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El huevo y el pollo hoy tienen nombre propio, las empresas han desarrollado marca y no solo buscan internacionalizarse, también han expandido su infraestructura y participación en el mercado.

El protagonismo de las mujeres en la historia de Santander tiene como uno de sus capítulos más importantes el desarrollo de la industria avícola, que hoy participa del 25% de la producción nacional de carne y huevo.

Se trata de doña Ángela Serrano de Quintero, quien hace unos 64 años, junto a su esposo Jorge Quintero Martínez, incubaron la industria avícola en Santander sin pensarlo.

Como parte de un regalo para sus sobrinos y recién llegados de Barranquilla donde disfrutaron su luna de miel, doña Ángela y don Jorge se trajeron unos pollitos de colores.

Era un regalo para ellos que pasaban vacaciones en una finca ubicada en Llano de Palmas (Rionegro, Santander). Al regresar a Bogotá dejaron los pollitos en la finca, que era propiedad de los esposos, y estos fueron creciendo con el cuidado de doña Ángela.

Con el tiempo se convirtieron en gallinas ponedoras, que junto a otras gallinas de la misma finca empezaron una pequeña producción de huevo en serie.

Con el tiempo ya se contaban 36 pollas en jaula y se adquirieron 200 más.

Sin embargo, con tantos animales reunidos, la desgracia no tardó en aparecer; una terrible enfermedad mató a casi todas las gallinas que tenían.

Pero, ya embarcados por la fiebre avícola y la experiencia que tenían, se hicieron a préstamos bancarios hasta que finalmente pudieron montar 5.000 jaulas con igual cantidad de aves.

Llegar a tal número no fue fácil, en este camino sufrieron más pérdidas de animales, sin ni siquiera poder encontrar la causa. Tras varias consultas con expertos zootecnistas, la producción se fue nivelando.

El consumo per cápita anual de huevo fue de 294 unidades en 2018. Esto es 252 huevos más que en 1970, cuando solo se llegaba a 42 unidades por persona al año.

Esta particularidad los convirtió en los primeros en la industria en criar las pollas en jaula con un invento que les abonó camino para determinar cuán rentable era el negocio.

Según recuerda la familia, en las puertas de cada jaula ubicaron 31 argollas, con cada huevo pasaban una argolla y eso les permitía saber qué gallina era productiva.

El huevo se empezó a comercializar en la Cooperativa Agrícola y, posteriormente, en la plaza de San Francisco.

Finalmente, en 1962 nació la empresa de origen familiar para apalancar el crecimiento que tenía la producción. Al mismo tiempo, nació Incubadora Santander, también como un negocio familiar tras la idea de agrupar varios productores.

El negocio también se había gestado años atrás cuando Diego Muñoz Rodríguez, con su sueño de ser agricultor, viajó a Santander y comenzó a producir abono. Con el paso del tiempo se dedicó al negocio avícola y a vender pollitos de un día.

Para la década de los 60 desfilaron por la industria más empresarios que se sumaban al negocio, entre ellos Avícola El Guamito de Eliseo Acebedo, una de las empresas más grandes de Santander que está actualmente en manos de la segunda generación.

También, según reseña la historia*, nació Asohuevo, que permitió hacer las primeras alianzas de comercialización de huevo con cooperativas y empresas que fracasaron posteriormente.

Lo que viene hacia la década del 70 fue un sector de experimentación y de superación de las más duras condiciones sanitarias y geográficas del territorio santandereano y, sin lugar a dudas, también de la violencia.

Para empresas como Quinsagro esto implicó que el negocio diera un giro completo, y pasaron de ser productores de huevo a productores de carne.

En cuanto a la producción de carne también se destaca Avidesa MacPollo, que actualmente tiene el puesto 127 entre las mil empresas más grandes de Colombia y es la mayor productora de carne de pollo del país.

Esta compañía, que este año cumple medio siglo de fundada, inició con 12 empleados en una pequeña distribuidora y hoy en día genera unos 7.500 empleos directos y otro tanto de indirectos.

Las compañías están afinando sus herramientas para llegar al mercado exterior. Para Incubadora Santander, en 2023 el 10% de los ingresos vendrán de afuera de Colombia.

Desde la década de los 70 hasta nuestros días las empresas traspasaron las fronteras locales Una de las más destacadas en ese sentido ha sido huevos Kike’s (Incubadora Santander) que no solo tiene plantas en Santander, sino también en departamentos como el Cauca.

Su infraestructura en general es considerada una de las mejores en Latinoamérica en uso de tecnología. Para la empresa hoy el futuro ya se está escribiendo.

“Para nosotros es la economía azul del huevo, arrancamos a ir en estos procesos y recoger los mangos bajitos, hablamos de agricultura y una compañía que trabaja en subproductos que empiezan a convertirse en productos de primera mano, por ejemplo, estamos trabajando en una planta especializada en el sacrificio de gallina, porque ya el ama de casa no consigue en ningún supermercado, y queremos recuperar este tipo de productos llevándolo otra vez a la mesa”, dice Juan Felipe Montoya Muñoz, presidente de Incubadora Santander.

La planta hace parte de una bolsa de US$40 millones de inversión que realiza la compañía simultáneamente en varios proyectos. La planta estará ubicada en Puerto Tejada, Cauca.

Para 2023, Incubadora Santander se propuso lograr ventas por $1,5 billones, un margen Ebitda de 15% y una producción de 10 millones de huevos al día.

En general para el sector, de acuerdo con Fenavi Santander, sin incluir la infraestructura y mano de obra, el valor de la producción avícola local es de $4,13 billones al año y el departamento responde por el 25% de la producción nacional de huevo y carne de pollo, siendo la segunda zona más importante del país.

* Tomado del libro “Estrategia competitiva y sostenible de la industria avícola en Santander” (201) editado por la Cámara de Comercio de Bucaramanga.

Avicultores se preparan para el exterior

Para la avicultura de la región, el mercado del exterior no ha estado dentro del mapa de ventas ya que con una participación del 25%, su desarrollo se ha concentrado en el mercado nacional. Sin embargo, para su crecimiento sí será estratégico.

Desde ya las granjas se están preparando para que en pocos años esta sea una realidad, como lo asegura la directora ejecutiva de Fenavi en Santander, Martha Ruth Velázquez Quintero.

El sector es uno de los más dependientes de la situación del dólar ya que gran parte de la operación está cimentada en importaciones obligadas como el alimento para aves y la genética.

“La exportación de carne y huevo es una realidad para la industria, ante toda la coyuntura, especialmente en Venezuela, de donde están llegando muchas cotizaciones de productos y solicitudes de producción, ya hicimos una revisión y la industria dentro de su perspectiva se está preparando para ello en ampliación de su capacidad de producción y otros aspectos como certificación en bioseguridad, no solamente por el ICA, sino también por la entidad sanitaria del respectivo país”, dijo.

La líder gremial explica que indudablemente este será un tema de región y se requerirán importantes alianzas empresariales para que las exportaciones se puedan realizar.