Termina la era Merkel. Después de 16 años, la canciller alemana Ángela Merkel deja el poder.
La considerada mujer más poderosa del mundo, logró abrirse camino en un terreno dominado por hombres. A medida que aumentó su mandato, aumentó su reputación internacional.
Ha demostrado todo lo que se necesita para ser líder: reflexiva, sobria, motivada, reservada, pragmática y diplomática. Y, especialmente, su inclinación a establecer coaliciones con amigos y enemigos.
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Merkel, política conservadora de 67 años y doctora en química cuántica formada en física, ha sido la gobernante a prueba de crisis, lo que sin duda, contribuyó a forjar su imagen como defensora de los intereses de Alemania y sus ciudadanos.
No en vano sus compatriotas la apodaron la “Mutti” (Mamá). Una mujer casada pero sin hijos, que adoptó como tales a todos los alemanes.
Además toda una generación ha crecido sin conocer a otra persona al frente del Gobierno Federal del país más poblado (83 millones de habitantes), importante y poderoso de la Unión Europea, UE.
Tras las elecciones del pasado 26 de septiembre, en las que el socialdemócrata y actual ministro de Finanzas Olaf Scholz resultó ganador y podría sucederle, Merkel seguirá en el cargo hasta que se conforme el nuevo Parlamento este mes.
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Continuará el mando como canciller en funciones hasta que se forme un nuevo gobierno, lo que puede llevar tiempo. Ya anticipó que dejará la política de plano.
Su paso en el poder es sinónimo de estabilidad, asegura Juan Nicolás Garzón, profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana.
Aunque aclara que estabilidad, no significa poca relevancia. Todo lo contrario, señala que sin duda Merkel es la líder más importante del siglo XXI.
Ha sobrevivido políticamente a cinco primeros ministros británicos, cuatro presidentes estadounidenses, tres españoles y ocho italianos.
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Garzón enumera que son cuatro legislaturas, todas las elecciones que enfrentó las ganó, y goza de altos niveles de aprobación popular.
Deja la Cancillería con cerca del 70% de apoyo popular.
También destaca su responsabilidad y moderación política. “Cuando tuvo que asumir responsabilices estuvo a la altura”, agrega el docente de la Sabana.

Enfrentó crisis tras crisis: financiera global, euro, refugiados (acogió a un millón de sirios entre 2015-2016), Brexit y pandemia de la COVID-19.
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De hecho, Jesús Agreda Rudenko, internacionalista y profesor de la Facultad de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, considera que el legado de Merkel es su gran capacidad para lidiar con las diversas crisis que se vivieron durante su gobierno con una gran resolución.
“Ella logró tomar decisiones y mantenerlas a pesar de la crítica, demostrando una gran resolución y liderazgo”, recalca.
Sin duda, fue “la canciller de las crisis”, como la financiera, la de deuda o la migratoria”, donde asumió una posición clara de liderazgo para Alemania y de paso de unidad, en la mayoría de los casos para la UE”, añade Agreda Rudenko.
Buscó consensos en el marco de la UE, y aunque no la posicionó como la gran líder que vaya a reemplazar a Estados Unidos, el experto sí cree que “propendió por un fortalecimiento del bloque europeo y de capacidades necesarias para resolver los retos del siglo XXI, a través del fortalecimiento del proceso de integración”.

Consenso, estabilidad y liderazgo resumen la era Merkel, apunta en ese sentido Miguel Martínez, docente de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia.
Consenso porque, en primer lugar, Merkel ha tenido que gobernar tres de sus periodos en minoría, llegando a acuerdos con los socialdemócratas, recuerda.
En lo que se refiere a estabilidad, señala que “Alemania ha sido el soporte en la crisis del 2008 y a pesar de esta crisis, la de los refugiados y la pandemia, se ha sabido mantener en el poder y ofrecer una estabilidad no vista hasta ahora”.
En cuanto a liderazgo, Martínez remarca que Merkel se puso al frente de las crisis que ha pasado el país, “iniciando su andadura con mucho desempleo en Alemania, haciendo crecer a su país a pesar de todas las crisis y acabando con un nivel muy alto de popularidad”.
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En el contexto europeo, también encaró la crisis en el sentido de que siempre apoyó la integración europea.
“Se puso al frente también en los conflictos con Rusia por la invasión de Crimea y fue la que abrió las puertas a los inmigrantes en la crisis de refugiados sirios en toda la Unión Europea”, agrega el experto consultado.
Por su parte, el profesor Garzón subraya que Merkel deja una Alemania robustecida económicamente, una sociedad moderna y un país mucho menos definido por su historia.

El adiós a Ángela Merkel supone la llegada de un sucesor que tendrá que llenar un gran vacío. No le va a resultar nada fácil, ya que el listón está muy alto.
Todo apunta a que será el socialdemócrata Olaf Scholz, uno de sus discípulos aunque pertenezca a otro partido, será su sucesor una vez sea elegido por el Parlamento. Su partido Socialdemócrata (SPD) fue la fuerza más votada, con un 25,7% en las elecciones del pasado domingo.
En caso de quedar como canciller, el reto más grande para Scholz “será continuar con el liderazgo de Alemania, y en un escenario de postpandemia, hacer que la economía vuelva a los números anteriores”, a juicio del docente Miguel Martínez.
“El reto es hacer pactos con los partidos minoritarios y mantener esa coherencia que mantuvo Merkel durante todo su gobierno”, anota.
Para el internacionalista Jesús Agreda Rudenko, el nuevo canciller, seguramente del SPD, será gobernar en el marco de una coalición. “El gran problema de no tener una mayoría absoluta es tener que lograr consensos con partidos minoritarios y lograr poner de acuerdo intereses divergentes”, dice.
A su vez, el docente Juan Nicolás Garzón cree que lo que le espera es mantener a Alemania sólida en términos económicos como líder natural de Europa, adelantar el proceso de recuperación económica postcovid y un gobierno que le continuidad al legado Merkel.
