“Frente a la situación actual de seguridad, el riesgo de una nueva carrera armamentista nuclear o de un uso nuclear real no pueden ser ignorados”, declaró la ministra sueca de Asuntos Exteriores, Ann Linde.
“Las armas nucleares son un riesgo para todas las naciones y una detonación tendría consecuencias humanitarias catastróficas. Tenemos el interés común de reducir el riesgo de cualquier uso nuclear intencionado o no”, dijo el embajador para el control de armas de Finlandia, Jarmo Viinanen.
Ambos participaron en Ginebra en una reunión de la Conferencia de Desarme de la ONU, el único foro internacional que trata sobre este asunto y en el que se negociaron en el pasado acuerdos históricos para frenar la proliferación de armas.
Sin embargo, los trabajos de ese órgano están estancados desde hace una década debido a que los Estados miembros no consiguen acordar un programa de trabajo.
Suecia y Finlandia no son miembros de la OTAN, la alianza de seguridad transatlántica, pero en el contexto de la guerra en Ucrania han afirmado que la decisión de entrar o no a este club solo depende de ellos mismos, tras las amenazas de “repercusiones económicas y políticas graves” que ha proferido Rusia en caso de que optaran por este camino.
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Ambos países dijeron que a pesar de los problemas que adolece la Conferencia de Desarme sería la instancia ideal para buscar soluciones globales ante los riesgos de una nueva carrera armamentista y favorecer la reducción del riesgo nuclear.