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Espiritualidad
Miércoles 19 de febrero de 2020 - 12:00 PM

Cuando la vida es a contrarreloj

La gente va a toda marcha, atosigada por los problemas y afanada por miles de preocupaciones. Hay que frenar tanto agite

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Se podría decir que muchas personas hoy tienen la vida ‘partida en pedazos’. ¡Y no es para menos! Afrontan épocas de problemas presupuestales, emocionales, sociales e incluso espirituales.

Las intensas agitaciones que les provocan los afanes del ‘día a día’ terminan alborotando sus estados de ánimo.

Estas personas padecen demasiadas angustias, muchas de ellas por dificultades económicas. Llevan tantos ‘sobregiros’ como pensamientos grises en sus formas de ver la realidad.

Y eso hablando solo de plata, porque otros viven atosigados en el trabajo, con líos emocionales, llenos de nervios, en fin...

Estoy hablando del estrés que, de alguna forma, está a punto de sacar de casillas a muchas personas.

Algo peor, tantos afanes les están pasando cuentas de cobro y ya les han provocado enfermedades.

¡Es cierto! Este es casi que un asunto de salud pública. La verdad es que por cuenta del estrés cualquier cantidad de enfermedades pueden desarrollarse: desde un dolor de cabeza permanente hasta una impotencia sexual, trombosis o un infarto.

Cuando las personas no logran controlar el marasmo emocional que los invade, ni realizan un esfuerzo serio por sanear su sistema nervioso, empiezan a ser ‘castigadas’ por patologías más graves.

Aunque no hay estadísticas precisas, he leído en los diagnósticos de muchos profesionales de la medicina que el estrés está generando más problemas de lo normal. Lo peor es que ese mal está atacando cada vez más el alma de la gente.

Los problemas con el mal uso del dinero, generados por estos tiempos de recesión y de ‘vacas flacas’; el desamor; la falta de empleo o por el contrario el exceso de trabajo; e incluso el extenuante clima son los ‘caldos de cultivo’ del desespero de centenares de personas.

El estrés es una respuesta fisiológica, sicológica y de comportamiento de un sujeto que busca adaptarse y reajustarse a presiones tanto internas como externas.

¿A qué viene este tema?

Pues que a muchos de los que viven estresados, que dicho sea de paso no son pocos, les convendría cambiar sus estilos de vida, ser más asertivos, poner una cara más amable, sonreír; mejor dicho, deben ser más positivos, sobre todo a la hora de manejar las preocupaciones.

¡Claro! Acudir al especialista, en caso de que el tema sea grave de manera extrema, es una de mis recomendaciones.

Sin embargo, todas estas personas deberían aprender a relajarse y llevar sus agendas con una dosis de serenidad.

Les corresponde enfocar sus días con la mayor calma posible y tratar de detener la corriente de pensamientos confusos que están atiborrando sus entornos.

Acercarse a Dios, sin que por ello tengan que correr a una iglesia o seguir un credo en especial, también es un vitamínico para sus almas.

Conectarse con Jesús, con seguridad les transmitirá una sensación de paz y equilibrio, que les traerá bienestar emocional y los aliviará.

Sin embargo, más allá de la fe que tenga cada quien, las personas deben comenzar a prestarles mucha atención a sus niveles de estrés.

Es fundamental buscar la tranquilidad y la serenidad, llenando la mente con mensajes esperanzadores y llenos de buena vibra.

Préstenle atención a este consejo: podría ser un asunto de vida o muerte.

EL CASO DE HOY

Las inquietudes asaltan con frecuencia a nuestro estado de ánimo. No obstante, con cada cuestionamiento tenemos una posibilidad más para afrontar un nuevo horizonte, ya sea razonando o aplicando sanas estrategias para el alma. ¿Cuáles son esos temores que lo asfixian en la actualidad? Háblenos de ellos para reflexionar al respecto en esta página. Envíele su testimonio a Euclides Kilô Ardila al siguiente correo: eardila@vanguardia.com En esta columna, él mismo le responderá. Veamos el caso de este jueves:

Testimonio:

“Siempre me aterra cambiar el ritmo mi vida y me freno. Cuando he tenido una ‘gota de arrojo’ para hacerlo, he fracasado. Me da rabia eso porque las circunstancias a las que me he visto enfrentado han sido duras. ¡No es justo! También estoy atado a cosas que no me permiten ser feliz. No me tengo confianza para rehacerme y no soy capaz de realizar mis sueños. Quisiera que desde su bonita forma de ver la vida me ofreciera uno de sus consejos. Espero que responda mi carta. Gracias”.

