Algunos amigos celebraron la orden de detención proferida por el Corte Penal Internacional contra Putin por crímenes de guerra, relacionados con la deportación ilegal de niños desde Ucrania a Rusia. ¡Es una decisión histórica! Me dijo uno de ellos resaltando que era la primera vez que la CPI tomaba medidas contra un jefe de Estado en ejercicio. Sin embargo, creo que se trata de una decisión parcializada, ineficaz e inconveniente.
Es una decisión parcializada porque el CPI no ha procedido del mismo modo en conflictos como los de Libia, Irak o Siria en donde las intervenciones militares de la OTAN desestabilizaron países enteros, generando crisis migratorias de gran escala. Sin embargo, hasta la fecha, ningún jefe de Estado de los países OTAN con Estados Unidos a la cabeza, ha tenido que rendir cuentas ante la justicia internacional.
La orden de arresto contra Putin es en principio ineficaz porque no impide que estos traslados de población se puedan repetir en el futuro y también porque la posibilidad que Putin termine en el banquillo de los acusados depende de la cooperación internacional y ni China ni Estados Unidos, tampoco Rusia, son parte de la CPI luego, no tienen la obligación jurídica de cooperar o acatar sus decisiones.
Y mientras Putin podrá seguir tranquilo mientras no salga de Rusia, la orden internacional de arresto es inconveniente pues aumenta la tensión internacional en relación con la guerra en Ucrania, debilitando las posibilidades para una salida diplomática.
El conflicto que se da paralelamente en el territorio ucraniano y en los medios de comunicación occidentales que demonizan a Rusia mientras hacen vista gorda a la expansión de la OTAN y la Unión Europea amenazando las fronteras de Moscú; con esta cuestionable decisión de la CPI parece también ser ahora una guerra jurídica.
Mientras tanto, una Unión Europea alineada con la agresiva política exterior estadounidense anuncia que enviará a Ucrania un millón de proyectiles dándole el tiro de gracia a la posibilidad a cualquier esperanza de paz en el mediano plazo que, por el momento, solo es defendida por China.
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