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Miércoles 14 de octubre de 2020 - 12:00 PM

El MAS de Evo Morales, fuerte sin su líder y amparado en el sector popular

Evo Morales no estará en el proceso electoral de Bolivia por primera vez desde 1989, cuando se presentó a diputado aunque sin éxito.

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Simpatizantes del Movimiento Al Socialismo (MAS) asisten a un acto de campaña de sus candidatos a las elecciones generales, ayer en Sacaba (Bolivia). (Foto: EFE / VANGUARDIA)
Simpatizantes del Movimiento Al Socialismo (MAS) asisten a un acto de campaña de sus candidatos a las elecciones generales, ayer en Sacaba (Bolivia). (Foto: EFE / VANGUARDIA)

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Simpatizantes del Movimiento Al Socialismo (MAS) asisten a un acto de campaña de sus candidatos a las elecciones generales, ayer en Sacaba (Bolivia). (Foto: EFE / VANGUARDIA)

La ausencia de Evo Morales de Bolivia, a quien dentro del Movimiento al Socialismo (MAS) muchos consideraron insustituible, no ha impedido que esa organización basada en los sectores populares bolivianos se mantenga como la principal fuerza política en el país.

El MAS, que ahora postula como candidato electoral al exministro de Economía Luis Arce, permanece en un primer sitial en las encuestas, pero alejado de aquellos históricos 64 puntos de porcentaje que en 2014 dieron la victoria a Morales para un tercer mandato.

El expresidente se ha mantenido como jefe de campaña electoral de su partido, pero desde la distancia en Argentina y sin ser candidato ni siquiera a parlamentario por primera vez en tres décadas.

La fuerza de su partido se explica por una gestión de casi 14 años en la que ha tenido logros especialmente en la economía, además de un proceso de inclusión social que ha atenazado la fidelidad de sectores populares del país principalmente en el campo y en las periferias urbanas.

Su decrecimiento entre una parte del electorado puede explicarse más en el lado del desempeño político, en el que principalmente sobresale aquella cuestionada postulación de Evo Morales a un cuarto mandato para los comicios de 2019, luego anulados, con base en un fallo del Tribunal Constitucional a su favor a pesar del referéndum que en 2016 le cerró la posibilidad de ser candidato presidencial nuevamente..

“El MAS sigue siendo el partido de los pobres”, es la respuesta de Sebastián Michel, uno de los voceros del partido, cuando se le consulta sobre las razones por las que esa agrupación política mantiene su fortaleza aún sin Morales como principal candidato.

A juicio de Michel, el MAS es un mero instrumento por el que los sectores populares de Bolivia, principalmente trabajadores e indígenas, “pueden gobernarse a sí mismos”, cuidando sus principales reivindicaciones en cuestiones como el salario, la estabilidad laboral o aspectos referidos a la identidad y la no discriminación.

Por su parte, el analista político Carlos Cordero considera que una buena parte de la ciudadanía boliviana guarda una fuerte gratitud con el MAS y Evo Morales, además de que “seguirá siendo un partido político influyente en los próximos 10 ó 15 años”.

No obstante, Cordero dijo que el apoyo de un 40% que mantiene el partido de Morales, según las encuestas, “no es suficiente para ganar la elección” de este 18 de octubre, debido al peso que en el último tiempo han tenido aquellas posturas críticas al MAS que “también tienen fundamentos”.

Ya desde la elección de 2014 se manejaba que Morales era el líder por antonomasia del MAS y que prácticamente su figura dentro del proceso político que encabezó era “insustituible”, alguien inclusive designado por la divinidad para ejercer el cargo presidencial, como lo consideraron algunos integrantes de su círculo más próximo.

“Está claro que el movimiento popular va más allá del líder”, reflexionó Michel, aunque reconoció que Morales “va a mantener siempre” el mérito de organizar un gran proceso de masas que se aglutinó alrededor del MAS.

Posiblemente el último año ha sido el que el MAS ha sufrido “condiciones extremas” y “adversas”, con la “mitad de su dirigencia perseguida, exiliada y encarcelada”, consideró Michel, al referirse al tiempo en el que está gobernando la presidenta interina, Jeanine Áñez, y en el que han abundado procesos judiciales desde que llegó al poder de forma transitoria en noviembre pasado.

Michel valoró que haya existido “una segunda línea” en el MAS que asumió la responsabilidad de mantener esa organización y que a pesar de tener la “cancha inclinada”, refiriéndose a una expresión del fútbol, el partido no se ha desarticulado.

La visión de Cordero al respecto es distinta, pues considera que el MAS todavía “va a vivir una crisis” a causa de resultados en esta elección, que cree van a diferir del apoyo que recibió antes, con “escisiones” y la necesidad de un “proceso de renovación” interna.

De las ocho candidaturas iniciales, únicamente seis se mantienen en pie, tras las renuncias de Áñez por la alianza Juntos y del expresidente Jorge “Tuto” Quiroga por Libre 21 para respaldar al candidato con más posibilidades de hacer frente al MAS, el exmandatario Carlos Mesa de Comunidad Ciudadana, segundo en las encuestas.

Morales intentó estar en las elecciones de este domingo como candidato a senador, pero primero el órgano electoral y luego una corte constitucional le inhabilitaron por incumplir un requisito de residencia en Bolivia.

El expresidente lleva fuera de su país desde que salió en noviembre pasado denunciando un golpe de Estado para forzarlo a dejar el poder, al que llegó en 2006 al frente del MAS y se convirtió en el mandatario con más tiempo en la Presidencia de Bolivia.

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Publicado por Agencia Efe

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