Respuesta:

En lugar de quejarse por las situaciones que ‘le toca’ asumir o por las circunstancias vividas, concentre todos sus esfuerzos en aquellas acciones que le permitan liberarse de las ataduras que aún le hace recordar su ‘difícil’ pasado.

Deje atrás los condicionamientos y destierre esos lastres que no lo dejan volar ni crecer. Solo cuando esté completamente ‘desamarrado del ayer’, encontrará la entrada del camino a lo trascendental. ¡Eso le dará plenitud!

Usted es el constructor y el único responsable de su propio destino; si éste no le ha dado todo lo que esperaba, eso quiere decir que no ha enfocado las cosas por donde debe ser o que ha cometido algunos errores a la hora de proyectar sus actividades.

Centre más su atención y su dinámica en lo que vaya a realizar de ahora en adelante, para que pueda llegar a feliz término.

Es claro que debe estudiar muy bien las cosas que quiera hacer, para que evite caer en imprudencias o actos fallidos.

No obstante, le corresponde creer en su buena estrella y tenerse la suficiente confianza como para seguir adelante.

No está de más pedirle al Espíritu Santo que le permita alcanzar aquellas cosas que siempre ha soñado.

Tenga la certeza de que existe un orden universal, creado por la Divina Providencia, que lo protegerá y guiará sus pasos. También existe una fuerza que habita dentro de usted y que siempre estará pronta a ayudarle en sus decisiones más complicadas.

¡Es obvio que deberá correr riesgos! Incluso puede ser que las cosas le giren en determinados momentos; sin embargo, todo dependerá de la forma como usted maneje cada hecho.

Si no se duerme, si no se deja consumir por la pereza y, sobre todo, si no “tira la toalla”, su persistencia y su constancia serán premiadas.

Aprenda del agua, que siempre fluye para adaptarse al recipiente que la contiene. No les oponga tanta resistencia a los cambios que la vida le trae y verá que todo resultará mejor.

Vale la pena que se atreva a explorar otros lugares, otras posibilidades y otros aires; es válido ensayar otros métodos porque eso le va a servir, no solo para redescubrir energías sino para vislumbrar lindos horizontes.

Si actúa con suficiente valor obtendrá grandes beneficios adicionales y encontrará los métodos que le permitirán suprimir las preocupaciones y los temores que lo alejan de sus sueños.

Si echa mano de su potencial de inteligencia y de valor podrá solucionar las vicisitudes de su entorno y, de paso, descubrirá que su vida adquiere un mayor sentido. ¡Hágame caso y me cuenta cómo le va! Reciba de mí un abrazo y le deseo, desde esta sección de Espiritualidad, mil bendiciones.

REFLEXIONES SUELTAS

* Receta: Ingredientes para ser feliz: Una taza de café para despertar y una corta oración para abrir los ojos del alma.

* Aunque piense que se viene abajo, si está con Dios escalonará hasta lo más alto. ¡Con Él nadie pierde la batalla!

* Es agradable estar al lado de seres humanos que sean buenas personas y que no le arruinen la vida a nadie.

* Sea auténtico: Lo postizo sale hasta en los más mínimos detalles. Así las cosas, es mejor la sencillez y no presumir nada.

* Juego de palabras:

* No permita que ‘mentes pequeñas’ le hagan creer que sus sueños no sirven porque son muy grandes.

* Nunca pare ni se conforme con nimiedades, al menos hasta que lo bueno sea mejor y lo mejor sea excelente.

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Publicado por Euclides Kilô Ardila

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