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Viernes 12 de noviembre de 2021 - 12:00 PM

Argentina se juega su gobernabilidad en las elecciones legislativas

El gobierno de Alberto Fernández llega a estos comicios parlamentarios debilitado. Si pierde, la gobernabilidad en la segunda mitad de su mandato será compleja hasta las presidenciales de 2023.

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Fotoilustración / VANGUARDIA
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En un contexto de crisis económica y pandemia, Argentina va mañana a las urnas para definir su futuro político, en una jornada en la que el oficialismo se juega su gobernabilidad.

Un escenario factible, es que el partido de gobierno, el peronismo, pierda la mayoría en el Congreso. Un duro revés político para el presidente Alberto Fernández, con mayor valor simbólico que real, ya que sería la primera vez que esto ocurriría desde la vuelta a la democracia del país, en 1983.

En estas elecciones de medio término, los argentinos elegirán 127 de las 257 curules de la Cámara de Diputados y 24 del Senado.

La coalición opositora, Juntos por el Cambio, que lidera el expresidente Mauricio Macri, quiere quebrar el dominio del peronismo en el Senado. Solo requiere arrebatarle cinco escaños.

A juicio de Jorge Hirschbrand, periodista argentino y director del diario El Sol de Mendoza, los últimos escándalos en que ha estado envuelto el gobierno de Fernández ponen en juego directamente una forma de hacer política.

“Se ha visto un desprecio y una subestimación muy grande sobre la sociedad”, lamenta Hirschbrand, quien considera que el Gobierno decidió apostar por la radicalización del discurso para congraciarse con los suyos, sin importar en el camino que “se falsearan datos o se mintiera sin descaro”.

A esto se le suma, según él, el mal manejo de la pandemia que caló profundo.

“Mientras la crisis golpeaba más y más, se realizaban fiestas clandestinas en la residencia presidencial”, cuestiona el periodista argentino, al mencionar también la ‘vacunación VIP’ de funcionarios del Gobierno para sus familiares y amigos del poder, relegando al resto de la población.

La economía va por mal camino a la par con el descontento general, pero particularmente entre los jóvenes hacia la casta política tradicional.

En efecto, la legitimidad política del oficialismo está en apuros debido al mal manejo económico y de la pandemia en lo que atañe a los confinamientos y deterioro económico del país, explica Sebastián Polo, docente de la Universidad del Rosario.

Además la reciente emergencia ambiental por la fuerte sequía del río Paraná, el segundo más grande de Suramérica y el primero de Argentina, solo demuestran un “alto estrés social, político y económico” que se reflejará en las legislativas de mañana, anota.

Los números no deberían ser tan diferentes a lo que se vio en las primarias de septiembre pasado, apunta en ese sentido Hirschbrand. “Puede, incluso, haber un recorte. Pero es la gran incógnita”, dice.

La coalición oficialista Frente de Todos (peronismo de centro-izquierda) alcanzó el 33% de la votación nacional, frente al 37% obtenido por la coalición de centro-derecha de Macri.

El error, remarca Hirschbrand, es que “el Gobierno apostó fuertemente a inyectar dinero en las clases más bajas, con todo tipo de planes sociales y clientelismo. El problema es que ese dinero salió de una mayor emisión monetaria, lo cual repercute en el déficit fiscal y dispara la inflación”.

Lo que justamente más angustia a los argentinos. “Una inflación interanual cercana a los 50 puntos se convierte en una factoría de pobres”, sentencia el periodista argentino.

Para él otro factor a tener en cuenta es que el kirchnerismo perdió empatía con uno de los grupos sociales que históricamente se identificó: Los jóvenes.

En ese sentido, Alexander Arciniegas, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Pontificia Bolivariana, UPB, Bucaramanga, considera que en estas parlamentarias el oficialismo se juega su gobernabilidad.

“Se trata de unas elecciones marcadas por la incertidumbre y por un contexto de pobreza, desempleo e inseguridad que no obstante no ha estallado de la forma en que lo vimos en Chile o en Colombia”, explica.

En su opinión, habrá que ver si el reconocimiento del presidente Fernández, del descontento ciudadano, pues ‘admito que algo no se ha hecho bien’, es suficiente para que no se repita la derrota de septiembre pasado.

Polo señala en esa línea una decadencia política y electoral del kirchnerismo, pero cree que hay que ir más allá, y observar qué “elementos están minando la confianza inversionista, la estabilidad macroeconómica” y en últimas, el deterioro de las condiciones de vida de los argentinos.

Si el oficialismo pierde en estos comicios parlamentarios, lo que se avecina es mayor inestabilidad e incertidumbre en un país que no se libera de la crisis, y simplemente sobrevive.

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Publicado por Ángela Castro Ariza

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