En Colombia, unas 12,7 millones de personas están comiendo menos de tres veces al día, según el Dane. De ese total, alrededor de 123 mil viven en Bucaramanga, que suman 58 mil hogares.
Asimismo, en el país se tiran a la basura la tercera parte de los alimentos que se producen. Con esos productos desperdiciados en Colombia cada año se podría dar las tres comidas a toda la población de Panamá, Uruguay y Luxemburgo por un periodo de 12 meses.
Estos datos llevaron a los Bancos de Alimentos de Colombia a seguir trabajando para disminuir el desperdicio de alimentos y mitigar la grave situación de hambre del país.
Por ejemplo, en el 2021, a través de la red de más de mil donantes, los Bancos de Alimentos rescataron 29 mil toneladas de productos aptos para el consumo humano. También recibieron en donación recursos para comprar otras 10 mil toneladas de alimentos saludables. Con ello mejoraron las condiciones nutricionales de 1,2 millones de personas en situación de vulnerabilidad.
Estudio
De acuerdo un estudio del equipo científico de la Red de Bancos de Alimentos de Colombia, con la aplicación de las medidas establecidas en el proyecto de reforma tributaria del Gobierno, habría una disminución en los recursos para comprar alimentos y las donaciones de alimentos. Además, aumentaría el desperdicio en 23 mil toneladas anuales. Esto debido a que en la iniciativa que se estudia en el Congreso hay unos artículos que reducen el beneficio tributario por este tipo de donaciones.
Por tanto, a partir de estas estimación, los Bancos de Alimentos proyectan que se desatenderían a un millón de personas en situación de vulnerabilidad, personas a las que les empeoraría su estado nutricional. Es decir, aumentaría el hambre en esa población.
“El beneficio tributario por la donación de alimentos ha significado una importante herramienta en la evolución de la política contra el hambre y el desperdicio de alimentos en el país. Disminuir este beneficio y además gravar de impuesto a las donaciones de algunos alimentos y bebidas significa retroceder en por lo menos una década en la política contra el desperdicio”, explica Juan Carlos Buitrago, director de la red de Bancos de Alimentos de Colombia (Abaco).
Agrega que esto motivaría a que productores y comerciantes tomen la decisión de vender sus excedentes de alimentos para consumo animal en vez de donarlos para consumo humano.
“No queremos ver nuevamente a cerdos de todo el país alimentándose con los yogures que deberían estar tomando los niños que no tienen nada que comer”, asevera Buitrago.
Inflación
Otro factor que impulsaría el incremento del hambre entre los colombianos es la inflación. Así lo recalca la red de Bancos de Alimentos, ya que se encarece la canasta familiar y los hogares pobres y vulnerables no tienen los recursos suficientes para acceder en su totalidad a dicho canasta.
En un informe reciente de Vanguardia, titulado ‘Pobres y vulnerables son los más afectados con la alta inflación en Colombia’, los expertos concluyeron que los pobres, al tener menos ingresos y estar expuestos a precios más altos, son los que más ven deterioradas sus condiciones de vida.
“Por ejemplo, los hogares comienzan reduciendo la calidad de los alimentos y las cantidades, y luego suprimen una comida de adultos y al final de los niños, llevando al hogar a la inseguridad alimentaria”, dice el informe.
En este momento, mientras la variación anual promedio es de 11,44%, la inflación para hogares vulnerables y pobres es de 13,16%, es decir, 1,72 puntos porcentuales más.
Crisis alimentaria
Según el Fondo Monetario Internacional, a los anteriores factores se suma la peor crisis alimentaria mundial de la última década por cuenta de fenómenos como el desplazamiento generado por la violencia, los desastres naturales, la pobreza aumentada por el COVID-19 y la crisis Ucrania – Rusia, que han afectado gravemente la producción, distribución y los precios de los alimentos en todo el mundo.
La situación de hambre en Colombia es crítica. Según el Dane, 19,6 millones de personas se encuentran en pobreza monetaria con ingresos per cápita promedio de $354 mil mensuales.
De estos, 6,1 millones de personas viven en pobreza extrema con ingresos promedio mensuales de $161 mil, por lo que no pueden comprar una canasta mínima de alimentos.
De ese total nacional, hay 394.803 personas en situación de pobreza en el área metropolitana de Bucaramanga, es decir, esta población depende de $481.830 o menos al mes para subsistir en la búsqueda de comida y artículos básicos de primera necesidad.
Y ni hablar de quienes no tienen recursos para comer las tres comidas promedio del día. En Bucaramanga, 57 mil consumen dos platos al día, 828 consumen una comida, y 859 menos de una, de acuerdo con la Encuesta de Pulso Social del Dane.
El mayor impacto, proyecta Abaco, se verá reflejado en cinco años.
“Todos queremos una alimentación sana y saludable para la población colombiana, pero no podemos desconocer la grave crisis alimentaria por la que estamos pasando. Todos los alimentos y todas las bebidas son importantes para aliviar esta crisis que va a durar años. Por eso, desde los Bancos de Alimentos de Colombia hacemos un llamado respetuoso y fraterno al Gobierno y a los honorables congresistas de este país para que revisen el actual proyecto de reforma tributaria y, de ser posible, eliminen el impuesto a las donaciones y mantengan el beneficio tributario para la donación de alimentos. Los Bancos de Alimentos queremos hacer parte del Acuerdo Nacional contra el Hambre y estamos seguros que con estas medidas, juntos podemos construir una Colombia sin hambre”: Juan Carlos Buitrago, director de Abaco.