Franklin Arcila Piaguaje, muralista sensible y comprometido con sus raíces
Su amor por crear murales nace de su intención de «contribuir a los espacios públicos, al embellecimiento urbano». Su marcado gusto por el arte en la calle (“street art”), desde su propuesta personal, «nos involucra a todos, sin importar edad, sexo, religión, clase social. Es un arte igualitario y libre para todos». Es por ello que sus obras fácilmente se pueden percibir en disímiles lugares en donde la naturaleza es pieza clave. Para él, es vital «enlazar esa parte primordial del ser humano, la naturaleza; la naturaleza en todos lo que vemos, hasta en la tecnología. Considero que la naturaleza debe estar presente en las decisiones que se tomen, buenas o malas, es nuestro medio y nuestro suelo para poder vivir, y tal vez podría crear cosas bonitas (obras), pero solo sería eso, algo bonito y ya; necesito ponerle un toque personal, pero no solo eso, necesito expresar mi sensibilidad en el medio ambiental, por medio de “detalles” en mis obras». Esos detalles a los que alude representan sus raíces indígenas que se tornan visibles en sus creaciones, a través del «manejo de líneas y, actualmente, unos símbolos que para mí son el resultado de mi trabajo en desarrollar mi estilo personal. Para mí esas líneas no son solo líneas; son bejucos, pasto y raíces; son naturaleza. De esta manera, puedo explicar que puedo pintar un celular, que ya en sí, es un objeto tecnológico, pero lo pintaría con líneas y símbolos abstractos, que hablan poéticamente de mis raíces indígenas y de la naturaleza».
Su proceso creativo detrás de un mural parte de un boceto, algún recuerdo o una imagen fotográfica. Al respecto, Franklin señala que «no me conformo con tener una sola idea. Entonces investigo un poco, me tomo un tiempo determinado, imagino, busco imágenes, hago bocetos, y comienzo a definir ideas acordes con el formato y a la forma del muro, o incluso dónde está situado, cómo es la ciudadanía de ese sector, también cómo se vería desde lejos, o desde diferentes ángulos».
Al indagar por ese proceso pictórico, revela que esa propuesta figurativa con un toque abstracto que se percibe en su arte proviene de su infancia, específicamente de sus clases en preescolar, en donde halla con sorpresa que aprendió a dibujar primero que a escribir su nombre, y que en el 2016 descubrió ese potencial con el que seguramente revolucionará el mundo de la pintura, siempre unido a su sensibilidad única por la naturaleza y sus raíces.