Jugar videojuegos en el siglo XXl ya se ha vuelto costumbre para los niños.
Muchos padres han expresado intranquilidad al respecto, ya que el 82% de los niños en el mundo juegan videojuegos, generando estrés en los tutores al ver que los infantes pasan mucho tiempo en un mundo virtual. Todo es bueno a su medida, y esto también aplica para los videojuegos, cuando un niño controla el tiempo que pasa en su consola, puede traer consecuencias positivas generando reflejos, agilidad mental e incluso coordinación manual.
Por otro lado, los niños podrían estimular una adicción y afectarse a sí mismos en torno al desarrollo emocional, aislándose socialmente y olvidando por completo el tiempo en familia, además de bajar sus calificaciones si descuidan sus estudios por la fijación extrema al mundo virtual.
Después de todo, se podría decir que los videojuegos pueden ser beneficiosos en algunos aspectos, mientras que los padres tengan un control de tiempo, y así puedan tener un buen desarrollo y crecimiento en todos los sentidos.