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Alberto Montoya
Martes 11 de agosto de 2020 - 12:00 PM

Será posible

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Hace 29 años, Alfonso López Michelsen en su calidad de Director del Partido Liberal, me encomendó viajar a Medellín para tratar de buscarle solución a un conflicto entre dirigentes liberales y un joven aguerrido, terco y con claras ideas políticas, llamado Álvaro Uribe Vélez. Así conocí a Uribe y desde esa época entablamos amistad.

Nuestra amistad se fortaleció cuando fuimos vecinos de curul en el salón de plenarias del Senado, entre 1991 y 1994 y, posteriormente en el 2001, cuando apoyé su aspiración presidencial, a sabiendas de que las encuestas sólo le daban el 1.8% de intención de voto. En esos momentos Colombia estaba secuestrada por las FARC y el narcotráfico, que eran lo mismo, y algo que los jóvenes de hoy no vivieron e ignoran: no era posible salir de las ciudades por carretera, por los retenes armados y los secuestros masivos. Salir de Bucaramanga, en forma segura, solo era factible por vía aérea. El futuro del País era oscuro y reinaba el escepticismo.

Desde el inicio de su campaña planteó la “Seguridad Democrática” y la aplicó durante su gobierno, logrando golpear de manera contundente a la guerrilla, el narcotráfico y al paramilitarismo, devolviéndole la fe a los colombianos por su País. Atrajo la inversión extranjera, catapultó la economía y la generación de empleo. De otra parte, como elemento fundamental para lograr la paz, se propuso, infructuosamente, transformar la justicia y denunció, entre otras, la vinculación de algunos miembros de las Altas Cortes, con el narco Giorgio Sale.

Lo expuesto y mucho más, es lo que la extrema izquierda no le perdona a Uribe y ahora, con “la justicia”- que desde la toma del Palacio de Justicia y como estrategia la penetraron- busca sacar de la política al mayor escollo que jamás hayan tenido: URIBE. El gran reto de la CSJ es retornarnos la fe y credibilidad en esa Institución, actuando con transparencia para proporcionarle a Uribe la posibilidad de DEFENDERSE EN LIBERTAD.

Con serenidad debemos enfrentar este hecho y mirar el futuro con optimismo, rodear al Presidente Duque y que la polarización que este tema genera, se encause para despertar la conciencia nacional y lograr convencer a los vacilantes para que quienes ansiamos tener un País justo, equitativo y en progreso seamos una enorme mayoría, sobre quienes están en plan de destruirlo.

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