El tema de los ángeles nos crea curiosidad: ¿los ángeles sí existen?
“En mi experiencia puedo decir que sí: cuando les he pedido algo, desde muy pequeña, siempre ha sucedido alguna forma en mi vida, pero el consejo es que los pongan a prueba en su realidad. Hay un libro, “La física de los ángeles”, que dice que son seres que se conocen en la acción. Al ser seres energéticos, espirituales, al no tener un cuerpo físico, los podemos conocer cuando solicitamos una ayuda o protección y, de alguna forma, suceden milagros”.
¿Cómo supo que tenía esa conexión con los ángeles? ¿Cómo sabe una persona que puede tener esa conexión?
“Todos los seres humanos tenemos esa conexión. No hay elegidos, no hay personas que tengan un don excepcional.
De hecho, las personas que nos dedicamos a la angelología no tenemos algo que los demás no tienen, simplemente hemos estudiado y aprendido cómo hacerlo. El primer paso es pedirles, sentirlos, decirles: necesito esto, ayúdenme con esto. La conexión empieza cuando les hablamos, los reconocemos y empezamos a incluirlos en nuestra realidad con esos favores”.

¿Es cierto que cada persona tiene un ángel? ¿Cuál es el mío? ¿Cuál es el tuyo?
“El Ángel de la Guarda es como la huella: hay uno para cada persona. La recomendación para conectarse con el ángel personal es pedirle antes de dormir que durante un sueño revele su nombre y lo que sueñe esa noche hay que apuntarlo al otro día: qué nombre, qué personas estuvieron presentes para poder identificar ese nombre de nuestro ángel de la guarda”
¿Y si no logro percibirlo?
“Pídalo hasta que lo perciba. Hay personas más mentales que otras y la intuición funciona a través del silencio de la mente. Pídalo hasta que funcione, hasta que sea tan evidente que no lo pueda negar”.
¿Hay un paso a paso para poder conectarse con los ángeles?
“Primero, pídale un nombre. Dígale: quiero saber cómo te llamas y va a pasar algo que va a romper la rutina. Los ángeles y los Seres de Luz, incluso la Divinidad misma, nos hablan a través de sincronías: coincidencias que rompen las rutinas. Si le dice a su ángel: “quiero saber cómo te llamas” y ese día cinco personas con nombre “Juan” se acercaron, de pronto se hará tan evidente que sonreirá y dirá: esto no puede ser una casualidad”.
Cuando vemos el celular y son 11:11, y salimos a la calle y hay una placa 1-1- 1-1... estos códigos numéricos son una forma en la que los ángeles nos dicen aquí estamos. El segundo paso es pedirles cosas simples como, por ejemplo, necesito que esta persona, por favor, me dé una reunión para este tema tan importante en mi empresa, y entre más pida y más reciba se llega al punto en que esa conexión se vuelve parte de su día a día. Pero, mientras tanto, póngase recordatorios en el celular: “pedirle a mi ángel”.
Pero también, en el día a día, uno va caminando y encuentra una pluma y uno piensa que puede ser otra cosa...
“Obviamente, cuando uno se encuentra una pluma en la cama, ésta tiene un origen físico, pero la vida es muy aburrida si todo se quiere racionalizar.
Para experimentar la magia de todos estos seres sutiles se necesita abrirse a ese mundo que está más allá de la mente, que no podemos explicar”.
Hay algo que usted dice: empezar a hacer esa lectura sutil de nuestro entorno. ¿Qué otro paso debemos dar para empezar a hacer esa lectura sutil?
“El camino hacia el desarrollo de la intuición son los sentidos físicos. Un paso, por ejemplo, es decir: hoy voy a trabajar en el sentido de la vista.
Si siempre cruzo las mismas cuatro calles para llegar a la oficina, voy a ver qué flores hay en el camino, la forma de las nubes, de qué color está el cielo, de qué color son los carros que pasan cerca, qué cosa no he visto en este camino cotidiano.
Es ver más allá de lo evidente o ir más allá de lo que se puede oír y en la medida en que agudizamos nuestros sentidos también estamos a favor de la intuición”.

¿Cuándo acudir a una canalizadora angelical?
“Cada vez que quiera. Si pudiera, en estos ocho años, hacer un resumen del por qué se busca una terapia con una angeóloga, podría decir que sucede cuando alguien está en la búsqueda de la esperanza, de la magia. Y no necesariamente un angeólogo es el único camino. Se puede pedir a los ángeles: ayúdenme con una señal, comprarse oráculos de mensajes, o abrir un libro que le guste mucho y decir: ángeles, mándenme un mensaje, y abrir aleatoriamente el libro. Es increíble cómo funciona”.
¿Cómo se puede hacer ese acercamiento a los ángeles?
“No tiene que ser algo tan elaborado. Por ejemplo, se puede encender una velita, llevarla al corazón y decir a los ángeles, a la virgencita, a Dios: “les ofrezco la luz, que a través de esta vela y con el poder del fuego de esta velita se expanda la salud de esta persona, se expanda el conocimiento de mi hijo en el examen que va a presentar, se expanda mi claridad en esta decisión, se expanda mi amor, se expanda ese aspecto de mi vida en el que estoy necesitando algo y después de eso se prende la velita”.