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Sábado 27 de noviembre de 2021 - 12:00 PM

Ser fuerte ante las dificultades

No se deje dominar por las situaciones adversas La misión que debe asumir con ellas consiste en superarlas con dignidad, decoro y mucha entereza.

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Tal vez durante los últimos meses, tras esta larga temporada de pandemia, usted ha afrontado una permanente lucha contra la adversidad y de pronto cree que su mundo se le ha ido en un continuo arte de batallar.

Pese a ello debe admitir que hoy es un vencedor, pues en medio de tantas noticias negativas ha logrado conservar la entereza suficiente como para moldear y fortificar su carácter y personalidad.

Y no se trata de que haya tenido que ser fuerte solo porque ‘la vida es así’. Lo que ha sucedido es que tal vez, sin darse cuenta, entendió que la clave para derrotar la adversidad está dentro de usted mismo y que nada de afuera debe turbarlo.

Reconozca que, a pesar de las situaciones difíciles vividas, ha sido resiliente y de manera particular ha logrado afrontar esas circunstancias que lo han llevado al máximo.

¿Sabe algo? A usted, a mí y en general a todos este tiempo de pandemia nos enseñó que ser fuertes siempre será la mejor opción y que esa templanza al final nos deja buenos dividendos.

También es importante comprender que en los momentos difíciles nos corresponde dar pasos decisivos, a pesar de que la incertidumbre se apodere de nosotros.

Más allá de que las situaciones nos produzcan mucha angustia, debemos ser valientes y decididos. ¡No podemos dejarnos derrotar sin ponerle el pecho a la brisa!

Hay que tener el coraje necesario y actuar con inteligencia para no sentirnos arrinconados. De ahí la importancia de afianzar nuestro espíritu y nuestra capacidad de superación. ¡Si nos lo proponemos, lograremos lo que queramos!

Tendremos que luchar contra viento y marea para no dejarnos arrastrar por las preocupaciones, razón por la cual debemos mantener en alerta todos nuestros sentidos y actuar con extremada prudencia para no decaer con los problemas.

Lo rescatable de las vicisitudes es que, a la par con ellas, se nos presentan valiosas oportunidades para tomar consciencia de la importancia de mejorar la forma de comunicarnos con Dios, no tanto con las palabras y los pensamientos sino con la energía amorosa que sale de nuestro propio corazón.

Cuando logramos de verdad una comunicación permanente y con la fe puesta en el Creador, descubrimos que las situaciones difíciles no son otras cosas que retos y oportunidades que llegan a nuestra vida para moldear nuestro carácter y hacernos crecer.

Con ese grado de conciencia y con la Bendición del Altísimo, gozamos de un renovado impulso para luchar por los cambios que consideremos importantes para la mejoría de nuestro nivel de vida. ¡Así que, venga lo que venga, nuestro deber es seguir adelante!

REFLEXIONES CORTAS

* Sentirse ofendido es un sentimiento común, pero extremadamente complejo y es en gran medida poco comprendido. Lo menciono porque muchas veces la gente critica la forma en la que reaccionamos ante un agravio; pero pocas veces se disculpan con nosotros por las cosas feas que nos dicen.

* En los momentos difíciles usted debe mirar al cielo y recordar que hay alguien allá arriba que no lo abandonará jamás y que siempre le dará la fuerza para seguir adelante. No debe tener miedo ni angustiarse por las situaciones o por los momentos difíciles que atraviese, pues cuenta con el abrigo del Creador.

* Algunas personas nos reclaman cuando, de alguna forma, tratamos de alabarnos o de promocionarnos. Califican esa acción como ‘prepotencia’. Sin embargo, de vez en cuando es importante que uno mismo se aplauda, entre otras cosas, porque hay sacrificios que los demás no entienden.

¡CUÉNTENOS SU CASO!

Las inquietudes asaltan con frecuencia a nuestro estado de ánimo. Pero con cada cuestionamiento tenemos una posibilidad más para afrontar un nuevo horizonte, ya sea razonando o aplicando sanas estrategias para el alma. ¿Cuáles son esos temores que lo afectan hoy? Háblenos de ellos para reflexionar al respecto en esta página. Envíe su testimonio a Euclides Kilô Ardila al correo: eardila@vanguardia.com En esta columna, él mismo le responderá. Veamos el caso de hoy:

Testimonio: “Estoy tensionado y paso por una fuerte temporada de crisis que me tiene con el ánimo en el piso, pues la buena suerte me abandonó. Hay acontecimientos cotidianos que me dejan desaliñado. Ya no le encuentro sentido a plantearme nuevas metas. No sé enfrentar mis problemas, pues siempre he sido un tipo débil de carácter. Tengo muchas rabias acumuladas. ¿Qué hago?”.

Respuesta: No puede perder su espíritu combativo, ni bajar la guardia ante los normales tropiezos cotidianos. Aunque las cosas no le estén saliendo como lo desea, eso no quiere decir que la suerte lo haya abandonado, ni que plantearse nuevos objetivos sea algo inútil. Si no se da por vencido, la buena suerte lo seguirá.

No piense que es débil de carácter, mejor entienda que las pequeñas acciones de cada día ‘hacen’ o ‘deshacen’ su mundo.

Por eso debe extraer de su mente los pensamientos limitantes, esos que le hacen gastar energía. Si logra hacerlo, se sentirá más tranquilo y, mejor aún, garantizará que las presiones externas no incidan tanto en su estado de ánimo; es decir, usted se relajará.

Ojo: para resolver los problemas, primero hay que entenderlos para enfrentarlos con firmeza y valentía. Es clave asumir entereza para retomar el control y, de paso, capitalizar los aprendizajes que la actual crisis le puede dejar.

Le recalco que debe pensar de una manera esperanzadora y evitar rabias. Según las leyes que rigen el universo, el ser propositivo hace que se puedan neutralizar las dificultades y, por ende, ellas se logran contrarrestar. ¡Pídale a Dios serenidad y sabiduría para saber actuar!

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Publicado por Euclides Kilô Ardila

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