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Martes 16 de abril de 2019 - 12:00 PM

Sudán, por un nuevo futuro

Luego de que los militares le dieran la espalda y depusieran al dictador sudanés, la pregunta que todos se hacen es si el Ejército respetará la voluntad popular, o nombrará a un nuevo dictador.

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La caída del régimen de Omar al Bashir, quien gobernó Sudán con puño de hierro durante 30 años alimentado por la renta petrolera, supone un escenario de incertidumbre en un país que ha vivido bajo la opresión de un régimen y cuyo mayor reto en adelante, será una transición a la democracia.

El golpe militar de la semana pasada contra Al Bashir se materializó luego de semanas de multitudinarias protestas, iniciadas en diciembre pasado y denominadas la “revuelta del pan” debido a la subida del precio del producto básico para hacer frente a la inflación (122%, la segunda más alta del mundo).

Pero el pueblo sudanés también quería la caída del régimen, además por la mala gestión económica, la represión, los conflictos como el de la región de Darfur y la corrupción del gobierno de uno de los líderes que más tiempo ha estado en el poder en todo el mundo.

Tampoco hay que olvidar que lo ocurrido en Sudán se gestó en el contexto de la Primavera Árabe de 2011, lo que significó la caída de varios dictadores del norte de África, como Hosni Mubarak en Egipto, Zine el Abidine Ben Ali en Túnez, Muamar el Gadafi en Libia y Ali Abdalá Saleh en Yemen.

La incertidumbre se cierne en el futuro inmediato de este país africano, ya que la destitución de Al Bashir puede mover los cimientos de Sudán si no se encuentra a un sucesor sólido que lo remplace, o no se concrete un proceso de democratización en el marco de libertades constitucionales.

José Ángel Hernández, doctor en Historia Contemporánea y director de la Maestría de Historia Contemporánea de la Universidad Sergio Arboleda, recuerda que Al Bashir es uno de los últimos sátrapas que quedaba en la zona, refiriéndose el derrocamiento de Mubarak en Egipto, Gadafi en Libia y Robert Mugabe en Zimbawe.

Además, aclara que el único que aún se mantiene en la región es de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, quien gobierna desde 1979.

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“Más de lo mismo”

Explica en ese sentido, que las revueltas que han sacado del poder a Abdelaziz Buterflika en Argelia a comienzos de este mes, han tenido gran influencia en la República de Sudán, de tal manera que el exdictador Al Bashir vio venir este desenlace, cuando en diciembre de 2018 ya había afrontado revueltas que intentaron ser reprimidas por la Policía, y que fueron contestadas por el Ejército.

Según él, todo esto presagiaba que Al Bashir no iba a durar mucho en el poder.

Sin embargo, Hernández insiste en que la Junta Militar que lo depuso, “lo que augura en la zona es más de lo mismo, lo que han hecho los militares es intentar mantenerse en el poder, sacrificando la cabeza de máximo mandatario”.

Opina que las manifestaciones en las calles se irán dando, las cuales a su juicio, serían reprimidas por la Junta Militar que ahora se instaló en el poder, pese a que ésta haya prometido que respetará los derechos humanos y restituirá las instituciones democráticas. Los militares anunciaron dos años en el poder para luego, según ellos, traspasarlo a un dirigente civil.

Esta situación, augura un escenario “complicado en un país con poca tradición democrática”, dice el experto.

Incluso, hace énfasis en la presencia de Rusia detrás del sostenimiento del régimen sudanés, y que seguirá manteniendo con puño de hierro la política en esta zona de África, recordando que Sudán es un país rico en reservas petroleras, lo que hace que las potencias extranjeras estén muy encima.

Así las cosas, Hernández ve difícil que se de un proceso de transición normal en Sudán, y más bien, prevé que se garantizará la seguridad en el país en cuanto a que no haya tensiones y al sometimiento del peligro del integrismo islámico, donde Rusia mantendrá su injerencia en la zona. De hecho, el Kremlin ya dio su apoyo a la Junta Militar.

Evitar injerencias

Lo que viene para Sudán es una “gran crisis de gobierno”, advierte el abogado e historiador Alejandro Alvarado, recordando la experiencia en Libia, que hoy día se está desangrando como país.

A su juicio, es importante evitar la intromisión de otros países en la resolución del conflicto sudanés, porque pone como ejemplo que la irrupción de Estados Unidos en Libia derivó en una guerra civil que se mantiene actualmente con una crisis de gobierno, una crisis económica, pobreza y migración muy fuerte hacia Europa.

Para Alvarado, Sudán será regida por un gobierno militar que se mantendrá, y asegura que lo más significativo, más allá de la convocatoria de elecciones que de por sí es muy importante, “es que estas transiciones en el poder son muy dramáticas, hay una escasa opinión pública, escasa estructura administrativa y el poder del Ejército después de décadas de dictadura es incomparable”.

Por esa razón, reitera que lo que hay que prevenir ahora, es una respuesta de los militares para apaciguar las manifestaciones del pueblo sudanés.

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Publicado por Ángela Castro Ariza

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