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Eneas Navas
Lunes 19 de diciembre de 2022 - 12:00 PM

Calidad del servicio de taxi

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Para nadie es un secreto la variada calidad del servicio de transporte público en taxis, calidad que en pocos casos entusiasma y fideliza al usuario y que, en la mayoría de las experiencias, por el contrario, los convence de comprar su propio vehículo, los invita a compartir trayectos con colegas, compañeros y vecinos en el mismo recorrido sin pago de compensación... o los empuja a emplear medios alternativos no autorizados, informales o ilegales, cuando no -y eso sí que es bueno- a preferir la caminata.

Por lo anterior, estabilizar la calidad del servicio de taxis en un punto de satisfacción que enamore por su eficiencia, seguridad, comodidad, oportunidad y economía, es una tarea que debe ser guiada por quien sea la autoridad de transporte local subiendo o escalando, desde la base, las necesidades, las experiencias, las contradicciones que solamente advierte el usuario, las necesidades del conductor y su experiencia de vida, los anhelos del propietario del carrito y las aspiraciones del empresario sobre la sostenibilidad y la competitividad.

Así las cosas, la búsqueda de la solución debe abordarse desde diferentes aristas procurando la descripción plena del problema, a la que deberán sumarse las soluciones a la informalidad e ilegalidad, básicamente con emprendimiento y empleo o subsidio al desempleo para ellos, pero antes de todo, reconocer íntima y públicamente que existe una situación problemática que debe solucionarse, ya que, sin ese reconocimiento y convicción, estancados en la negación, como un barco sin capitán y timonel o una urbe sin autoridad de transporte comprometida y empoderada, nada se podrá hacer y para la navidad del 2023, estaremos en la misma o peor situación como ciudad, y la industria del transporte local en taxi, amenazada en su subsistencia.

De otra parte, en el ideal del servicio y en el de ciudad se cuenta con que la autoridad de transporte no abandone el control y vigilancia del servicio público dejándolo únicamente a la buena fe del vigilado, pues para ello está la fuerza de la ley, y porque en el ejercicio activo de las funciones de vigilancia y control, está la razón de ser de la institución sin que esto quiera decir que la presunción del empresario o de los actores del sistema deje de presumirse y siga gobernando sus acciones.

Con estos presupuestos, con nuevo muelle de partida, aportaré elucubraciones que podrían ser útiles incluso, para que se piense y concluya, lo contrario.

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