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Diva Criado
Viernes 09 de abril de 2021 - 12:00 PM

Más vale tarde que nunca...

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El fallo del Consejo de Estado, que niega las pretensiones de la Tutela interpuesta por el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), en la que pide dejar sin efecto la condena impuesta por el Tribunal de Cundinamarca, de reparar los daños causados por los implantes mamarios defectuosos PIP, en una paciente de Cali.

Resultaba sorprendente que la justicia colombiana no tomara medidas sobre un producto médico que había sufrido un arrasador escándalo a nivel mundial por problemas de seguridad y casi dos décadas de prohibiciones en muchos países.

Después de muchos años, hasta ahora se reconoce la negligencia del INVIMA. Situación evidenciada mundialmente en el año 2000, cuando muchas mujeres estaban teniendo dificultades con la ruptura espontánea de las prótesis mamarias.

La Agencia de Administración de Drogas, Alimentos y Cosmética (FDA, siglas en inglés), emitió un concepto acerca de las prótesis, restringiendo su acceso al mercado americano. A raíz de estos problemas se iniciaron múltiples estudios en otras latitudes, que encontraron irregularidades en los materiales utilizados; sin embargo, las autoridades colombianas ignoraron las alertas internacionales.

Fue después del enjuiciamiento del Tribunal de Comercio de Toulon en Francia, que condenó a la firma alemana TÜV Rheinland, certificadora de los implantes, declarándola culpable por haber actuado con negligencia, frente a su obligación de controlar el proceso de calidad de las prótesis PIP, que el INVIMA suspendió el registro sanitario en 2010.

Los argumentos de la decisión del Tribunal, se fundamentan en las pruebas, que demostraron las omisiones en el proceso de autorización de la licencia otorgada por INVIMA. Encontraron que la entidad, máximo órgano de control y vigilancia de medicamentos del país, era administrativamente responsable por falla en el servicio, otorgando y posteriormente renovando el registro sanitario de las prótesis PIP.

Inquietante, la ligereza de la entidad en la revisión de las prótesis mamarias, dado que las consecuencias a largo y mediano plazo, han sido nefastas para las mujeres con estas prótesis mamarias.

Millones de mujeres en todo el mundo se hacen implantes, ya sea, por operaciones estéticas de aumento de pecho o por cirugías de reconstrucción tras una operación de mastectomía.

La mamoplastia es uno de los procedimientos más populares entre las mujeres colombianas y, aunque no se cuenta con cifras confiables, la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS) indica, que Colombia ostenta a nivel mundial, el cuarto lugar en la realización de este procedimiento. Le anteceden Brasil, México y Estados Unidos.

Hallazgos recientes de investigaciones globales y un creciente número de artículos de literatura científica, muestran la vinculación directa de los implantes mamarios “buenos” con desordenes inmunológicos y una rara forma de cáncer que ha cobrado la vida a miles de mujeres en el mundo, no quiero imaginar cómo estarán las que se implantaron las PIP.

Muchos de los peligros que llevaron a la prohibición de los implantes mamarios nunca desaparecieron. Los avisos de seguridad de la propia FDA, advierten que una de cada cinco pacientes con implantes mamarios se ven obligadas a retirarlas tras una década, debido a rupturas, desinflamiento y a la dolorosa contracción del tejido cicatrizante alrededor del implante, conocida como contractura capsular.

Indudablemente que este Fallo, sienta un precedente judicial en el país, y debe tener implicaciones positivas para miles de mujeres que se encuentran en la misma situación que la demandante caleña.

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