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Alexander Arciniegas
Miércoles 19 de mayo de 2021 - 12:00 PM

Me duele Palestina

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El análisis de la violencia que se vive en Palestina no puede caer en la trampa que presenta a Israel como víctima. La escalada de estas semanas, la mayor desde 2014, tiene unas causas de largo y corto plazo.

De un lado está la política de colonización sionista en territorio palestino patrocinada inicialmente por Reino Unido y posteriormente, por Estados Unidos a pesar de la condena del derecho internacional y de crímenes de guerra que hoy investiga la CPI. Por otra parte, los actuales ataques de Hamas estuvieron precedidos de la violencia de colonos israelíes contra familias palestinas para sacarlos de sus casas en el barrio palestino de Sheij Jarrah en Jerusalén oriental.

Este despojo apoyado por la Corte Suprema israelí sin jurisdicción en Jerusalén este, llevó a una protesta de palestinos y cristianos en la Explanada de las Mezquitas brutalmente reprimida por Israel, dejando cientos de palestinos heridos y varios muertos y el incendio de la mezquita de Al Aqsa por radicales israelíes.

Los actuales bombardeos de la aviación israelí en desproporcionada respuesta a Hamás, mataron 60 niños y destruyeron infraestructura civil como el edificio que albergaba a la prensa internacional; hospitales y el acueducto de Gaza dejando a su población sin agua en plena pandemia. Envalentonado por la habitual complicidad estadounidense en el Consejo de Seguridad y la irrelevancia de la Unión Europea, Netanyahu promete ir hasta el final en una campaña militar que revive sangrientas arremetidas contra la Franja de Gaza como: Plomo Fundido en 2008; Pilar Defensivo en 2012 y Borde Protector en 2014. Así, el primer ministro derechista parece dar un paso más en su delirante idea del “gran Israel” llevándose por delante a cientos de hombres, mujeres y niños palestinos inocentes.

Netanyahu desatiende incluso los llamados del autoritario gobierno egipcio para detener la violencia y se arriesga a profundizar el caos con tal de sobreponerse a la derrota de Trump, a su impopularidad interna y de blindarse políticamente frente a la justicia que lo procesa por corrupción y abuso de poder. Me duelen los crímenes del sionismo en Palestina, pero más me duele la incapacidad de la comunidad internacional para ponerle freno a la locura israelí. Adenda: “Resiste como Palestina, lucha como Colombia y vota como Chile”.

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