Los sistemas de salud de la región latinoamericana están fragmentados y tienen un subfinanciamiento, con un nivel de inversión muy inferior al acuerdo del 6% del Producto Interno Bruto, PIB, de acuerdo al informe de la ONU.
La prolongación de la pandemia evidencia la necesidad de transformar los sistemas de salud de Latinoamérica, la región más desigual del mundo y donde el proceso de vacunación avanza de manera asimétrica, denunció ayer la ONU.
En un informe conjunto, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) aseguraron que “fortalecer la inversión pública” y “consolidar Estados de bienestar” son condiciones necesarias para controlar la pandemia y “avanzar hacia una recuperación transformadora con igualdad y sostenibilidad ambiental, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”.
“El año pasado sosteníamos que sin salud no hay economía y hoy reiteramos que sin salud no habrá recuperación económica sostenible”, dijo la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, durante la presentación del documento.
Con más de 1,5 millones de muertes y más de 45,7 millones de casos confirmados desde que se detectó el primer caso en Brasil en febrero de 2020, la pandemia está lejos de darse por terminada en Latinoamérica y, aunque los momentos más duros han pasado y ningún país se encuentra ya en cuarentena, hay algunos rebrotes.
La prolongación de la pandemia en Latinoamérica está relacionada con “las debilidades estructurales de los sistemas de salud”, junto al avance lento de la vacunación y “las dificultades de los países para mantener medidas sociales y de salud pública en los niveles adecuados”, indicó el documento.
En promedio, un 39% de la población latinoamericana cuenta con el esquema completo de vacunación, aunque hay grandes diferencias: si Chile y Uruguay superan el 70%, 25 de los 49 países y territorios de la región no sobrepasan el 40%.
En el texto, ambos organismos que hacen parte del sistema de la ONU consignaron “una alta correlación entre la vulnerabilidad socioeconómica y el nivel de gravedad y muerte por COVID-19”.
El presidente de EE.UU., Joe Biden, dijo ayer que el país está preparado para vacunar contra la COVID-19 a los niños de entre cinco y 11 años en cuanto las autoridades competentes lo autoricen, porque el Gobierno ha comprado el suficiente suministro para hacerlo posible.
Desde la Casa Blanca, Biden señaló que los expertos de la Administración de Fármacos y Alimentos (FDA) y de los Centros de Control de Enfermedades (CDC) tomarán una decisión al respecto en las próximas semanas. “Si (estos organismos) lo autorizan, estamos preparados, hemos comprado suficientes vacunas” y de esta forma “las familias podrán dormir mejor sabiendo que sus niños están protegidos”, dijo Biden.