En la cárcel de Barrancabermeja, las celdas son espacios casi claustrofóbicos que no dan abasto para albergar al total de los privados de la libertad. Los presos, forzados por la falta de espacio, encuentran refugio en colchonetas que durante las noches extienden en pasillos estrechos o en el patio, al aire libre.
“En la parte de arriba duermen con colchonetas que tiran en los pisos sobre el pasillo, acá afuera también en el patio y cuando llueve toca recogerlas y correrse para donde uno no se moje, le toca a uno levantarse y quedarse por ahí parado o sentado, pero estamos presos y nos toca aguantarnos porque qué más”, expresó un privado de la libertad.
La rutina se cumple a diario; todos los días, sobre las 5:00 a.m., una parte de los internos debe recoger sus colchonetas y ubicarlas en una parte alta o en sillas, para despejar el espacio y, sobre las 6:00 p.m., bajarlas nuevamente para tirarlas en el piso y cumplir sus horas de descanso. Esta rutina a veces es acompañada por quienes, aun teniendo celda, prefieren buscar aire fresco ante las altas temperaturas. “Hay gente que tiene su celda, pero no tienen ventilador; entonces cuando hace mucho calor la gente saca sus colchonetas y las tira en el patio porque eso adentro es un horno; es insoportable, pero todos los días usted ve hileras de colchonetas en el pasillo y también en el patio”.
Según el establecimiento penitenciario, el hacinamiento en el lugar alcanza el 56%, uno de los más altos de una cárcel de su tipo (mediana seguridad) en Santander. El centro carcelario tiene una capacidad máxima para 185 privados de la libertad, y en la actualidad permanecen allí, 289 personas. Si bien la cifra se ha reducido considerablemente porque hubo años en que lograron albergarse hasta 400 presos, aún hace falta espacio.
Jorge Andrés Rincón Díaz, director del centro penitenciario, reconoce que la situación es compleja, pese a los esfuerzos que se han hecho para mantener condiciones que garanticen los derechos de los privados de la libertad; “el hacinamiento existe; pero hemos venido trabajando para disminuirlo. En las actividades que se hacen siempre tenemos que son más los privados que ingresan que los que salen, entonces es difícil equilibrarlo; este es un establecimiento pequeño con una capacidad mínima; lo que hacemos es tratar de optimizarlo para poder atender las necesidades de ellos”, explicó.
La situación, según Gina Marcela Romo, personera de Barrancabermeja, se hace aún más compleja en el centro de reclusión transitorio del CDV, en donde pese haber una capacidad para 70 personas hay detenidas 260. Esto equivale a la alarmante cifra de un 271% de hacinamiento.
“Ya hemos advertido sobre esta situación; aquí tenemos un hacinamiento grande, es una situación preocupante en cuanto a condiciones mínimas de dignidad humana a las que tienen derecho estas personas, por eso hemos insistido en la urgencia de habilitar un lugar nuevo que permita que allí reposen las personas privadas de la libertad, a las que no se les ha definido su situación jurídica. Esta responsabilidad recae sobre la administración. También hemos hecho advertencias sobre el estado de alimentación que a veces se evidencia en el deterioro de la misma; por lo que bajo tutela se ha logrado que se les brinde mejor alimentación y nosotros hacemos seguimiento para que se cumpla y se dé garantía al derecho tutelado”, dijo la Personera.
Una situación similar se vive en la estación de policía del sector del Muelle, en donde pese a no ser un lugar destinado para albergar a privados de la libertad, en la actualidad pernoctan 50 detenidos.
Expectativa por la nueva cárcel
La solución que desde hace años se ha planteado para superar la eterna crisis carcelaria en Barrancabermeja es la construcción de un nuevo centro penitenciario con mayor capacidad y mejor infraestructura. La iniciativa, luego de varios años, empieza a ser realidad teniendo en cuenta que, según Adith Romero, secretario del Interior local, ya se adjudicó el contrato para su construcción.
“Ya el contrato fue adjudicado, estamos a la espera que venga el Ministro de Justicia y adelante una audiencia en la ciudad para que socialice con toda la ciudad este proyecto”, dijo el funcionario.
Ésta será la primera cárcel productiva del país, estará ubicada en el corregimiento El Centro y tendrá siete pabellones: seis para hombres con 1.280 cupos y uno para mujeres con 232, que incluye espacios para maternas y gestantes. El establecimiento también ofrecerá áreas de resocialización para el 100 % de la población privada de la libertad, en donde podrán contar con espacios educativos, recreativos y culturales.