Obras de urbanismo que con gran pompa y costo dinerario han sido construídas en Bucaramanga en las últimas décadas, impulsadas por alcaldes que movidos por el propósito de dejarle a la ciudad su huella, han devenido en desatinadas construcciones que afean y vuelven nuestro paisaje urbano una sumatoria de sucios y pestilentes esperpentos.
¿Ejemplos? Las ciclovías construídas en la administración municipal de Rodolfo Hernández. Hoy, esas costosas “soluciones” urbanísticas son antiesteticas y apestosas trampas en las vías públicas y millares de bumangueses anhelan que sean derruidas por ser inútiles.
La ampliación que a las aceras de la carrera 33, en el sector de Cabecera del Llano (del parque San Pío a la calle 56) hizo la administración de Iván Moreno Rojas. Afearon tal vía y sector en grado sumo y lo volvieron “nido” de desordenado, sucio y maloliente comercio informal.
Las obras que se hicieron en la carrera 26, entre la calle 31 y la calle 37, en lo que llamaron “Paseo España”, en la administración de Alfonso Gómez Gómez. El diseño, en planos, pudo ser precioso pero, poner ladrillo en una vía vehicular transitada por vehículos, fue un desatino.
La obra de embellecimiento urbanistico construída en el “Mesón de los Búcaros” es un desacierto. Hacer allí una glorieta como solución al tránsito vehicular fue estúpido pues esa es la vía que obligatoriamente usan tractocamiones de cinco y seis ejes para tomar la carretera a Cúcuta y ver a gigantescos vehículos girar en círculo, compitiendo con autos, motocicletas, bicicletas, etc., quita la respiración.
Metrolínea, costosísima obra impulsada por el gobierno nacional de Álvaro Uribe Vélez, para transformar el transporte urbano masivo de pasajeros, tomó fundamentales vías arterias para construir corredores viales, paraderos, estaciones y terminales, que están hoy abandonadas; no fue solución y terminó mutando en adefesio de difícil solución.
¿Otra equivocación de buena fe? La peatonalización de la calle 35. El modelo de desarrollo capitalista impuesto al país en los años 90 del siglo XX provocó monumental subempleo, las gentes se lanzaron a las calles a buscar allí su subsistencia y terminó la ‘calle real’ de Bucaramanga convertida en un mercado apocalíptico de tenderetes, muy distinto a la hermosa alameda que soñaron sus diseñadores.
.... Y la lista es bastante incompleta.