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Espiritualidad
Miércoles 24 de agosto de 2022 - 12:00 PM

Más allá de las circunstancias, Jesús siempre nos bendice

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Hay que admitirlo: solemos afrontar momentos complicados, de esos que algunos tildan de ‘crisis’. Me atrevería a decir que no hay nadie que no se vea afectado por las duras realidades del ‘día a día’.

Algunas veces es muy difícil entender lo que realmente sucede en nosotros, y por ende, no podemos comprender plenamente los designios de Dios y hasta lo cuestionamos por lo que nos ocurre.

Así las cosas nos quedamos pensando en los ‘por qué’ de nuestra supuesta ‘mala suerte’.

También en algunas ocasiones nos sentimos molestos y desilusionados con nosotros mismos, al tiempo que nos llenamos de frustraciones. En tales situaciones experimentamos presiones y altos índices de estrés por lo que nos corresponde asumir.

Todo lo anterior es relativamente ‘normal’, entre otras cosas, porque los pasos en falso nos confunden, nos atormentan y, en cierta medida, nos hacen perder el horizonte.

Más allá de ello, debemos confiar en que Jesús nos dará lo que resultará mejor para nosotros, así en una primera impresión no nos parezca acertado. Es fundamental dejar nuestras ansiedades en sus manos y tener claro que Él sabrá intervenir sabiamente en nuestra vida y, sobre todo, en cada circunstancia.

Esto, obviamente, no implica que pretendamos quedarnos con las manos cruzadas. Hay gente que se queda solo con elevar plegarias al cielo y se sienta a esperar que todo se le resuelva de un día para otro.... ¡Del cielo nada nos caerá!

Usted, yo y todos en general tenemos la imperiosa necesidad de reaccionar de manera positiva y actuar decididamente para enfrentar con decoro lo que nos corresponda vivir.

Podemos desarrollar la habilidad de responder bien cuando nuestras emociones se exalten, sin perder la brújula y con el mayor decoro. Para ello, requeriremos de serenidad, una buena dosis de fe y de una cuota de aceptación.

Hay que identificar las emociones que sentimos en esos momentos, teniendo en cuenta que no podemos darles tanta importancia a los hechos negativos que ocupan nuestra vida, so pena de caer derrotados.

Nuestra tarea consiste en reaccionar de la mejor manera y, para ello, será esencial reforzar nuestra confianza, nuestra esperanza y cultivar una ‘buena vibra’.

Jamás nos dejemos vencer por la adversidad. Así algo no nos salga como esperábamos, sigamos adelante; mañana las cosas irán mejor y, si no, cambiarán en el tiempo de Dios.

Sean cuales sean nuestras necesidades hoy, llevémoslas ante Dios en oración y confiemos en que Él nos proveerá, poniendo parte de nuestro accionar para encontrar soluciones.

Jesús sabe bien lo que realmente necesitamos y nos bendecirá. Miremos siempre hacia el frente y veremos a Dios obrar en nuestra vida. Amén.

CORTAS REFLEXIONES

* Aprenda a irse, no porque quiere darles una lección a los que va a dejar sino porque ya ha aprendido lo que necesitaba. Tanto los momentos ‘buenos’ como los ‘malos’ son aprendizajes de vida que lo instan a madurar, a crecer y, sobre todo, a ser una mejor persona.

* No pretenda controlar el mundo que le rodea, mejor controle sus pensamientos. ¿Cómo hacerlo? Reflexione sobre las ideas que llegan a su mente, aprenda a dejar el negativismo, afronte mejor cualquier situación que deba vivir y, por supuesto, téngase confianza.

* Todos tenemos cicatrices, algunos en la piel y otros en el alma; pero las más graves son las del corazón. Para sanar esas heridas emocionales, hay que aceptarlas como parte de nosotros y de nuestra historia, teniendo claro que Dios siempre nos dará la oportunidad de superarlas.

* Usted decide todo en su vida. No obstante, para triunfar requerirá de disciplina, trabajo, perseverancia, amor, determinación y sacrificio. Nada en la vida es gratuito y cada cosa tiene su cuota de pago. Luche por sus ideales y encomiéndese a Dios en cada paso que dé.

EL CASO DEL DÍA

Testimonio: “Abro la puerta de mi futuro y me encuentro con un paredón que me obstaculiza el horizonte. De manera desafortunada me he resignado a mantener cerrada esa puerta y, en cierta medida, he perdido el interés. Esta antesala es solo para confesarle que estoy perdido, pues hay días en los que me levanto y no sé qué hacer con mi existencia. Podría asegurarle que vivo como en una especie de callejón sin salidas. Es fuerte lo que vivo porque no siempre fui así y hoy percibo un gran vacío interior, el cual me impide llenarme de motivos para seguir adelante. Lo he leído y me gustaría que me ofreciera un consejo”.

Respuesta: Lo comprendo, pues en algunas ocasiones me he sentido así. Es más, casi que todas las personas, en determinadas épocas o situaciones, se sienten confundidas o extraviadas en su camino.

Cuando eso nos pasa, tal y como veo que le ocurre a usted, solemos detectar ese “gran vacío interior” del que usted habla y en el que no se ve nada por fuera ni por dentro.

Y aunque se empecine en visualizar un panorama gris, lo cierto es que no puede cerrar su perspectiva ni sus esperanzas.

Le corresponde reflexionar sobre las razones que lo han llevado a esta situación. Es usted quien tiene la repuesta. Lástima que en su carta usted no es muy concreto para poder darle más luces. Pese a ello, admita que llegó a este estado, de manera precisa, por un motivo específico y le corresponde detectarlo y enfrentarlo.

Aunque no quiera reconocerlo, todo lo que ha hecho hasta este momento, así como sus decisiones y su manera de vivir, han desencadenado en eso que hoy siente.

Pídale a Dios serenidad para que se le aclare el camino y le permita recuperar su sendero.

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Publicado por Euclides Kilô Ardila

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