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Espiritualidad
Sábado 14 de enero de 2023 - 12:00 PM

Recargue la batería del entusiasmo

Cada día es un regalo y es la mejor ocasión para iniciar lleno de alegría y optimismo la jornada. Todo depende de la actitud que tenga para asumir su cotidianidad

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Una sencilla manera de ver el ‘impopular’ día lunes, sobre todo cuando usted tiene un comienzo de semana difícil, consiste en agradecerle a Dios por brindarle la bendición de volver a emprender motores en sus actividades cotidianas.

Más allá de que pase por complicados momentos, la decisión de amargarse es suya: o se estanca en el aburrimiento o sigue adelante con una buena vibra.

Obviamente para levantar ese ánimo y para ponerle una cara amable a cada jornada, tendrá que concentrar su energía en cosas positivas. Ello le permitirá tener mayor fortaleza para enfrentar las situaciones que la agenda diaria le traiga.

En esa misión será preciso revivir ese entusiasmo interno que, si lo sabe canalizar, podrá guiar cualquier situación de una manera propositiva.

El entusiasmo no significa que todo será ‘color de rosa’ o que no tendrá preocupaciones o dificultades; no obstante, con esa chispa superará o enfrentará sus angustias de una manera más rápida y práctica.

En ese sentido, deberá hacer gala de su inteligencia emocional, de fuerza de voluntad y de entereza ante los obstáculos o los desafíos.

Tenga en cuenta que su deseo por ser entusiasta siempre está latente, lo que sucede es que a veces no lo deja salir a flote por sus afanes, angustias y miedos.

Si escudriña en su corazón y opta por tener una sana actitud, podrá disfrutar de un revitalizador día, independiente de lo que le pueda ocurrir.

‘Sí o sí’ le corresponde ser proactivo y dejar de atarse al pesimismo, a la frustración o a las excusas que se plantea para no despercudirse del abatimiento.

Recargue su batería y suba los niveles de su propia motivación, tras cada amanecer: las cosas cambian si su perspectiva del mundo lo hace.

Lo peor que puede hacer es caer en la enfermedad del desánimo, sobre todo cuando algo le sale diferente a lo que usted piensa.

Cada día requiere de una recarga anímica que reviva el deseo de emprender y mirar el horizonte con optimismo.

Los profesionales de la salud sostienen que el 80 % de una enfermedad se debe a que, casi siempre, la persona no acepta las circunstancias por las que atraviesa.

No ver las cosas tal como son es como fabricar una cruz más pesada e intentar cargarla a juro. Claro está que aceptar las cosas, desde ningún punto de vista, significa volverse resignado o apático.

Deje tanto marasmo y tedio por todo. Acepte la realidad y vea sus problemas ‘cara a cara’ con la certeza de que los solucionará con su decisión, empeño y dedicación.

Le reitero que lo inevitable hay que aceptarlo; luchar contra eso sería tanto como querer derribar una muralla de piedra a cabezazos. Sin embargo, la vida continúa y a las dificultades hay que enfrentarlas con los pies en la tierra.

Puede ser que la solución no llegue muy fácilmente, pero siempre hay alguna esperanza de remediar un mal, siempre y cuando mire su entorno con unos lentes esperanzadores.

No importa qué tanto le corten las ramas, la clave es tener árbol suficiente para que ellas sigan aflorando. ¡Dios lo bendiga!

BREVES REFLEXIONES

* En cierta medida, hay palabras que hieren más que un cuchillo bien afilado. Por eso creo que las palabras solo deben ser dichas para construir, ayudar o enaltecer; jamás se pueden emplear para humillar, atropellar, destruir o entristecer. Si nada bueno tenemos por decir, lo mejor es saber callar.

* Hay quienes dicen tener fe y estar cerca de Dios; sin embargo, creen erróneamente que tienen que ser puros e inmaculados. Ser espiritual no implica ser perfecto, tampoco es necesario alejarse de la sociedad o del mundo material. Se puede desarrollar una vida espiritual mientras se disfruta del entorno.

* Más allá de que no sepa cuánto tardará en alcanzar su meta, siempre debe persistir y mirar hacia adelante. ¡No desista! Es mejor equivocarse que quedarse estancado, frustrado o con los pies atornillados. Tenga claro que usted es el único guerrero que va a luchar por su vida y tiene mucho camino por recorrer.

¡CUÉNTENOS SU CASO!

Las inquietudes asaltan con frecuencia a nuestro estado de ánimo. No obstante, con cada cuestionamiento tenemos una posibilidad más para afrontar un nuevo horizonte, ya sea razonando o aplicando sanas estrategias para el alma. ¿Cuáles son esos temores que lo afectan en la actualidad? Háblenos de ellos para reflexionar al respecto en esta página. Envíe su testimonio a Euclides Kilô Ardila al siguiente correo: eardila@vanguardia.com En esta columna, él mismo le responderá. Veamos el caso de hoy:

Testimonio: “Yo era de los que solía orar con frecuencia, pero al final me aburrí de hacerlo. ¿Por qué? Porque a pesar de que le imprimía devoción al asunto, nunca sentí que el Señor atendiera mis peticiones. ¿Existe alguna técnica especial para orar? Desde su perspectiva, ¿Qué efecto logra usted con la plegaria? Me gustaría que me diera su opinión. Gracias”.

Respuesta: Mediante la oración nos comunicamos con Dios y, aunque usted hoy sea un incrédulo, Él siempre nos escucha las peticiones que les formulamos.

Le cuento que la oración diaria puede bendecirlo no solo a usted, también a su familia y a esos otros seres por quienes usted ora.

En mi caso personal, siento que orar trae paz a mi vida y, en cierta medida, hace que los problemas que afronto no se vean tan complicados como parecen.

No podría darle una técnica especial para orar, porque siento que ese es un acto muy personal que implica un diálogo directo con el Creador, además de ser una actividad en la que es fundamental la fe: si no cree, nada logrará.

Por ende, la oración debe nacer del alma; es algo así como el brote espontáneo de un impulso interior, sin que ello implique pasársela haciendo una repetición de palabras o de frases sin sentido.

Si se anima a orar de nuevo, le sugiero que abra su corazón, sea humilde y le pida al Padre que le dé sabiduría, serenidad y paciencia para saber aceptar sus decisiones y para saber cómo actuar ante las vicisitudes.

Luego permanezca atento, porque Dios le responde en su misma cotidianidad y debe aprender a interpretar y a respetar sus designios. Amén.

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Publicado por Euclides Kilô Ardila

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