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Nacional
Miércoles 28 de diciembre de 2022 - 12:00 PM

Lo duro que ha sido vivir este año con el mínimo

Trabajar horas extra, renunciar a la carne y pedir prestado han sido algunas maromas financieras para mantenerse.

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El Colombiano / VANGUARDIA
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No hay angustia peor para un jefe de hogar que aquella que siente cuando la plata no le alcanza a la hora de cubrir todas las necesidades básicas de su familia.

En 2022, el salario mínimo tuvo un aumento de 10%, el más alto en 11 años. Sin embargo, los precios de la canasta básica aumentaron tan rápido que no hubo mucho tiempo para disfrutar ese pago.

Además, el incremento en el costo de vida se sintió muy diferente en cada hogar. Mes tras mes, el Dane reportaba como el Índice de Precios al Consumidor (IPC) crecía sin dar tregua y era más implacable con las familias vulnerables.

Se ha hecho común escuchar la queja de los trabajadores en el bus, en el metro o en una caminata por el barrio: “todo está muy caro”. Esa sensación coincide con la realidad porque, en condiciones normales, la inflación no debería superar el 3%. Aún así, hoy día está en un desbordado 12,5%.

¡Es en serio, no alcanza!

Laura Gallego, con 27 años, tiene un empleo con todas las prestaciones y hace parte de los 3,4 millones de personas que se ganan un salario mínimo en Colombia, o sea, un millón de pesos.

No tiene personas a cargo, pero sí dos amigos que igualmente tienen necesidades urgentes: “Tengo dos gatos que este año me pusieron en una situación muy compleja porque uno de ellos tiene necesidades especiales y el costo de manutención se disparó, al punto en que tuve que decidir entre comer tres veces o alimentarlos y comprar los medicamentos que se necesitan”.

Sus cuentas claramente empezaron a arrojar un saldo rojo cuando al salarios le restaba los costos básicos para vivir. Solamente en arriendo se le van $800.000, eso es el 80% del sueldo; sin mencionar la factura de los servicios, que oscila entre los $85.000 y los $90.000; “y la comida para un gatico de cuidado especial y sin dientes, que son aproximadamente $250.000”, dijo.

Esas obligaciones ya suman $1.140.000 y todavía no incluye el valor del mercado: “Un mínimo alcanza para pagar arriendo, servicios y los productos de aseo. No da para más”, exclamó.

¿Entonces, cómo se las ingenia para cubrir el resto? “Si en la empresa ofrecen la opción de trabajar horas extra, yo las tomo. A veces, no trabajo 48 horas a la semana sino 65 o 70 horas. Mi abuela me ayuda con la alimentación, me dice: llévese un paquete de arepas o estas frutas, y yo lo recibo con los brazos abiertos”.

Ha hecho otros sacrificios como renunciar a la carne y los lácteos, tampoco pide domicilios un fin de semana ni se da el gusto de ir a cine, como antes.

“Me senté hace unos meses e hice la cuenta de absolutamente todos los gastos del mes, ahí encontré algunos gastos innecesarios que eliminé. Cosa que yo no compre dentro de la lista del mercado, queda tachada”.

El Dane se ha encargado de recoger las sensaciones de los hogares a través de la encuesta Pulso Social, cuya más reciente versión arroja que el 48% de las cabezas de familia dice que la situación de su hogar es peor que hace 12 meses.

Manuela Meneses tiene 22 años, responde por su madre y su hermano, está financiando su carrera universitaria y también se gana un salario mínimo. Aunque no entró en el detalle de sus cuentas, sí aseguró que los gastos superan su ingreso.

“Yo este año no tuve paz porque me tocó hacer maromas. En algunas ocasiones tenía ayuda económica de mi papá, en otras me tocaba prestar plata y luego miraba cómo pagar. Fue horrible, me da hasta risa, yo me preguntaba: ¿uno en verdad cómo hace para vivir?”, comentó.

“Cada quincena —dijo— miro qué cosas puedo llevar y cuáles tengo que dejar. Este año me ha pasado que en la primera quincena compro una libra de arroz a un precio, y a la que sigue ya está mucho más alto”.

“Hay que pensar qué hacer, yo tengo 22 años y creo que se pueden explorar otras maneras de generar ingresos, todos tenemos talentos para emprender. No quiero limitarme únicamente a mi salario porque pienso en hacer un ahorro para cuando toque empezar a pagar la deuda con el Icetex”.

Una ayuda extra

Argemiro Moreno ha trabajado en la misma panadería casi 15 años, tiene esposa, dos hijos y le ha tocado defenderse con un salario mínimo todo ese tiempo. Él mencionó que el pago nunca fue suficiente, pero su pareja lo apoyó vendiendo productos por catálogo.

“Este año ni con el esfuerzo de mi esposa alcanzó. Mi hijo mayor viendo la situación se puso a trabajar en una ferretería, él nos está ayudando y así hemos podido respirar un poquito”, contó.

Tanto él como Laura y Manuela, representan la situación de millones de colombianos y esperan que los precios se empiecen a normalizar un poco el próximo año. Cabe recordar que el mínimo subirá 16% en 2023 y quedará en $1.160 .000, pero aún no se sabe qué pasará con los precios.

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Publicado por El Colombiano

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