verdad que los empresarios no tienen las condiciones en este momento para acarrear los cargas y costos que trae la reforma como horas extras y recargos nocturnos. Insisto en que no se debe establecer un horario generalizado de la jornada laboral porque hay muchos sectores que trabajan en diferentes horas, para eso el Gobierno debe mirar la realidad de cada sector, ya que así la reforma afectará los indicadores de productividad, se le están cargando a los empresarios licencias, despidos, horas extras, sindicalización, recargos nocturnos y tercerización”.
Érika Sánchez, representante a la Cámara por Santander

“Colombia debe plantear una reforma estructural para afrontar las necesidades de todos los sectores económicos. Pero los empresarios no pueden quedar eximidos de esta reforma. Además, el proyecto no puede ser un tema de partidos, sino de país. Estoy de acuerdo con reducir la jornada para dignificar el trabajo y bajar las cargas laborales de los trabajadores.
Pero cómo se le dice a un empresario que tiene que contratar más, si están ahogados con cargas tributarias y sobrecostos laborales. Entonces, no hay garantías económicas para formar empresas con esta reforma, que tiene daños colaterales. Insisto, este proyecto no les da soluciones a los 12 millones de informales y a los 3,4 millones de desempleados”.
Sandra Ramírez, senadora del partido Comunes

“Lo que hoy vive la economía colombiana no se lo invitó este Gobierno, es un problema estructural desde hace muchos años y repercute de manera directa en el empresariado, así como lo que sucede en el exterior. Hago esta reflexión, la guerra daña la economía. Por ejemplo, cuántos recursos se traga la guerra y se dejan de invertir en la economía nacional y local. La guerra destruye el tejido social y se lleva esos talentos para otros países que pueden ser productivos acá.
Lo peor, tenemos una deuda laboral con el campo colombiano, que pide vías y empleo, donde se ha abandonado la industria y hay desigualdad. Los empresarios ven la reforma como lo malo que se viene, pero no ven lo que hay más atrás, que es estructural. En Santander no se han hecho mesas y reuniones con los empresarios para exponer el espíritu de la reforma. No es hacer e imponer, sino concertar”.