¿Qué está pasando con los ríos del país? ¿Por qué a pesar de los programas de descontaminación, que en el caso del río Bogotá lleva casi ocho años de implementación, aún no se cumple el objetivo? Ramón Gabriel Aguilar, docente de la Tecnología en Gestión Ambiental del Politécnico Grancolombiano, analizó los resultados del último estudio publicado por el Plan Nacional de Manejo de Aguas Residuales Municipales. Asegura que las amenazas impactan cada vez más las aguas y dañan los ecosistemas.
Esto podría ser quizá uno de los tops menos agradables de leer, pero que según el docente, es el que necesita más visibilidad. Señala que esta es precisamente una de las amenazas que enfrentan nuestras cuencas hídricas.
“La principal problemática es no comprender que los ríos son parte fundamental del crecimiento humano, se relacionan con los ecosistemas estratégicos desde su nacimiento, con los páramos, los humedales, los acuíferos, el ciclo hidrogeológico y con los océanos”, dice. Las amenazas son cada vez más graves, pero no tan visibles.
El río Bogotá es el que ocupa el primer lugar y genera preocupación en el país. El segundo río más contaminado es el Chicamocha en Santander, que centra su mayor contaminación en el trayecto de Tunja a Tuta (Boyacá). El tercero es el río Medellín, del que se atribuye su contaminación en mayor medida a las acciones de empresas comerciales e industriales. También está el río Cauca, en el que se han identificado picos de turbiedad que superan 10 mil unidades nefelométricas. Luego está el río Suárez, que se origina entre los departamentos de Boyacá y Cundinamarca.
¿Qué se está haciendo al respecto?
Aunque Colombia es el segundo país latinoamericano con reservas de agua dulce más importantes, ya que cuenta con 2.132 kilómetros cúbicos gracias a sus seis nevados, más de 48.000 humedales y los aproximadamente 50 ríos que tiene, el agua apta para el consumo humano es cada vez menor y se presenta un alto índice de estrés hídrico, es decir, se extrae más agua dulce de la que hay disponible.
Sin embargo, en el Plan Nacional de Manejo de Aguas Residuales Municipales (2020-2050), el Gobierno Nacional aseguró que el país ha logrado avances importantes en el tratamiento de aguas residuales pasando de un 8 % de aguas residuales urbanas tratadas en 2002 a un 42,85 % en 2018. En 2020 se amplió la proporción de aguas residuales urbanas tratadas a un 52,02 %.
No obstante, los índices de contaminación siguen arriba. Por lo que se creó el programa SAVER, que tiene como objetivo incrementar el tratamiento de las aguas residuales urbanas del país, para reducir la contaminación de las fuentes receptoras por los vertimientos municipales.
A través de este programa el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio implementa las estrategias en los 58 municipios priorizados, dentro de los que se encuentran Bucaramanga, y Girón (río de Oro).
Además, en el marco de este proyecto, se ejecutaron proyectos en 10 cuencas identificadas como críticas, uno de ellos en la cuenca alta del río Chicamocha, en los municipios de Tunja y Sogamoso.
El docente Ramón Gabriel Aguilar dejó en evidencia cuáles son las amenazas graves que enfrentan los ríos del país.
- Contaminación química: está asociada a actividades extractivas como la minería y que contaminan no solo los ríos, sino también los suelos, el aire, e inclusive los peces que son consumidos por las personas.
- Derrames de hidrocarburos: según la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, Anla, entre 2015 y junio de 2022, se presentaron 2133 incidentes y derrames de hidrocarburos en el país.
- Obras: utilizan recursos renovables y no renovables en grandes cantidades, propician emisiones de CO₂, vierten residuos tóxicos en los ríos y limitan los procesos naturales de los animales acuáticos.
- Sobrepesca o extracción de recursos pesqueros: ocasiona que en los caudales de los ríos no haya peces de consumo ni ornamentales, que son el principal recurso alimenticio y económico para muchas comunidades en el país. Las especies invasoras son un gran peligro porque transforman la estructura y causan la extinción de especies autóctonas.
- Cambio climático: impacta de gran manera negativa los ecosistemas de agua dulce debido a las altas temperaturas en el agua y el aire.
- Materia orgánica: aproximadamente 9.000 toneladas de materia orgánica contaminante terminan siendo arrojadas en los cauces de los ríos, así como las aguas residuales que llegan como si estos fueran el sistema de alcantarillado.
- Deforestación: el país pierde cada año alrededor de 172.000 hectáreas de bosque, lo que trae como consecuencia la aceleración del fenómeno de calentamiento global.
- Tráfico ilícito: la falta de protección de ecosistemas estratégicos, la falta de gestión y protección de las cuencas hídricas y la agricultura insostenible.
¿Qué hacer frente a la problemática?
“Es importante que los colombianos comprendan que los ríos son corrientes de agua natural que desembocan en diferentes lugares, ya sean lagos, quebradas, afluentes o arroyos, los cuales siguen su camino hasta llegar finalmente al mar. Es por ello que evitar que se contaminen es literalmente vital”, opina el docente Ramón Gabriel Aguilar del Politécnico Grancolombiano. Las acciones a realizar son:
- Articulación entre las distintas entidades.
- Nuevas y estrictas regulaciones a las entidades públicas para que den soluciones a problemáticas como la minería y la deforestación del bosque.
- Correcta gestión de la información, suministro de datos y elementos esenciales necesarios para tomar decisiones informadas y transparentes.
- Acciones y programas educativos enfocados en la sensibilización ambiental, que generen un cambio de comportamiento que apoye los objetivos de acceso y beneficios equitativos sostenibles para la sociedad, a partir del uso del agua.