Conviene que ‘se haga el sordo’ ante la avalancha de críticas destructivas que, con relativa frecuencia, suelen arreciar sobre usted. Las opiniones que tienen los demás de su comportamiento, en más de una ocasión, son subjetivas y no siempre reflejan su verdadero valor.
Muchas veces esas palabras necias se asemejan a esas fastidiosas serpientes que le ‘cuchichean’ al oído y que, en cierta medida, se convierten en miradas castradoras de sueños y proyectos.
No permita que los mensajes que la gente pesimista le lanza desde todos los ángulos, hagan mella en su vida o limiten su capacidad de actuar.
Una advertencia: sepa diferenciar entre una crítica constructiva y otra destructiva; es decir, tenga claro cuándo tiene la razón y cuándo no.
Si no la tiene, no insista en ‘patalear’. Hacer eso, de manera precisa, es convertir la terquedad en una pésima herramienta de ataque y de defensa.
Examine si hay algo constructivo que pueda tomar de la crítica y úselo como una oportunidad para mejorar.
Y si lo que hace es correcto y coincide con sus planes, tenga claro que la vida misma estará de su parte y, al final, podrá alcanzar todo lo que se haya propuesto.
En todo caso, considere quién está emitiendo la crítica. Si proviene de alguien que realmente le importa y que tiene buenas intenciones, podría ser útil para su madurez personal. Sin embargo, si la crítica viene de alguien que no conoce o que tiene motivos ocultos, descártela de tajo.
Si actúa con rectitud en todo cuanto haga, finalmente Dios lo recompensará con bendiciones y le despejará su camino.
En la vida las cosas realmente importantes tienen un precio, y que hay que estar dispuesto a pagarlo si quiere contar con ellas.
Por otro lado, es imposible satisfacer a todas las personas; o sea que siempre habrá alguien que no esté de acuerdo con lo que usted quiere hacer. No se tome personalmente las críticas negativas; mejor recuerde que cada persona tiene su propia perspectiva.
Dicho de otra forma, debe cuidar su bienestar emocional y no desgastarse en nimiedades.
Lo más importante es tener confianza en usted mismo y en sus propias capacidades. Le reitero: no permita que las críticas destructivas lo afecten y siga adelante con sus sanos propósitos.
Déjese llevar por su intuición, por sus valores y principios; aprenda a colar los chismes, los comentarios malintencionados y, en general, elimine la información ‘basura’ que recibe del mundo.
Tenga confianza en usted mismo y pídale a Dios que lo proteja de tanto comentario negativo que circunda en su entorno. ¡Hágame caso!
EL CASO DE HOY
Testimonio: “He pasado por tantas situaciones difíciles y he cometido tantos errores en mi vida que se ha menoscabado la confianza que me tenía. ¡No sé por qué he sido tan torpe! No he podido volver a sentir la seguridad que me irradió cuando era joven. ¿Cómo puede sentirme mejor? Le agradezco un consejo”.
Respuesta: A menudo, la falta de confianza se debe a pensamientos negativos y demasiado autocríticos.
Le sugiero desafiar ese ‘parloteo interior’, remplazándolo con afirmaciones positivas y realistas. Usted me dirá que “es complicado pensar en positivo”. No obstante, le recomiendo ver las situaciones difíciles o los errores como aprendizajes.
Reflexione sobre lo que le salió mal y piense cómo puede enmendar y mejorar su presente. Eso le ayudará a desarrollar una mentalidad más abierta y aumentará la confianza en sus capacidades para superar obstáculos.
Es probable que hacer esto le implique tiempo, paciencia y práctica. Sin embargo, si persevera dejará a un lado la inseguridad y estará permanentemente atento a las circunstancias, para que pueda colocar cada pieza en la posición correcta dentro del cuadro general de su realidad.
Le reitero que las cosas que le pasan no son ‘malas’; de hecho, muchas de esas situaciones le servirán para abrirle diferentes derroteros a su existencia.
Haga una lista de sus habilidades, logros y cualidades. En este proceso es fundamental fijarse inicialmente metas pequeñas y alcanzables para empezar. ¡A medida que las vaya logrando, se sentirá más seguro!
BREVES REFLEXIONES
Estas cuatro cosas son seguras: 1. Tarde o temprano, todo se le devuelve; 2. Las cosas que le ocurren le pasan por algo; 3. El que se va de su lado se va por alguna razón y, en el papel, no debería hacerle falta; y 4. Todo lo que haga, sea bueno o malo, se paga. Ese cuarteto es la consecuencia de todos sus actos.
Es bueno tener de amiga a esa persona que, así no esté frente a usted, se las ingenia para regalarle un poco de su tiempo: sea con una llamada, un mensaje de WhatsApp o una tarjeta. Recuerde que una amistad no crece por la presencia de ella sino por la magia de saber que, aunque no la vea, siempre está en su corazón.
En la vida hay ciertos momentos en los que usted puede sentir algún tipo de emoción que no entiende, pero le hace sentir desanimado, con poca energía y hasta deprimido. Cuando eso le pase, no olvide el poder restaurador de la oración, la cual lo llena de energía y, por ende, lo revitaliza.
Periodista de Vanguardia desde 1989. Egresado de la Universidad Autónoma de Bucaramanga y especialista en Gerencia de La Comunicación Organizacional de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del equipo de Área Metropolitana y encargado de la página Espiritualidad. Ganador del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar.
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