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Espiritualidad
Lunes 03 de mayo de 2021 - 12:00 PM

Cargamos otra cruz y recorremos nuestro propio calvario

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De manera desafortunada no soplan buenos tiempos. Lo que viene para muchos, por no decir que para todos, es bastante incierto.

Estamos viviendo días difíciles y cada quien, desde la condición en la que se encuentra, está afrontando su propio calvario.

Yo diría que el viacrucis se refleja en una gran incertidumbre, la cual se ha venido ‘nutriendo’ con la pandemia y con el caos que hoy nos embarga.

Hay muchos hombres y mujeres soportando circunstancias adversas y los problemas se han agrandado durante esta larga época de zozobra, al punto que cada día se está haciendo más caótico el panorama.

Si bien las circunstancias se han ido asumiendo dentro de nuestras posibilidades, de todas formas el entorno en el que estamos inmersos nos hace sentir angustiados y vulnerables.

Lo que más me preocupa son las angustias del alma, esas que hacen trastabillar nuestra estabilidad emocional y espiritual, así como nuestras relaciones interpersonales. ¡Y ni hablar de las repercusiones que todo esto ha tenido en la salud!

Hay quienes han padecido los síntomas del virus no solo en su cuerpo, sino también en sus situaciones económicas.

Muchos están perdiendo la batalla de sus proyectos y su caminar en la vida. Obvio, los hogares también llevan a cuestas tragedias como el desempleo, el hambre e incluso el sinsentido de muchas violencias que hoy nos atropellan.

Antes de que todo esto apareciera, no nos pasaba por la mente vivir una temporada como estas.

Ojo: por muy duro que sea todo, nos corresponde levantar la mirada y ‘renacer’. Es fundamental nutrir nuestras esperanzas después de tantos meses de adversidades.

Necesitamos una esperanza renovada. Y a pesar de las tragedias que han llegado con esta pandemia y con la situación actual, hay que celebrar la vida en medio de lo que nos ha traído la realidad de estos meses tan fuertes.

No se trata de presionar el tiempo, ni de hacer como si nada estuviera pasando, porque realmente lo mejor es asumir de frente la situación.

Pero sí es preciso ser resilientes para que, de manera constructiva, seamos capaces de superar esto que vivimos y vencer todas las crisis que nos han golpeado.

Debemos ser responsables y no perder la fe. Es más, los que tienen claro el poder de la oración deben recurrir hoy, más que nunca, a elevar esas plegarias al cielo, de tal forma que nos permitan contar con las Bendiciones que se requieren.

En estos momentos, si alguien quiere hacer una petición, alguna acción de gracias o compartir algo de lo vivido en estos últimos meses, debe pedirle a Dios una gota de Misericordia.

La idea es entablar un diálogo directo con el Creador, para encontrar ese bálsamo que nos permita sanar el alma y el cuerpo.

Podemos pronunciar palabras de fe para revitalizarnos y también para animar a tantos que hoy están sufriendo más que nosotros.

¡EL CASO DE HOY!

Las inquietudes asaltan con frecuencia a nuestro estado de ánimo, sobre todo en esta época. No obstante, con cada cuestionamiento tenemos una posibilidad más para afrontar un nuevo horizonte, ya sea razonando o aplicando sanas estrategias para el alma. ¿Cuáles son esos temores que lo afectan hoy? Háblenos de ellos para reflexionar al respecto en esta página. Cuéntele su caso a Euclides Kilô Ardila al correo: eardila@vanguardia.com En esta columna, él mismo le responderá. Veamos el caso de hoy:

Testimonio: “La armonía que tenía en mi vida se rompe poco a poco: el trabajo va de capa caída; tengo problemas con mi esposa, pues se perdieron la pasión y el romance; y para colmo de males, ando enfermo. Le tengo rabia al mundo ya que todo a mi alrededor se desploma y no puedo hacer nada. ¿Qué consejo me ofrecería?”.

Respuesta: A veces y sin esperarlo, todo se vuelve en nuestra contra. Los pilares, que antes eran fuertes y seguros, se ven débiles y llenos de grietas.

Sucede que la vida nos pone a prueba con diferentes situaciones, tal y como le ocurre hoy a usted

Pero más allá de que todo esto lo puede llevar al límite, tenga la suficiente fuerza de voluntad para salir adelante.

Naturalmente comprendo como se siente, pero no permita que ese sentimiento de enfado con el mundo aumente porque de esta forma el miedo al futuro no le dejará ver el horizonte. Si deja que la rabia aumente, ese sentimiento se irá apoderando cada vez más de usted y eso empeorará su situación, sobre todo en el tema de la salud.

Sea resiliente; es decir, haga acopio de la capacidad que tienen las personas de adaptarse, de enfrentar y de sobreponerse a situaciones complicadas.

Tal vez no pueda cambiar el hecho de que le ocurran episodios altamente estresantes; pero sí puede modificar la forma como interpreta eso que le ocurre.

Procure tener una perspectiva amplia y piense que esos problemas no van a durar para siempre.

Obvio debe ponerse en un tratamiento médico para sobrellevar sus quebrantos de salud y lograr sanarse. Esa es una tarea impostergable.

En lo que debe hacer con su inestabilidad laboral analice la situación y, por supuesto, haga lo que sea necesario para garantizar la firmeza de su espacio profesional. Y si concluye que no es viable, piense en otras opciones. En ese tema laboral, a veces la intuición sabe dar buenos consejos.

En lo que corresponde a su relación sentimental entable un diálogo maduro con su pareja actual. Una buena comunicación será la brújula para su bienestar emocional interior. El romance y la pasión son estupendos, pero no son mágicos y pueden enmascarar elementos cruciales sobre la personalidad de usted y de su esposa, los cuales deben tener en cuenta.

Pídale a Dios fortaleza, sabiduría y bendición para salir adelante en medio de estas duras situaciones. ¡Ánimo, la vida es bella!

REFLEXIONES CORTAS

* Conocer nuestra espiritualidad comienza con una buena mirada a nuestras relaciones con los demás y con la comprensión del mundo que nos rodea. Todo ocurre en nuestro interior, pues lo externo es solo un reflejo de lo que llevamos por dentro. Por eso es fundamental poner los pies sobre la tierra y aceptar la realidad. Para estar espiritualmente despiertos necesitamos aprender realmente quiénes somos y qué queremos.

* Uno hace más fuerte a alguien cuando lo ayuda un poco, pero lo debilita si lo ayuda mucho. ¡No promocione la alcahuetería!

* Use la gratitud como un manto y ella alimentará cada rincón de su alma.

* Enfadarse es como darle patadas a una roca: todo el dolor se queda en su pie.

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Publicado por Euclides Kilô Ardila

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