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Espiritualidad
Jueves 16 de marzo de 2023 - 12:00 PM

Tema espiritual del día: El extraordinario poder de la fe

Dicen que la fe nos sana y nos transforma. Con ella podremos convertir la tempestad en calma. No en vano la oración de fe, en diversas ocasiones, restaura al enfermo.

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Aunque las evidencias científicas, en el papel, no avalan que la fe pueda sanar realmente los problemas físicos, muchos médicos y sicólogos califican a la oración como una excelente ‘medicina’.

Y no es que necesariamente ellos crean que las plegarias sean los remedios de las enfermedades; es solo que reconocen que a sus pacientes les hace bien conectarse con su propia fe.

A decir verdad, orar genera en un enfermo o en quienes conjugan ese sano verbo una sensación de paz, de serenidad y de lo que se podría llamar como un ‘enlace’ espiritual.

Hay otros que sostienen que curar enfermedades por medio de hierbas, esencias, energías o presiones sobre ciertos puntos del cuerpo es un ‘don’ que muchos pacientes les conceden hoy a las llamadas medicinas alternativas.

Y aunque nadie debe dejar de acudir a consultas médicas o de personas especializadas cuando padece alguna convalecencia, en últimas, no se puede negar los ‘poderes’ de la fe. Es decir, dejar las cosas en manos de Dios funciona... ¡Y mucho!

De hecho, los propios institutos de salud de países en desarrollo han creado oficinas dedicadas al estudio de algo que se ha llamado como la ‘disciplina de la fe’. Algunas investigaciones, avaladas por esas dependencias, demuestran los altos grados de recuperación en personas que tienen a Dios en su corazón.

En el caso específico de Colombia, varios profesionales de la medicina ‘oficial’ ya se han especializado en terapias naturales y de fe para el tratamiento de sus pacientes, y muchos de ellos también aseguran tener resultados exitosos en los tratamientos.

O sea que el recurso de la oración no excluye a la ciencia, sino que al contrario anima a usar los medios profesionales y naturales para conservar y recuperar la salud; así como también incita al paciente a cuidar y a aliviar el cuerpo y el espíritu, tratando de vencer la enfermedad.

El problema del asunto, en mi particular manera de emitir un diagnóstico, es que personas con escasa o sin ningún tipo de formación médica, como ‘masajistas camuflados’ y ‘curanderos de tercera’ suelen utilizar argucias para estafar a la gente.

Bajo el rótulo de ‘tocar a las puertas de Dios’, con los argumentos de los tratamientos alternativos y con el desesperante afán de ser ‘negociantes de la fe’, muchos avivatos suelen causar más daños y se aprovechan de cuanto incauto pueden.

Obviamente creer en charlatanes, esoterismo y brujería son prácticas peligrosas.

En la actualidad hay centenares de consultorios ‘piratas’, de ‘iglesias de garaje’ y una inusitada proliferación de personas que ‘curan’ a punta de siniestras pócimas y rituales. Se trata de individuos que ni siquiera tienen un respaldo profesional, ni mucho menos espiritual, que garantice un buen diagnóstico.

En síntesis, hay que ser cautos ante el extenso fraude. Y perdone que les insista en decirle que, sin olvidar su fe, siempre será saludable acudir a un especialista: Sane el cuerpo y cure su alma. ¡Dios los bendiga!

REFLEXIONES CORTAS

* El camino de Dios es perfecto, la palabra del Señor es intachable y el Altísimo es escudo para los que en Él se refugian. Lo mejor es que el amparo celestial siempre los irradiará en cada sitio en donde se encuentren y los cuidará por dondequiera que vayan.

* No cambie a la persona que más ama en la vida por estar un ‘rato’ con alguien al que solo desea: el momento pasa y luego se sentirá vacío. Aprenda a respetar al amor de su vida, dele la debida importancia. Jamás se deje llevar por ‘un plato de lentejas’.

* Deseo que los ángeles lo protejan, que la tristeza lo olvide, que la bondad lo domine, que la felicidad lo rodee, que la prosperidad entre a su bolsillo, que encuentre el verdadero amor y, sobre todo, que Dios lo bendiga todos los días de su existencia.

EL CASO DE HOY

Testimonio: “Yo era un hombre empático, buena vibra y muy asertivo. Nada me irritaba ni me sacaban de casillas. Sin embargo, hace varios años caí en un mar de traiciones y, por eso, hoy siento que todo me golpea, hasta la misma cotidianidad es agresiva conmigo. Fueron tantas las decepciones que me causaron las personas con las que compartía que, desde entonces, me convertí en una persona agresiva, prevenida y escéptica. Lo peor es que todo el mundo vive criticándome y eso me exaspera aún más. ¿Cómo puede superar esta horrible sensación? Espero su consejo”.

Respuesta: Por lo que interpreto en las líneas de su carta, usted siente que la vida lo trata injustamente. Obviamente su reacción es consecuencia de esas heridas o de esas “traiciones” de las que habla, de manera precisa, porque ‘lo asaltaron en su buena fe’.

Ojo: sentirse así es un detonante recurrente de esos estados defensivos en los que está sumergido. Tal vez por eso todo le representa una amenaza.

¿A qué voy? A que la indiferencia, el dolor y los malos recuerdos lo alteran y, por ende, no ha logrado soltar los guantes.

De igual forma, eso que hoy vive también le hace experimentar un rechazo a ser cuestionado excesivamente.

Una medida útil, necesaria y sana para su tranquilidad anímica consiste en perdonar. Hacer esto implica ‘recordar lo sucedido’ sin que ello le duela o le atormente.

Haga ejercicios de olvido y vea las cosas que le sucedieron, no como “traiciones” sino como verdaderos aprendizajes.

Pídale a Dios serenidad para sobrellevar esta situación sin alterarse. ¡Hágame caso!

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Publicado por Euclides Kilô Ardila

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