Luego de las vacaciones, las horas de sueño de los estudiantes están distorsionadas, el dedicarse a jugar largas horas de la noche, ver películas o compartir con sus amigos genera un descuadre en su jornada de descanso que requiere de recuperación.
¿Sabía usted que su hijo debe contar con una rutina de sueño para que rinda académicamente? Si no quiere que tenga dificultad para concentrarse, es necesario que tenga en cuenta que el cerebro al dormir permanece activo a través de dos fases o estadios: El sueño de ondas lentas y el sueño paradójico.
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Este ciclo suele durar de 90 a 100 minutos, y se repite de cuatro a cinco veces por la noche.
Entre tanto, el sueño es una necesidad primaria del ser humano. Sin embargo, no se trata de solo dormir, es imprescindible un número suficiente de horas y que el sueño sea de calidad, para que el cuerpo pueda afrontar la posterior etapa de vigilia.
“Sabemos que es un proceso fisiológico con un gran impacto en la salud física, emocional y cognitiva de los chicos. Tiene como función consolidar las distintas formas de memoria, regular la temperatura, regular la función de ciertos neurotransmisores, almacenar energía y ayudar a mantener el sistema inmunológico, endocrino y metabólico en óptimas condiciones, por ello es tan importante”, asegura Adriana Martínez-Pérez, médica de la Unab, quien trabaja actualmente como neuróloga de la Foscal Internacional.

Por su parte, Elkin Sánchez, decano de la Facultad de Ciencias de La Salud de la Universidad de La Salle, explica que el sueño es fundamental para la vida, “la mitad de nuestra vida la pasamos durmiendo”.
Según el experto, el sueño tiene varias funciones, entre las cuales están las metabólicas, de restitución y de descanso.
Sobre esto último, aclaró que no solamente genera descanso muscular, sino también descanso desde el punto de vista cerebral y neuronal.
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Cuando una persona sufre de insomnio se deteriora su salud. Especialmente los niños tienen que dormir más que los adultos “porque el desgaste que ellos hacen es mayor en sus juegos, en sus formas de actuar y en la vida”, argumenta el especialista consultado por Vanguardia.
En definitiva, cuando un niño no duerme bien comienza a tener dificultades en el aprendizaje, fundamentalmente porque no logra concentrarse, se pone disperso, retraído y permanece con sueño constante en las jornadas académicas, produciendo con ello fracaso escolar, concluyó Sánchez.

Si bien las recomendaciones son claras, los padres de familia deben tener presente las consecuencias de la falta de sueño, ya que el estudiante se predispone a trastornos relacionados con el funcionamiento cognitivo, trastornos emocionales, enfermedades cardiovasculares, diabetes y cáncer.
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“La repercusión que tiene la falta del sueño puede llevar a que hayan períodos de irritabilidad, alteraciones en la memoria que afectan su proceso de aprendizaje y problemas en cuanto a la resolución de tareas matemáticas, así como una tendencia al nerviosismo para llevar a cabo sus exámenes. Esto sumado a que hay una mayor tendencia a la hipertensión”, indica Juan Pablo Gómez, docente pediatra de la Unab.
Aunque no hay suficiente evidencia científica, se ha encontrado que la exposición a aparatos electrónicos se asocia a una leve disminución del sueño por motivos como la radiación electromagnética, la luz artificial y el ruido que emiten.
Para establecer el origen del problema es necesario realizarse una correcta valoración médica para reconocer las pautas a seguir en una jornada reparadora.

De 6 a 12 años: un niño necesita dormir de 9 a 12 horas, para una buena noche de sueño
De 13 a 18 años: la mayoría de los adolescentes necesita dormir de 8 a 10 horas.
Mayores de 18 años necesitan dormir 7 ó más horas.

A continuación, las recomendaciones que hacen los expertos sobre el tema:
1.
Es importante que el estudiante mantenga un horario de sueño constante, que se levante a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana.
2.
Que establezca una hora de acostarse lo suficientemente temprano para que pueda dormir al menos 7 u 8 horas.
3.
Es fundamental no ver dispositivos electrónicos ni redes sociales 30 minutos antes de ir a la cama.
4.
Haga que su dormitorio sea tranquilo y relajante. Mantenga la habitación fresca y agradable.
5.
Limite su exposición a la luz brillante por las noches.
6.
No coma mucho antes de acostarse. Coma algo ligero y saludable.
7.
Evite siestas prolongadas (no más de 20-30 minutos) y por la tardenoche.